De garra admirable

Se despidió de Allariz, allí había nacido en 1949, y se fue a Vigo a los 15 años a estudiar en el Instituto Santa Irene, donde se encontró con el atletismo, sintiéndose felizmente atrapado (influencia, quizás, de su primo José Alberto que saltaba longitud en el Celta) y al instante surgía una notable calidad que le llevó a ser campeón de España infantil escolar de salto de longitud (también por entonces saltaba triple). Y unos años después, Francisco Suárez Canal se convertía en el mejor corredor del país en 400 metros vallas, plusmarquista nacional en cuatro ocasiones (llevó el récord desde 51.2 hasta 50.5), siendo tres veces campeón nacional (1969, 1970 y 1971). Vistió la camiseta de la selección española 19 veces.

Francisco Suárez Canal, en los Campeonatos de España de 1971 en Vallehermoso, donde quedó campeón de 400 metros vallas

Estaba en el Celta y alguna que otra vez corría 400 metros, por lo que, con motivo de una confrontación entre clubes, se pensó en él para los 400 vallas. Para nada se echó atrás. Los afrontó con decisión. “Hice una marca relativamente buena para aquella época”, comenta. “Hice, creo recordar, un minuto”, Ya no hubo forma de que no se pensara en él como vallista, aunque llegar a convertirse en un buen especialista como acabaría siendo años después le costó lógicamente dedicación y esfuerzo. “Tengo un problema en los pies, una malformación que me impedía tener una zancada un poquito mayor”. Francisco es un hombre alto, mide 1,86 metros, pero su estatura, por lo que cuenta, no jugó a su favor. Porque, entre las vallas, “la gente incluso que medía menos que yo hacía menos pasos”. Él, exactamente quince pasos. “Yo hacía siempre los mismos y atacaba siempre con la izquierda. Eso he tenido que aprender a hacerlo”.

Resulta que aquel talento visible en edad temprana no le abandonó, de ahí que cuando iba a iniciar sus estudios universitarios se encontró ya en Madrid becado en la Residencia Blume. Había llegado allí por decisión de José Luis Torres, pero aquel primer año lo empezó a entrenar el atleta Manuel Carlos Gayoso, dirigido a su vez por Torres. Desde luego no fue un comienzo del todo gozoso. “Tuve una lesión ese primer año. Me tuvieron que operar de una fisura en el pie”. Y una vez recuperado, se puso en manos de Bernardino Lombao, quien le había pedido a Torres que podía entrenarlo él.

Suárez Canal, por tanto, como especialista en vallas, considera que solo tuvo como técnico a Bernardino Lombao. ¿Qué papel juega entonces en su carrera la figura de Alfonso Ortega, el entrenador del Celta? “A Ortega le debo todo porque empecé con él. Ortega básicamente entrenaba a los fondistas y los demás hacíamos un poquito de todo…” Pero claro está, nada tiene que ver en su consagración de destacado vallista, al igual que sucede con Torres, aunque por ambos, como deja constancia, siente un enorme aprecio.

Hizo su aparición en los Campeonatos de España de 1968, ganando una de las semifinales y quedando cuarto en la final de 400 vallas (55.1), prueba en la que se impuso el pontevedrés Manuel Carlos Gayoso (52.8). Sin embargo, contribuyó a que el conjunto de Pontevedra acabara segundo en el relevo largo (3:17.0), con victoria de Barcelona (3:16.0).

Participando en la Universiada de Turín en 1970. Suárez Canal, tercero de derecha a izquierda

Un año después, en 1969, en la pista de tartán de Vallehermoso, Francisco Suárez Canal sumó el primero de los tres títulos nacionales de 400 vallas que conseguiría en su carrera. Su marca de la victoria fue 52.0, récord de los campeonatos, seguido de Luis López Solanes, 52.8, y Félix Delgado de Robles, 53.7.  Y Atletismo Español reflejó en sus páginas: “Los 400 metros con vallas sin Gayoso estaban prácticamente decididos a favor de Suárez Canal que por sus marcas, por sus condiciones y por su fuerza y buen entendimiento de la carrera está en trance de mejorar el récord de España. Es bueno el nivel de los tres primeros clasificados con clara superioridad de Suárez Canal y buen correr de López Solanes y Delgado de Robles”.

La plusmarca española de 400 metros vallas se agitó algo en 1970. Manuel Soriano, el 31 de mayo igualaba el registro que tenía Gayoso en 51.3. Y menos de un mes después, el 23 de junio, lo mejoraba Suárez Canal (pertenecía al Ministerio del Ejército) en una décima, 51.2.

Y estando así las cosas de ajustadas se llegó a los Campeonatos de España del mes de julio de 1970 en Vallehermoso, donde el de Allariz estuvo inmenso y superó su propio récord en dos ocasiones. Primero hizo 51.1 en la serie clasificatoria y después redondeó la jugada con un 50.6 en la final que le valió lógicamente el oro. Tras él quedó Soriano, 51.7, y algo alejado J.M. Louvelli, 53.2.

Fueron en general unos Campeonatos de España magníficos y el cronista de Atletismo Español destaca también esos 50.6 que, hasta aquel preciso momento, “valen un lugar entre los veinte mejores europeos”. Y en cuanto a Soriano, que sería el rival más poderoso con el que se topó en su carrera en casa el Suárez Canal de mayor esplendor, refleja la crónica que “cedió demasiado (…) ante el empuje arrollador de Suárez Canal”.

El de 1971 se presentaba como un año sugestivo porque, sobre todo, tenía en el horizonte los Campeonatos de Europa de Helsinki. ¿Llegaría a estar en ellos Suárez Canal? Cuando hubo que acudir a la principal competición nacional en Vallehermoso, en julio, el estado de forma del gallego era ideal porque acabó dándole otro mordisco a su propio récord. En principio, se impuso en la segunda eliminatoria con 51.5; se lo tomó con calma en las semifinales, tercero con 56.4, pero afrontó la final con total decisión y su triunfo se vio acompañado con un registro de récord, 50.5; la segunda plaza la ocupó Soriano, 50.7, y la tercera, Solórzano, 52.5.

Con el dorsal 211, compitiendo en Madrid

Pedro Escamilla se extendió lo suyo para analizar con cierta meticulosidad los 400 metros vallas de los Campeonatos de España en Atletismo Español. “Francisco Suárez Canal”, escribe Escamilla, “me dio la impresión, en la serie, de estar demasiado agarrotado. Corrió crispado tal vez porque pretendía mejorar el récord en su primera salida. Le vi bien la semifinal, corrida en plan clasificatorio y “rodando” a quince pasos con suavidad. La final fue muy hermosa, porque tanto él como Manuel Soriano hicieron la mejor carrera de vallas vista en el país entre nacionales. Los dos tuvieron errores en la última recta, y sin ellos tal vez el récord nacional sería ahora mejor en algunas décimas. Soriano parece mejor adaptado este año que el pasado, y su paso sobre el obstáculo está bien medido. Diría que en técnica supera ligeramente a Canal, pero éste tiene una garra admirable y sabe pelear a conciencia. El nuevo récord nacional, con 50.5, indica una determinada categoría internacional. Lo único que se me antoja pensar es si Suárez Canal, sometido a la tortura de las eliminatorias, cuartos de final y semifinales de un campeonato continental, tiene energías bastantes para pelear, cada vez con más fuerza, en esa dura criba. Tal vez podamos verlo en Helsinki, si merece la selección, que parece que sí”.

Por supuesto que Suárez Canal fue seleccionado para estar presente en los Campeonatos de Europa de Helsinki, aunque no se pudo saber –como pretendía Escamilla- si sería lo suficientemente fuerte para ir superando dificultades y llegar al final con más empuje todavía. Y es que Suárez Canal fue eliminado a la primera. Un visto y no visto. Se clasificaban para continuar en la pelea los cuatro primeros atletas y él finalizó en quinto lugar en la tercera serie. Hizo 51.8, dejando tras él a Scharer (Gran Bretaña), 52.0, Giovanardi (Italia), 52.0 y Matos (Portugal), 52.3. La victoria fue para Rudolph (RDA), 50.5. Y lo mismo que a Suárez Canal le sucedió a su compañero Manuel Soriano. Intervino en la cuarta serie y acabó igualmente en quinta posición con 51.4.

Todavía le quedaba por acercarse, aquel año de 1971, a los Juegos Mediterráneos de Esmirna, donde se colgaría la medalla de bronce en 400 vallas, acabándolos en 51.4. Soriano, con 51.2, fue plata y el oro se lo adjudicó el griego Tsortzis, 51.0. No le produjo mayor satisfacción a Suárez Canal subirse al podio de una competición que considera de rango menor por la calidad y cantidad de los participantes. Comparando, prefiere sin ningún género de duda el quinto puesto que alcanzó en la Universiada de Turín (1970) que el tercero de Esmirna.

Cerrada lucha en un mitin madrileño. Penúltima valla. Francisco Suárez Canal, con barba, intenta dar caza a Manuel Soriano, lo mismo que Stukalov

Después de haber conseguido tres títulos nacionales consecutivos, lo que siguió fueron tres subcampeonatos igualmente consecutivos (1972, 1973 y 1974). Cambió, pues, el oro por la plata, que no está mal. En 1972 sus 51.2 fueron inferiores a los 49.8 de Manuel Soriano quien, a su vez, le arrebataba la plusmarca española de 400 vallas. Y ese año, por culpa de una lesión, no pudo estar en los Juegos Olímpicos de Múnich, a los que sí asistió Soriano. “En mayo estuvimos entrenando en Alemania muy fuerte y a la vuelta, en una competición, tuve una rotura de fibras bastante gorda y estuve prácticamente mes y pico parado con lo cual no me dio tiempo ya a llegar”.

Lo vivido en los Campeonatos de España de 1972 se reprodujo exactamente igual en 1973, con la particularidad de que la competición fue en Barcelona y no en Madrid. Soriano (50.5) fue el campeón y Suárez Canal (52.2), subcampeón; tercero quedó F. Juanes (52.6).

Y en 1974, de nuevo en Vallehermoso y tras ganar una de las series (hubo seis) con 51.8 y una de las tres semifinales con 53.1, se vio superado en la final por Ramón Ávila, 51.4., mientras él hacía 51.7 y M. Ruiz, tercero, 52.3. Escamilla le dedicó unas cuantas líneas en Atletismo Español: “Una de las bonitas sorpresas se produjo en los 400 metros vallas. Había dos favoritos para el título, Suárez Canal y Marceliano Ruiz, pero ya en la semifinal se vio que quien marchaba muy bien era el vizcaíno Ramón Ávila. Y aunque Suárez Canal hizo el mejor tiempo, se esperaba la prueba decisiva para desvelar dos incógnitas: una, si el céltico era capaz de bajar de los cincuenta y un segundos; otra, ver si entre Marceliano y Ramón salía algo capaz de impulsar al gallego a realizar mejor registro. Las semifinales fueron una especie de transición ante la final. Doce atletas bajaban de 56.0 y a la final iban los más calificados. Y se produjo un par de sorpresas: el juvenil Horcajada batía el récord de los menores de dieciocho años con unos soberanos 52.6 y Ramón Ávila dominaba a Suárez Canal de punta a cabo. Tal vez el gallego se confiase, pero es que si el vasco no tropieza con la última valla, quizá ahora tuviésemos otro hombre con mínima para Roma”.

Finalizando el Maratón de Madrid

Salvo los meses en que realizó la mili y estuvo obviamente en el poderoso equipo del Ministerio del Ejército, casi todo su tiempo sobre las pistas transcurrió vestido con los colores del Celta. Debido a una lesión, que le obligó a operarse, “tuve una luxación en el dedo del pie”, abandonó el atletismo hacia finales de los años 70. “Lo dejé como competición. Después seguí corriendo y me llamaron del Canguro. Pertenecí al Canguro porque tenía y sigo teniendo muchos amigos allí”. Y volvió, claro, a correr en plan lo más serio posible para defender a su nuevo club, aunque estuvo poco tiempo en él. Y alardea satisfecho: “He corrido dos maratones”. Pero no se quedó ahí su proeza. Experimentó en prácticamente todas las pruebas que existen. “Del calendario olímpico la única que me debió quedar es 3.000 obstáculos. Todo lo demás lo he hecho”.

Francisco Suárez Canal, que ejerció la medicina después de haber estado trabajando como biólogo, es el mediano de tres hermanos, todos ellos, curiosamente, atletas también y del Celta. José Luis, el mayor, llegó a saltar 6,64 metros en longitud, y Alfredo, muy conocido por dedicarse a la política, habiendo sido diputado en la Xunta y conselleiro de Medio Rural, fue campeón de España juvenil de cross con el conjunto céltico y corría, por ejemplo, los 200 metros en 23.6, los 400 en 51.0 y los 800 en 1:56.4.  Y célticos también fueron sus primos José Alberto y Alfonso García, saltadores ambos de longitud y triple.