Ya en octubre de 1915, en el Real Vigo Sporting bullía la idea de organizar una carrera de cross-country, de tal manera que poco antes de finalizar el año trabajaba en ello una comisión de la entidad constituida por Ventura Lago, Enrique Bantle y Manuel de Castro. Los organizadores se proponían que esta novedosa competición resultara “tanto o más brillante que las de igual género celebradas en Barcelona, Bilbao y San Sebastián”, según recoge Faro de Vigo. Entre los numerosos premios acaso sobresaliese la estimulante aportación de José Curbera, presidente del Real Vigo, dispuesto a costear el viaje a Madrid al vencedor para que pudiese intervenir en el campeonato nacional (después se le ofrecería acudir a una prueba fuera de Galicia porque la que fue primera edición de la cita nacional se disputó el 6 de febrero de 1916 y la carrera de Vigo no se llevó a cabo hasta el 9 de abril de ese mismo año).
Entre el medio centenar de jóvenes que participaron en el cross vigués (primer Campeonato gallego) figuraba Joaquín Freijeiro, quien habría de tener un especial relieve en la construcción del atletismo en Galicia. Pero el ganador fue José Castillo, un joven de diecisiete años que estaba empleado en las oficinas del ferrocarril. Pertenecía al Real Vigo Sporting, conjunto vencedor que contaba además con Saladino Pereira, Emilio Simón y Avelino Díaz y con la aportación de Steimbruggen, del Sport Germania. El trayecto de cinco kilómetros, también sobre superficie urbanizada, tuvo casi siempre en cabeza a Darío Cobas, integrante del Gimnástica, que acabaría segundo al ser superado por un rápido Castillo en el tramo final, diciéndose de este que “pasó sonriente por todos los controles sin demostrar la menor fatiga” y que había llegado a meta “tan sereno y pisando tan firme que hubiera corrido aún algunos kilómetros más”.
Aquella mañana del 9 de abril se había presentado “con cara hosca” pero ni lo nublado del día ni los intermitentes chaparrones arredraron a la gente. La calle Policarpo Sanz estaba repleta y el entusiasmo se extendía por todos los demás lugares del recorrido, “especialmente en el Castro y calle de Urzáiz…”
El nombre de Daniel Nieto se apoderó del firmamento atlético gallego en 1917 ya que además de hacerse con el título de Galicia de cross el 28 de enero en la competición organizada nuevamente por el Real Vigo Sporting, se hizo notar en otros enfrentamientos. Como el que hubo el 16 de abril en Ourense donde “a pesar del mal estado de la carretera a causa de las lluvias” cubrió los cinco kilómetros estipulados en 19 minutos. El Club Español de Vigo, el que defendía Daniel Nieto, se mostró superior porque situó a Luis Martínez en segunda posición y a Saladino Pereira en la quinta.
No habían transcurrido ni veinticuatro horas de felicidad para Daniel Nieto cuando se supo que un vecino de Ourense que no había podido correr, Matías García, desafiaba con todas las de la ley al triunfador “a una carrera de velocidad y resistencia”, en la forma que decidiera, aportando quinientas pesetas. Daniel Nieto, cortésmente contentó que debía proponérselo a su club ya que sin su autorización él no podía aceptarlo. Y de inmediato, en aquel ambiente un tanto sorprendente, surgió un retador más para ponerle las cosas complicadas al decidido vecino de Ourense. Gabriel Pérez, mecánico en Vigo, después de felicitar a Nieto por su triunfo ponía encima de la mesa dos mil pesetas para vérselas tranquilamente con Matías García ya fuese en una pugna de velocidad o de resistencia.
Cuando el Club Victoria de Lavadores puso en escena un cross el domingo 8 de julio, entre los veintisiete corredores presentes estuvo Daniel Nieto. Para él fue el triunfo, con sus compañeros del Club Español adjudicándose también buenos puestos: Antonio Acuña, segundo; Lino Martínez, cuarto; Saladino Pereira, quinto… El Club Español fue el mejor grupo y la fortuna no dejó de estar de su lado cuando a otro de sus componentes, Joaquín Freijeiro, le tocó en un animado sorteo un décimo de la lotería nacional. El club organizador obsequió “espléndidamente con licores y pastas” a los atletas e invitados.
La brillante trayectoria que llevaba Daniel Nieto aquel año la completó con otros triunfos esta vez en pista. Primeramente en el recinto de Monelos, en A Coruña, el 20 de julio, en los denominados “Juegos Olímpicos” organizados por el Real Club Coruña, se impuso en la carrera de 1.500 metros. Y ese mismo mes, el día 29, en un festival en el campo vigués de Coia, se midieron igualmente en los 1.500 “notables” corredores como Steimbruggen, Wolters, Dimas, Bilbao y Nieto. Del campeón gallego, que fue el vencedor, se manifestó que “hizo un recorrido estupendo, pisando la meta sin mostrar el menor cansancio”, a lo que se agregó que “es un corredor que está entrenadísimo” y al que “le esperan muchos triunfos en el pedestrismo”. Y tanto que fue así. Porque el 24 de febrero de 1918 revalidó el título gallego en la carrera a la que le continuaba dando impulso el Real Vigo. Y acudiría Daniel Nieto a Ourense para dejar su sello de campeón en mayo, en un nuevo cross organizado por la sociedad Victoria F.C. al que concurrieron una treintena de atletas de Vigo, Monforte y Ourense. De Daniel Nieto, ganador, se escribió que “no solamente es (…) nuestro más formidable corredor regional, sino un capitán que sabe hacer equipo y conducirlo a la victoria”. Porque además de la primera plaza, los jóvenes del Real Vigo se apoderaron de la tercera, la cuarta y la sexta por medio de Vicente Meijide, Osvaldo Vázquez y Antonio Feijóo, respectivamente. Para el grupo fue la “hermosa copa de plata regalada por el Rey don Alfonso, con las cifras reales en relieve”. Y tanta euforia colectiva se rubricaría pocos días después con un “banquete” en honor de todos ellos “en el Hotel Europa”.
La actividad del cross se iba asentando poco a poco en Galicia y Vigo mantenía el liderazgo de la iniciativa (así habría de ser con el transcurrir de los años. Desde 1916 hasta 1935 el torneo para decidir el campeón gallego se celebró de manera exclusiva en la capital viguesa, aunque hubo cinco años que no se disputó). En 1919 pareció coger la antorcha el Club Español y se puso en faena organizativa. El 19 de enero, en Bouzas, hubo una carrera como antesala del “gran” cross y que fue ganada por Santiago Martínez, un nombre que habría de tenerse muy en cuenta cuando se llegaba a la década de los años veinte.
Fue en mayo cuando se vieron satisfechos tantos desvelos del Club Español poniendo a correr una docena de kilómetros a una veintena de atletas el domingo 18, en lo que se determinó como Campeonato gallego. Santiago Martínez, que defendía los colores del Club Español, se adjudicó la victoria, clasificándose a continuación Marcelino Castro y José Rey, del mismo equipo.
En distintas demarcaciones el cross también se iba haciendo visible. Como sucedió en A Coruña donde se presentaron, en mayo, atletas del Oza-Coruña, Artesanos de la Silva, Unión Sporting y Agrupación Atlética Coruñesa. Los tres primeros clasificados pertenecían al Oza-Coruña: Ramón Cotelo, Juan Cancelo y José Cotelo. Y en Pontevedra, en una prueba organizada por la sociedad Hispania Sporting Club, en junio, el que se impuso fue el españolista Marcelino Castro, seguido de su compañero José Rey, con Francisco Gayoso, del Suevia, en tercera posición.
El de 1920 fue un año animado e históricamente significativo dado que, por primera vez, acudió la selección gallega a competir en el campeonato nacional. Pero vayamos por partes. Nada más iniciarse la década, el Suevia Sporting Club daba cuenta de los preparativos de un cross con vitola de campeonato regional. Acabó disputándose el 25 de enero después de un par de suspensiones, recayendo el triunfo en un hombre de la entidad, Marcelino Castro. Al mismo tiempo era el Club Español, como vigente campeón de Galicia, el que anunciaba una primera carrera con la pretensión de “preparar un equipo (…) que represente a nuestra región” en el certamen nacional que habría de tener lugar en marzo en Bilbao. Y entonces se enzarzaron en la prensa Suevia y Español, diciendo el primero que los aplazamientos de su cross fueran debido a la solicitud de algunos clubes por tener algo más de tiempo para entrenarse y no como había señalado el Español (este no se presentó a la prueba del Suevia) de que lo habían hecho porque así se quedaban sin el concurso de su campeón Lino Martínez por tener que desplazarse a Zaragoza. Este aspecto lo negaba el Suevia afirmando que ellos ignoraban cuándo iba a viajar dicho corredor.
En todo caso, la polémica concluía con un reto por parte del Suevia. Mostraba su intención de “enviar su modesto equipo” a Bilbao y allí, “en terreno neutral”, se podría demostrar quién de los dos era más caballero y deportista.
El hecho de saberse que estarían los atletas gallegos compitiendo con los mejores corredores del país avivaba el interés. La revista Vida Deportiva recibió el cometido de la Federación Vizcaína de seleccionar los representantes gallegos que acudirían a Bilbao. Y a tal fin, Vida Deportiva constituyó una comisión integrada por dos personas del Club Español, otras dos del Suevia y dos más de la citada publicación. Se acordó que la formación gallega correría con el nombre de Galicia Pedestrista y llevaría “un jersey blanco con la cruz de Santiago en el pecho” y un pantalón “azul claro”.
Con este aliciente, el cross que iba a organizar el Club Español para otorgar el título gallego se presentaba de lo más interesante. El domingo 14 de marzo acudieron a la lucha, con salida y llegada en el campo del Real Vigo en Coia, cuarenta atletas, predominando los pertenecientes al Club Español, Suevia y San Andrés de Comesaña. El periodista Manuel de Castro, Handicap, escribiría que había sido un cross que “no solo acredita al Club Español de saber hacer estas cosas, sino a una población de saber fomentar y cultivar los deportes…” Y de quien resultó vencedor, Santiago Martínez, atleta del club organizador, comentó que su entrada en el recinto “fue triunfal, dando una vuelta al campo bajo una ovación cerrada de la concurrencia, rendida de admiración ante el brillantísimo recorrido de nuestro ídolo; porque, señores el gran Santiago es el ídolo de las gentes que gustan del cross en Vigo”.
Se alaba también la buena preparación de los atletas del Suevia que ganaron el premio por sociedades, correspondiéndole por lo tanto la Copa de S.M. el Rey de España. Francisco Gayoso, Luis González y Antonio Feijóo se clasificaron segundo, tercero y cuarto.
De quienes defendieron al club San Andrés de Comesaña, el subcampeón, se apunta que “se “doctoró” en estas cosas”. “Un grupo de sanotes muchachos que se llevó las simpatías del público y que vinieron, como en las Vascongadas, desde el rural a decir a los de la población que ellos también son “crossmen”´. El mejor de todos ellos fue Alfredo Fernández, quinto clasificado, y Eusebio Freiría acabó en séptima posición.
Tras ser preseleccionados los ochos primeros atletas en meta, tuvieron que afrontar siete días después otra carrera en Vigo de doce kilómetros y de cuyo montaje se encargó Vida Deportiva para confeccionar la selección definitiva. Fue una prueba, como relató Handicap, “dura y penosísima, una verdadera preparación de resistencia” y de la que se extrajo los siguientes nueve hombres para Bilbao: Santiago Martínez, Benito Rodríguez y Fernando López, del Club Español; Antonio Feijóo, Lino González y Francisco Gayoso, del Suevia; Eusebio Freiría y Antonio Figueirido, del Comesaña; y Delmiro Pascua, del Athletic de San Lorenzo. Pero cuando llegó la hora de la verdad no pudo acudir a la batalla bilbaína el campeón gallego Santiago Martínez, lo que supuso una sensible baja.
Antonio Feijóo, en el puesto 47º, fue el mejor de los atletas gallegos en esta quinta edición del Campeonato de España. Triunfó el madrileño Julio Domínguez en una carrera de casi doce kilómetros por los alrededores del campo de San Mamés y en la que tomaron parte unos dos centenares de corredores, de los cuales llegaron a meta 137. Galicia, en su debut, acabó en sexta posición siendo la Federación de Vizcaya la ganadora.
Con Enrique Bantle dirigiendo ya la Federación Gallega de Atletismo cuando se daban los primeros pasos en 1921, el objetivo estaba centrado en organizar algunas carreras para pulir atletas que tendrían como colofón el campeonato nacional en Santander. Mediado el mes de febrero, una primera competición contó como ganador a Benito Rodríguez, del Germania, seguido de Luis Correa, del Athletic de San Lorenzo, y Manuel Amigo, del Comesaña Sporting Club. Y posteriormente se convocó alguna otra competición dándole relieve a la que el órgano federativo encomendó organizar al Comesaña, diciendo Handicap que se había “recibido y aceptado el encargo con verdadero entusiasmo” y también sentenciaba: “… una de nuestras más importantes aldeas va a contribuir con todas sus fuerzas, que por ser modestas son más de apreciar, a mejorar y estimular corredores para el campeonato nacional”.
La fecha fijada para que el Club Español se aplicara en la organización del Campeonato gallego de campo a través fue el 20 de marzo, con salida y meta en el recinto del Real Vigo en Coia. El Club Español tuvo un rasgo de indudable generosidad al entregar la Copa del Rey a la Federación Gallega para que la utilizase como premio en la competición en la que habría de escogerse los seis atletas que representarían a Galicia en Santander. Esta Copa del Rey la acabó conquistando el Comesaña al conseguir el primer puesto como entidad. El título individual se lo adjudicó Benito Rodríguez, del Germania, destacando igualmente en la carrera Luis Correa, Eusebio Freiría, Manuel Amigo, Fernando López y Antonio Feijóo.
La sexta edición del Campeonato de España de cross se llevó a cabo el 27 de marzo con triunfo del guipuzcoano José Andía, del que se mencionó haber dado un recital de buen correr. Participación numerosa (se clasificaron 134 atletas) y casi once kilómetros y medio de recorrido. El esfuerzo de los gallegos les situó en la séptima posición por federaciones, siendo la mejor la de Guipúzcoa.
A esta cita santanderina acudió Manuel Domínguez, tesorero de la Federación Gallega, quien resaltó la ausencia del campeón gallego Benito Rodríguez y de otros destacados especialistas como Santiago Martínez o Gayoso; pero a pesar de ello, dijo, “teníamos alguna esperanza en los que fueron”. Se contó con la presencia de Feijóo y Correa, del Athletic de San Lorenzo, y Amigo, Figueirido y Costas, del Comesaña Sporting Club. Recordó que, de estos cinco, el que “más facultades” había demostrado en las pruebas preparatorias de Vigo había sido Feijóo. Por eso se confiaba en él. “Y tuvimos esta creencia hasta después de haber recorrido la mitad del trayecto, durante el cual fue siempre en octavo o noveno lugar”. “Pero la fatalidad nos persiguió”, se lamentó. Feijóo sufrió dolores de estómago y tuvo que detenerse, perdió una docena de puestos y se presentó en la meta después de que lo hubieran hecho sus compañeros de equipo. “El primer gallego que pisó la meta fue Correa”, señaló Domínguez, aunque no quedó entre los cincuenta primeros.
No habrá que negar el entusiasmo mostrado por los dirigentes de la Federación Gallega en 1922 cuando programaban unas cuantas carreras que sirviesen de entrenamiento para quienes tenían en su pensamiento el Campeonato gallego. Sin embargo, ese año no se disputó y no hubo, claro está, campeón gallego. De todos modos de lo que se habló permanentemente fue de poder acudir al torneo nacional de marzo en Alicante, y desde el seno federativo dejaban constancia de que contaban con un buen equipo y si se reunía una cantidad de dinero suficiente “para sufragar gastos de viaje y estancia”, allí estarían. Pero no parecía estar muy convencido Handicap al afirmar en Faro de Vigo que los corredores “de ciudad son ya escasísimos”, como si se los hubiesen “llevado otras distracciones”.
Como atletas hubo y la gente se volcó con donativos para ellos, un grupo de gallegos pudo estar el 5 de marzo en Alicante. En la carrera que ganó el guipuzcoano Miguel Peña quedaron, sin embargo, demasiado ensombrecidos al ser Galicia la última federación, aunque empatada a puntos con Levante. Guipúzcoa, Cataluña y Castilla coparon los tres primeros lugares.
En ese momento se hizo notar en la prensa el conocido dirigente Manuel Domínguez preguntándose si era o no Vigo una ciudad a la que calificar de deportista, poniendo énfasis en la petición de ayuda que había hecho la Federación Gallega para desplazar sus atletas a Alicante. Reconocía que había habido gente que contribuyera “en la medida de sus fuerzas” a que esto fuera una realidad. “Pero una inmensa mayoría”, explicaba Domínguez, “lo vio con indiferencia y hasta calificándolo de chiquillada”. Y finalizaba: “Por fin, los corredores gallegos fueron a Levante, pero para ello tuvo la Federación Atlética que recurrir a algunas personas que son las que siempre se sacrifican ante la indiferencia de los demás”.
El viento no sopló de cola en 1923 para el atletismo gallego. Ni hubo campeón ni representación en el octavo torneo nacional de San Sebastián el 29 de abril. En este sentido, el dirigente federativo Joaquín Freijeiro habló de nuestra “flaqueza deportiva” al no haber podido concurrir a la capital donostiarra. Negó cualquier culpabilidad federativa por esta ausencia explicando que, “con la ayuda de unos buenos deportistas”, ya habían sabido desafiar “la enorme indiferencia con que se ve aquí todo lo que sea atletismo y pedestrismo” al estar presentes en los certámenes de Bilbao, Santander y Alicante.
Pero en el caso de esta última cita en Donostia, torneo por cierto que se le había encomendado en un principio a la Federación Gallega, habló Freijeiro de solicitud de apoyo y que, “salvo contadísimas excepciones”, nadie “prestó su adhesión al desinteresado llamamiento”.
Terminando ya 1923, el atleta del Comesaña Benito Fernández se convirtió en un permanente ganador en las ocasiones a las que convocaban a correr los federativos gallegos. En realidad, los elogios, en aquellos momentos, se extendieron al colectivo de atletas que aportaba el Comesaña. “Acuden siempre en gran contingente para dar la sensación de su poderío físico”. En una convocatoria el 19 de diciembre, Benito Fernández se vio escoltado en el éxito por sus compañeros Higinio Alonso e Indalecio Moreira; y nuevamente volvió a ganar el día 23, escribiéndose que en cada prueba que participa “aporta un mayor rendimiento físico, demostrando de este modo su buena forma para los acontecimientos que se avecinan”. Esta vez sus compañeros de equipo más avezados fueron Indalecio Moreira y José Costas.
Un nuevo campeón gallego se subió a lomos de la historia en 1924: Pedro Cagigao, componente del Arenas de Ferrol. Aquel 27 de enero pareció que el feliz desenlace podría estar reservado a algún atleta del Comesaña por la manera de dominar al inicio de la carrera (de hecho este conjunto se clasificaría primero), pero individualmente no fue así. Pedro Cagigao “apretó de tal modo en los dos últimos kilómetros que al llegar a lo alto de Peniche y divisar el campo, en pleno esfuerzo, se deslizó velozmente por entre el público apareciendo como por encanto en Coya que lo acogió con una ovación formidable, indescriptible. Corrió la vuelta al campo bajo un clamor unánime y una admiración general”, relata Faro de Vigo. Hizo el recorrido en 38 minutos y 05 segundos, situándose tras él Indalecio Moreira (Comesaña) y Luis Correa (Athletic). Los tres estarían en el conjunto de seis hombres que Galicia llevó al Campeonato de España en Madrid el 24 de febrero. No hubo brillo para ninguno de ellos. El equipo gallego ocupó la última posición entre ocho selecciones participantes.
Volveríamos entonces a un tiempo oscuro, de futuro incierto, sin relevancia. Durante tres años, 1925, 1926 y 1927, ni se disputó el Campeonato gallego ni hubo posibilidad de codearse con lo mejorcito del cross a nivel nacional. Muy significativa fue la nota que hizo pública la Federación Gallega en febrero de 1926 renunciando al Campeonato de España en San Sebastián “por no existir actualmente en Galicia corredores en condiciones de poder aspirar a una clasificación lucida”.
La delicada situación del momento la reflejó con claridad Handicap en diciembre de 1927 cuando se despejaba algo el horizonte con un primer cross de la temporada en terrenos de San Andrés de Comesaña. Escribía el periodista que las carreras de campo a través “pugnan por resurgir en este sector de la región, donde tanta brillantez alcanzaron en tiempos pretéritos”. Ese cross contó con escasa participación y el triunfo de Benito Fernández.
Ya en 1928, el cariz fue muy distinto y el Real Club Celta preparó con esmero una carrera el 15 de enero con más de cuarenta candidatos al triunfo entre los que figuraban “los atletas que envía la Escuadra inglesa surta en el puerto”. Benito Fernández, del Comesaña, se haría con la victoria, siendo segundo su compañero de equipo Álvaro Fernández, “un corredor de admirable contextura atlética y de bonito estilo” y que escribiría ese año su nombre como ganador del Campeonato gallego el día primero de abril. Al contar el cross céltico con ese rasgo internacional se hace necesario reflejar que los marinos británicos Cook y Hill arribaron a meta en posiciones de podio a un centenar de metros del vencedor.
También tendría su relevancia la carrera organizada por la Gimnástica de Pontevedra el 22 de enero, con presencia de vigueses que estuvieron bien acompañados. Handicap habló de una “deliciosa excursión” realizada en el Plus Ultra, el autocar que “un día paseó al Celta victorioso, a través de los campos de football de la primera división…” El autocar iba “repleto de entusiastas” y desconociendo todos ellos que allí iba un solo atleta, Ángel Lázaro, que curiosamente habría de ser el ganador.
El cross de cinco kilómetros, calificado por Handicap como “maravilloso”, contó con 48 corredores. “Volando salieron del campo del Eiriña y volando volvieron a él, siendo el primero en aparecer y partir la cinta de meta, el madrileño Ángel Lázaro, que corría por el Celta”. Tras él apareció, “en pelotón, el equipo de San Andrés. Los maillots rojos de los del Comesaña…” Eusebio Freiría, Benito Fernández e Higinio Alonso fueron segundo, tercero y cuarto y le aportaron a su club el primer premio.
Quedó dicho que hubo ese año 1928 Campeonato gallego por lo que se recuperaba así una prueba trascendente; sin embargo, no hubo atletas de Galicia en el torneo nacional de Santander el 25 de marzo. El comité directivo de la Federación Gallega justificó la ausencia por no ser capaz de “solucionar la parte económica (…) que se precisaba disponer para la concurrencia…”
Cuando llegó el día para que los atletas comparasen fuerzas luchando por el título gallego en 1929, hecho que sucedió en Vigo el 17 de febrero, el atleta que parecía más capacitado para conseguirlo era Benito Fernández, del Comesaña, por haber sido el ganador de dos carreras previas; claro que en ninguna de las dos había participado Cándido Fernández, también del Comesaña, que fue quien en definitiva pudo gozar del referido galardón (repitió triunfo en 1930 y 1931) convirtiéndose en una estrella, posiblemente en el mejor fondista de aquella época.
Los 56 atletas participantes salieron del estadio de Balaídos para afrontar un recorrido de ocho kilómetros. Si Cándido Fernández fue el ganador y “corrió con un corazón enorme”, para Handicap la figura fue Francisco Vidal, de la Sociedad Atlética de Vigo, segundo clasificado, un corredor “que empieza y que acusa una fibra admirable y un estilo que ha llamado poderosamente la atención”. Refiere el periodista que hubo, en la llegada al estadio, una situación confusa que “hizo perder a Vidal algunos segundos”. De no haberse producido, “es muy posible que viéramos en la pista la disputa del campeonato al sprint” entre los dos primeros.
Lo que también observó Handicap fue que los veteranos de San Andrés de Comesaña “continúan siendo los “amos” a fuerza de facultades” pero que existe una “inmensa pléyade de jóvenes que abrazan este deporte y que de continuar cultivándolo han de sobrepasar a sus vencedores…” Tras Cándido Fernández y Francisco Vidal se clasificaron Eusebio Freiría (Comesaña), Benito Fernández (Comesaña), Celso Romero (Comesaña), Manuel Casalderrey (Gimnástica), José Dopico (A.A. Coruñesa), Manuel Rodríguez (S.A. de Vigo) … El equipo ganador fue el Comesaña.
Los elegidos por la Federación Gallega para acudir a Gijón al Campeonato de España el 24 de febrero fueron: Cándido Fernández, Francisco Vidal, Eusebio Freiría, Benito Fernández, Manuel Casalderrey y José Dopico. Como se produjo la baja de Cándido Fernández su sustituto fue José Mera. De estos corredores, sin embargo, no parecían estar muy convencidos los federativos ya que dijeron que carecían de “talla suficiente” para estar en un torneo de ese calibre “en el cual les espera un modestísimo papel”. Para los dirigentes, esta presencia solo tendría “el mérito de indicar que en Galicia se trabaja por la creación de pedestristas de esta especialidad y que la región gallega desea cooperar al cross nacional…”
En la carrera, ganada por el vizcaíno Jesús Oyarbide, Benito Fernández finalizó en el puesto 29º entre 75 corredores clasificados. En el plano colectivo, Galicia fue última, ocupando Vizcaya el primer puesto.
A Vigo se le otorgó en 1930 la organización del campeonato nacional de cross y lo preparó de manera concienzuda. Con un presupuesto aproximado de doce mil pesetas, desde Galicia se consiguió que la Confederación Nacional de Atletismo, después de consultarlo con las regionales, accediera a celebrarlo por la tarde (hasta entonces siempre había sido de mañana) el 23 de febrero. Para realzarlo, la Sociedad Colombófila de Oporto envió dos mil quinientas palomas para la ceremonia inaugural en el estadio de Balaídos, donde hubo atletas de nueve regiones. Presenciar el acontecimiento no fue gratis: la entrada más cara era la de preferencia: 2,50 pesetas.
Pero una semana antes de vivir tal explosión de júbilo hubo que decidir quién se erigía en campeón gallego. Además de los corredores vigueses estuvieron en la pelea los de Pontevedra pero no así los de A Coruña, explicándose en Faro de Vigo que los de la Agrupación Atlética Coruñesa daba la impresión de no querer entender “de estas cosas que afectan al buen nombre de toda la región”. Los 35 atletas que compitieron pertenecían a la Gimnástica de Pontevedra, San Andrés de Comesaña, Sociedad Atlética de Vigo y Exploradores de la ciudad olívica.
En algo menos de 35 minutos hizo Cándido Fernández el recorrido de 9.100 metros para convertirse en campeón. Fue el más eficaz de los hombres del Comesaña, conjunto que arrolló copando las cinco primeras posiciones. Los “finlandeses”, “como les denominan en el ambiente atlético”, escoltaron a su figura por este orden: Francisco Vidal, segundo; Benito Fernández, tercero; Eusebio Freiría, cuarto; y José Serodio, quinto.
Y llegado el instante de la congregación de los mejores corredores del país en la ciudad olívica, Handicap sentenció: “Esa fecha del 23 de febrero será recordada siempre como la más grandiosa en el deporte vigués, y eso que nuestro rico historial tiene registrados verdaderos acontecimientos deportivos”.
Se dijo que el estadio “se llenó como no lo estuvo nunca” en grandes encuentros de fútbol. Dado que las puertas del recinto se cerraron a las cuatro de la tarde, “se quedó gente en las inmediaciones, contribuyendo a animar el cross en todo su recorrido”.
Sobre el terreno, en pleno esfuerzo, el castellano de Guadalajara Juan Ramos se distanció de los vizcaínos Jesús Oyarbide y Arturo Peña para presentarse en el estadio “sonriente y seguro ya de su triunfo, se deslizó por la pista volando y saludando al público con un albo pañuelo que agitaba al aire, entregado a la apoteosis de su colosal triunfo”. Juan Ramos realizó los 9.312 metros del recorrido en 32 minutos y 22 segundos; segundó quedó Oyarbide y tercero fue Peña.
Del campeón gallego Cándido Fernández se escribió que “hizo cuanto pudo por aproximarse a los “ases”; pero su debut en una prueba de esta envergadura, le emocionó de tal modo que aun haciendo un buen papel, no le permitió clasificarse antes y más destacado de todos sus compañeros, que entraron a pocos metros de él”.
Los atletas que finalizaron la prueba fueron 65, situándose los gallegos en estas posiciones: 34º, Cándido Fernández; 35º, Benito Fernández; 39º, Eusebio Freiría; 40º, José Mera; 44º, José Serodio; 45º, Américo Carril; 47º, Francisco Vidal; 48º, José Posada; 53º, Joaquín Docampo; 55º, José Núñez…
Las federaciones obtuvieron estos puestos: 1ª, Vizcaya; 2ª, Guipúzcoa; 3ª, Castilla; 4ª, Cataluña; 5ª, Andalucía; 6ª, Galicia; y 7ª, Asturias.
Tal vez la celebración de este campeonato nacional en Vigo produjese un entusiasmo nunca visto en favor de la carrera a pie, el caso fue que el semanario deportivo Sprint organizó el 30 de marzo un cross para muchachos de entre trece y dieciséis años que resultó apoteósico. Nada menos que 450 corredores inscritos y más de 30 equipos. “Una cosa sin precedentes”, dijo Faro de Vigo.
La victoria, en una carrera de 4 kilómetros, la obtuvo J. Pajares, integrado en el Club Universo, y del que se dijo había corrido “sin permiso de su padre”. Además del premio que le correspondió, el presidente honorario de la Federación Gallega de Atletismo, Tomás Mirambell, lo benefició con “cincuenta pesetas para que adquiera la cosa que más le agrade”.
Entre Cándido Fernández, del Comesaña, y el atleta del Veritas de Lavadores Máximo Carrera se repartieron cinco triunfos (con ligera ventaja para el primero) durante el mes de enero de 1931, por lo cual la atención se centró en ellos cuando se disputó el Campeonato de Galicia el día 25 de ese mismo mes. Participaron 29 atletas, todos del ámbito vigués, y lo que se preveía se cumplió: Cándido Fernández se apoderó del título y la segunda plaza se la adjudicó Máximo Carrera. La tercera posición quedó en manos de Eusebio Freiría, del Comesaña, el conjunto que salió victorioso.
El 8 de febrero tuvo lugar en Barcelona la cita nacional más importante del mundillo del cross, sin que hubiese allí representación gallega. Se alegó que al no poder desplazarse Cándido Fernández el equipo quedaba en una situación “problemática” para obtener una aceptable clasificación.
Pero Cándido Fernández, teniendo siempre como su sombra a Máximo Carrera, continuó triunfando durante el mes de marzo, acaso dispuesto a mantener su buen estado de forma para cuando llegase la primera edición de la Vuelta a Vigo de pedestrismo anunciada por la Sociedad Atlética de Vigo. Y alcanzado ese momento, el domingo 19 de abril, Cándido Fernández se impuso a los 78 rivales que tomaron la salida en el paseo de las Avenidas (se habían inscrito 97 corredores). Los otros puestos de honor fueron para José Mera (Exploradores) y José Serodio (Sociedad Atlética de Vigo).
En los dos últimos meses de 1931 el nombre que emergió en triunfador de cuanta carrera de campo a través se organizó fue Manuel Mariño, integrado en el Veritas, y que continuó por idéntico camino transitando ya en 1932. Parecía el hombre destinado a imponerse en el torneo gallego que se disputó el 24 de enero, y así sucedió.
Aunque en una primera parte de los más de 9 kilómetros de recorrido quien tuvo el mando entre los 26 corredores fue el campeonísimo Cándido Fernández, el que acabaría pisando la meta de Balaídos en primer lugar fue Manuel Mariño, del que se dijo era “todo vigor y energía”. Se le señaló un tiempo algo inferior a 35 minutos. Del segundo al sexto puesto se clasificaron José Rodríguez (Exploradores), Cándido Fernández (Comesaña), José Mera (Exploradores), Eladio Carrera (Exploradores) y Máximo Carrera (Veritas). Como primer conjunto quedó Exploradores.
La aceptación que tuvo en el panorama atlético una competición como la Vuelta a Vigo no deja lugar a dudas si tenemos en cuenta que, para la segunda edición disputada el 27 de marzo, se inscribió más de un centenar de corredores aunque llegado el momento únicamente participaron 59.
Una vez dado el disparo de salida por parte de Joaquín de Miguel, presidente de la Sociedad Atlética de Vigo, los nombres de más relieve se pusieron al mando como era de suponer; de entre los más poderosos, sin embargo, acabó por desaparecer el campeón gallego Manuel Mariño al “sentirse ligeramente indispuesto”. Tanto Máximo Carrera como Cándido Fernández mostraron su perfil de indomables y no daban un paso atrás. Hasta el momento en que, por Colón, pareció despejarse toda duda en favor de Cándido. Buscaba la meta con corazón y piernas y se consagró vencedor a pesar del empuje final mostrado por el novel Domingo Rodríguez, segundo. Máximo Carrera fue tercero.
Los atletas que componían el conjunto Exploradores actuaron espléndidamente en el Campeonato gallego de 1933, lo que les permitió situar a José Rodríguez como ganador al mismo tiempo que triunfaban colectivamente. Carrera vespertina con no mucha participación (19 atletas), corrida el 14 de febrero y una vez que había dado la salida Emilia Docet, Miss Galicia, quien también sería proclamada Miss España en Madrid. De José Rodríguez se reflejó en Faro de Vigo que era un muchacho de “excepcionales condiciones” y del que, por lo tanto, “puede esperarse mucho de su sana juventud y probado entusiasmo”.
Otros dos jóvenes del grupo Exploradores, José Mera y Antonio Villar, segundo y tercero, respectivamente, tuvieron una tarde prácticamente redonda. José Mera fue elogiado por el cronista de este modo: “Mera, el gran Mera de las grandes tardes, fue el artífice, una vez más, de la victoria de su equipo, ayudando eficazmente a Rodríguez y empujando a Villar al tercer puesto para la clasificación de sus colores…”
Cándido Fernández, el reconocido atleta del Comesaña Sporting Club, ocuparía la quinta posición, observándose en él una cierta “baja forma” debido a la “falta de entrenamiento”.
En la Federación Gallega no se desechó inicialmente el poder acudir el 12 de marzo a Barcelona al Campeonato de España. Pero llegado el momento, a pesar de las “muchas gestiones llevadas a cabo”, no se pudo reunir el dinero necesario para el desplazamiento.
Con motivo de una semana hispano – portuguesa celebrada en Vigo cuando concluía el mes de marzo, en la que desfilaron en Balaídos más de cuatrocientos deportistas, se llevó a cabo un cross con cuatro destacados atletas lisboetas (entre ellos el campeón del país Manuel Dias) y vigueses convocados por la Federación Gallega. Corrieron nueve kilómetros y pasaron dos veces por el estadio de Balaídos. Los lisboetas “batieron con gran facilidad” a los gallegos. Las cuatro primeras posiciones fueron para los representantes lusos y por este orden: Adelino Tavares, Manuel Dias, Joao Miguel y Antonio D´Almeida. Del lado gallego, los que más se les aproximaron fueron Manuel Mariño, Cándido Fernández y Máximo Carrera, tres atletas de los que sabían correr.
El atractivo que seguía teniendo la Vuelta a Vigo de pedestrismo quedó demostrado, una vez más, por el notable número de participantes, sesenta y dos, con que contó el domingo 9 de abril en su tercera edición. Pero la carrera acabó en polémica y esta se mantuvo por un tiempo. Cándido Fernández, yendo ya en primera posición, corrió por un tramo que no debía por lo que se vio superado por Manuel Mariño, aunque acabó dándole alcance. Los dos se disputarían el triunfo al sprint y más veloz fue Mariño quien, sin embargo, sería descalificado por haber sido ayudado en un concreto tramo del recorrido. Cándido Fernández se quedó así con el triunfo y Máximo Carrera y Antonio Villar ocuparon la segunda y tercera plaza. Pero lo sucedido en esta Vuelta a Vigo tuvo su conclusión definitiva en la asamblea nacional del mes de agosto en Barcelona. Allí se tomó el acuerdo de que la victoria había que restituírsela a Manuel Mariño.
Ya en 1934, el 28 de enero se enfrentaron por el título gallego una veintena de atletas del Veritas de Lavadores, Comesaña y Atlantic de Vigo, y Juventud Atlética de Pontevedra, aunque estos dos últimos equipos solo presentaron un corredor cada uno. El dominio del Veritas fue abrumador. Coparon las seis primeras posiciones, siendo el primero Manuel Mariño y tras él se fueron clasificando Álvaro Avendaño, Severo Goberna, José Rodríguez, Máximo Carrera y Antonio Villar.
Estos seis atletas acompañados por el presidente del club, Amante Caride, viajaron a San Sebastián para disputar el 4 de marzo, en el Hipódromo de Lasarte, el Campeonato de España de cross. Pero antes de partir, Amante Caride comentó en la prensa que se realizaba el desplazamiento porque lo costeaba la propia entidad y “unos cuantos entusiastas” del cross. También dijo que habían tenido “que aceptar como delegado federativo al señor Rey, de un club de fuera de Vigo, por imponérselo así la Federación Gallega”.
El ente federativo replicó al día siguiente que el Veritas iba representando a la Federación Gallega, que siendo cierto que se costeaba los gastos, esto se debía a un acuerdo adoptado en asamblea, y en cuanto a la presencia de un delegado federativo especificaba que podía ser de Vigo o de fuera de la ciudad “porque la Federación tiene carácter regional y no local”.
Carrera de 12 kilómetros el referido 4 de marzo, un día que resultó apacible pero en el que hubo que correr por un terreno mojado y con fango en algún tramo, lo que se hizo duro. La victoria fue para el catalán Jerónimo Juan, habiéndose clasificado 62 atletas y situándose los gallegos así: 23º, Manuel Mariño; 33º, José Rodríguez; 34º, Severo Oberna; 41º, Máximo Carrera; 43º, Antonio Villar; y 44º, Álvaro Avendaño. De regreso en Vigo, Amante Caride dijo de sus atletas: “No podía pedírseles más. Ellos corrieron contra los “ases” nacionales y con la desventaja de hacerlo en zapatillas en terreno enfangado, mientras sus rivales lo hacían con zapatos especiales para carreras a campo traviesa”.
En la clasificación por federaciones Cataluña fue la primera, Guipúzcoa quedó segunda y tercera fue Galicia. Y por clubes, el ganador fue la Gimnástica de Ulía, ocupando el Veritas Sporting Club el séptimo lugar.
De la organización del Campeonato gallego de 1935 (lo más relevante de la temporada invernal) se encargó el Veritas. Se disputó el 20 de enero, con un recorrido de más de 10 kilómetros, con salida y llegada en el campo de Barreiro y una participación de 21 atletas pertenecientes al equipo organizador, Sociedad Atlética de Vigo y Comesaña. Se impuso Álvaro Avendaño, del Veritas, seguido de su compañero de equipo Domingo Estévez y Luis Figueirido, del Comesaña.
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