A Coruña contaba ya en 1953 con un torneo atlético de cierta relevancia, el Trofeo Teresa Herrera, “el más antiguo de España en pista”, según Manuel Fraga Ferrant, cuando empezó a celebrarse, el año 1957, el llamado Gran Premio Ciudad de A Coruña (entonces La Coruña), que tuvo igualmente enorme repercusión.

El sábado 14 de septiembre, por la mañana, se disputaron en Riazor las dos pruebas programadas del Gran Premio: 400 y 3.000 metros, aunque cierto es que el día anterior había tenido lugar en el estadio la primera jornada de una confrontación entre militares de los ejércitos de Tierra y Mar (de Galicia) y Aire (de León y Valladolid), y en la que Ramón Vidal Barja, presidente de la Federación Gallega de Atletismo, entregó la medalla de oro de la institución al capitán general de la VIII Región Militar “por la ayuda prestada al deporte en general y de un modo especial al atletismo”, tal como reseña La Voz de Galicia.

Tomás Barris, triunfador del Gran Premio Ciudad de A Coruña en 1959 (FGA)

Francisco Franco, Jeje del Estado, presidió la jornada el día 14, en la que terminó imponiéndose, en el torneo entre militares, el Ejército de Tierra, e hizo entrega al atleta madrileño Jesús Hurtado de la reproducción de la Torre de Hércules como ganador del Gran Premio al ser el vencedor de los 3.000 metros.

En la carrera de 400, el que más fuerza mostró al final fue el alemán residente en Cataluña Francisco Ruf, venciendo con un registro de 51.4, y dejando así el segundo puesto para el atleta de la Federación Centro Cabrera, con un crono de 51.5, y la tercera posición para el coruñés Fernando Bremón, 52.5.

Las miradas estaban puestas de una manera preferente en Tomás Barris, el barcelonés que solía competir con arrojo y sobrada calidad en el extranjero, cuando se iniciaron los 3.000 metros.  Barris era en sí mismo una atracción, aunque, lamentablemente, no tuvo su mejor día. La lentitud se apoderó de los participantes y se pasó por los 1.500 metros en 4 minutos 20 segundos 2 décimas. José Molins realizó un tímido acelerón, Barris quiso también ponerse en cabeza y Antonio Amorós pretendió acercarse…  Si hubo vacilaciones, no quiso saber de ellas Jesús Hurtado y su cambio de ritmo dejó sin respuesta a sus rivales. El madrileño entró primero en meta en 8:27.8, seguido de José Molins, 8:30, y Carlos Pérez, 8:31.2 (este tiempo se le otorgó igualmente a Manuel Augusto Alonso), el quinto clasificado fue Antonio Amorós, 8:37.6… y en penúltimo lugar hizo su aparición el favorito al triunfo Barris.

La Voz de Galicia resalta la victoria de Gammoudi en 1966

Prácticamente nadie ocultó la decepción con la actuación del enorme atleta barcelonés pero, como refleja Atletismo Español, este desistió de luchar a partir de los 2.000 metros, se fue retrasando y se vio superado por todos. “Barris, agotado por un tren lento que no es el suyo habitual, descompuso su ritmo y su carrera. Él lo achacó a una dolencia de estómago, que ya en otra ocasión, hace unos días, a su regreso del extranjero, había sentido repentinamente”.

La noche del sábado 16 de agosto de 1958, el asturiano Rufino Carpena, tras ganar unos emocionantes 1.500 metros, conquistó la segunda edición del Gran Premio coruñés. Pisando casi la línea de llegada, el portugués Días Santos se vio rebasado por Carpena, al que atosigaba muy estrechamente el vigués Carlos Pérez. La diferencia de tiempo fue mínima entre los tres. Carpena terminó en 3:56.5, y Dias Santos, segundo, y Carlos Pérez lo hicieron con una décima más. Este último batió el récord gallego. La cuarta posición la obtuvo Jesús Hurtado, 3:58.2.

En otras pruebas se dieron estos triunfadores: el portugués Lourenço, 56.6 en 400 vallas; el salmantino Albarrán, 10.8 en 100; el vizcaíno Díaz, 50.8 en 400; y el asturiano Campanal III, 6,90 en longitud.

A un par de días de disputarse el Gran Premio de 1959 el jueves 3 de septiembre, Tomás Barris manifestaba en La Voz de Galicia haberse enterado de que Carlos Pérez no quería estar presente en el festival coruñés, y ofrecía este motivo: “No quiere correr conmigo; parece como si le molestase que yo le ganara en Galicia”. “Yo creo que no está acertado”, insistía. “Entonces no participaría yo en pruebas internacionales donde sé que hay otros que me van a ganar”. El catalán tenía claro, y así lo dijo, que, para superarse, había que “correr con los mejores”.

La carrera de 3.000 metros es la que centraba mayor interés, aunque no se alcanzó esa cota de interés prevista. “Posiblemente lo que más influyó en los atletas fue la helada que de improviso hizo acto de presencia en nuestra ciudad a primera hora de la tarde…” (El torneo comenzó a las 20.00 horas). Barris fue el que estuvo al mando de la prueba casi siempre, con una ligera sensación de flojedad en torno a los 2.000 metros que, según el cronista, “fue consecuencia de un fuerte dolor en el costado” como llegó a decirle el interesado. Pero aun así, ni en ese momento de debilidad, “ninguno de sus rivales se atrevió a rebasarle”. Su victoria no arrojó duda alguna. “Y el público, que supo apreciar la regularidad de su carrera, su sapiencia durante la misma y el modo con que se impuso a los contrarios, le aplaudió con intensidad…”

El coruñés Julio Pita, izquierda, en el torneo coruñés de 1960 (J.P.)

Tomás Barris, que fue el ganador del Gran Premio, traspasó la meta en 8:19.4, siendo segundo el vigués Manuel Augusto Alonso, 8:24 (residía entonces en Barcelona); tercero fue el catalán José Molins, 8:25.8; cuarto llegó el madrileño Jesús Hurtado, 8:26.4… La séptima posición la alcanzó Sergio Vázquez, lucense afincado en A Coruña, 8:38.4, superando así al talentoso guipuzcoano Fernando Aguilar, 8:45.4.

La atractiva pelea en el hectómetro entre el lucense José Luis González y Melanio Asensio se resolvió a favor del primero por la diferencia de una décima (10.9). Y otros vencedores fueron: Miguel Abalo, 17.1 en 110 vallas; Torre, 6,12 en longitud; José María Guillén, 13,22 en triple; Conrado Durántez, 41,84 en disco; el asturiano Pérez, 50.3 en 400; Julio Gómez Almazán, 1:54.9 en 800; y el cuarteto coruñés de 4×100 metros, 45.1.

El sábado 2 de julio de 1960, día en el que se disputó en Riazor la cuarta edición del Gran Premio Ciudad de A Coruña, el fondista portugués Manuel Oliveira decía en La Voz de Galicia, observando la reproducción de la Torre de Hércules, expuesta en una joyería de la Calle Real: “Trofeos como éste no los tenemos en Portugal. Es demasiado bueno como para dejarlo escapar. El vencedor de los 3.000 metros lisos debe ganarlo, por lo que procuraré ser yo”. Pero no se cumplió su vaticinio. La golosa recompensa se la llevó su compatriota Joaquim Ferreira, ganador de los 3.000 metros obstáculos.

A Joaquim Ferreira, una vez traspasada la meta con una marca de 9 minutos 04 segundos, que superaba su propio récord portugués, se le abrieron nada menos que las puertas de los Juegos Olímpicos de Roma de ese año. Los 3.000 obstáculos fue, preferentemente, una carrera de plusmarcas ya que además de la conseguida por Ferreira hay que unir la de Vizcaya lograda por José Fernández, segundo clasificado con 9:07.2, y la de Asturias que alcanzó Rufino Carpena al ser tercero con 9:17.6. El coruñés Julio Pita, que fue cuarto con 9:21.8, selló el récord nacional júnior.

Jesús Hurtado fue mejor que Manuel Oliveira en los 3.000; el primero concluyó en 8:27.8 y el segundo lo hizo en 8:29. El tercer lugar lo acaparó Carlos Pérez, 8:29.6, y el cuarto José Molins, 8:30.2.

Triunfos de Paul Drayton y Luisa María García Pena en La Voz de Galicia (27 de julio de 1965)

La sorpresa se produjo en 800 metros al verse vencido Tomás Barris por Julio Gómez Almazán, “que ha sabido imprimir al final una velocidad sostenida irresistible, rebasando en el último hectómetro a todos los rivales”, según cuenta La Voz de Galicia. Julio Gómez hizo 1:52.8 y Barris, 1:53.

El día fue pródigo en plusmarcas nacionales. Hubo tres y por parte de tres ganadores. José Luis Albarrán corrió los 200 en 21.8, igualando de este modo el récord que ya poseía; Luis Felipe Areta mejoró el de triple salto con 15,04, y José Luis Falcón hizo lo propio con el de martillo al dejarlo en 55,31.

Otros ganadores fueron: Alfonso Carlos de Andrés, 56,78 en jabalina; R. Pérez, 49.8 en 400; Fernando Adarraga, 3,95 en pértiga, y el Equipo nacional de 4×100 (Pérez, Asensio, Del Hoyo, Albarrán), 43.0.

Lo más sobresaliente de la edición de 1961, disputada el 19 de agosto, estuvo en la actuación del vigués Manuel Augusto Alonso, ganador naturalmente del trofeo. Batió el récord nacional de 3.000 metros obstáculos con 8:48.6, que superaba el que poseía desde 1958 en 8:56.2. Para Alonso fue su última plusmarca española en la distancia. En esta carrera superó con amplitud a Rufino Carpena, 9:14.8, Julio Pita, 9:31.6, y Santiago Ramos, 9:43.0. En La Voz de Galicia se escribió de Alonso que “nos ofreció una de las más bellas exhibiciones que recordamos en el Estadio de Riazor”.

Vencedores de otras pruebas en el certamen coruñés del 61 fueron: Francisco Javier Sáinz Artiach, 54.4 en 400 vallas; Virgilio González Barbeitos, 48.2 en 400; José Luis Sánchez Paraíso, 11.0 en 100; Felipe R. Armengol, 3,80 en pértiga; Julio Gómez Almazán, 1:54.8 en 800; Conrado Durántez, 43,17 en disco, y el conjunto pontevedrés de 4×100, 44.1.

El salmantino José Luis Albarrán se convirtió en el sexto vencedor del Gran Premio, el de 1962, al imponerse en los 100 metros con 10.8 a su paisano José Luis Sánchez Paraíso y el santiagués Ángel Calle, ambos con 10.9. Dice La Voz de Galicia que “si en los primeros veinte metros hubiera sido inquietado con más fuerza, su marca habría que considerarla en una o dos décimas menos”. También se recrea en su actuación en el relevo 4×100 ganado por Salamanca en 42.7, señalando que su tercera posta “fue también prodigiosa” aunque la entrega con Paraíso no fuera ni mucho menos perfecta. Y se concluye: “Albarrán ganó y convenció, siendo para él las mejores ovaciones”.

El santiagués José Ángel Pérez Villar, segundo por la derecha, ganando los 100 metros en la edición de 1964

En esta reunión del 62, sin tanto público en las gradas como cabía esperar, resultaron vencedores estos otros atletas: Juan José González Iturri, 55.6 en 400 vallas; Alberto Esteban, 1:53.0 en 800; Ignacio Martínez de Osaba, 6,80 en longitud; el zaragozano Cano, 48.3 en 400; José Otero, 50,17 en martillo; José Miguel López Aguado, 1,90 en altura; Carlos Pérez, 14:45.2 en 5.000; Ignacio Sola, 3,80 en pértiga, y el jabalinista Alfonso Carlos de Andrés.

Algunos de los atletas nacionales y extranjeros previstos en el año 1963 no acudieron y la competición del sábado 3 de agosto, aunque “resultó interesante”, fue, tal como explica La Voz de Galicia, “de inferior calidad técnica que las últimas ediciones”. Quien conquistó el Gran Premio fue el barcelonés Francisco Hernández al correr los 1.500 metros obstáculos en 4 minutos 18 segundos 5 décimas, subrayándose la decepción con el coruñés Santiago Ramos que dejó distanciarse a sus rivales en los primeros 400 metros y después se fue quedando sin fuerza “para alcanzar a Hernández”. Ramos acabó segundo con 4:25.3.

A pesar de las ausencias hubo nombres a considerar en la pelea por el triunfo sobre la ceniza del estadio de Riazor: José Luis Sánchez Paraíso, 22.2 en 200 metros y 11.2 en el hectómetro; Manuel Carlos Gayoso, 51.1 en 400 vallas; José Otero, 50,61 en lanzamiento de martillo, con el lucense José Luis Martínez segundo, 49,85; o el Equipo nacional de 4×100 formado por Ángel Calle, Manuel Parga, José Rodríguez Quinteiro y Sánchez Paraíso, 42.5.

Pocos días después de haberse celebrado en 1964 unos soberbios Mundiales Militares en Riazor, algunos de los atletas participantes reincidieron el viernes 14 de agosto en la octava edición del Gran Premio. Se escribió que hubo diez mil espectadores en el recinto y la magnífica reproducción de la emblemática Torre de Hércules se la acabó llevando para Austria el lanzador de martillo Heinrich Thun. Alcanzó 66 metros con 90 centímetros. En segundo lugar se clasificó José Otero, con la enorme satisfacción de que sus 58,38 era plusmarca española.

Para La Voz de Galicia era motivo de preocupación el estado en que se encontraban las pistas del estadio, diferente a días atrás al disputarse la cita universal entre militares, y ello era debido a que por ellas habían rodado “camiones de gran tonelaje” para arreglar el césped del campo de fútbol. “¿Puede concebirse se estropee tan alegremente lo que está perfecto y ha costado varios cientos de miles de pesetas su arreglo? Sinceramente, incomprensible”.

La coruñesa Nela Souto encabeza los 800 metros en el Gran Premio de 1965 (N.S.)

El saltador de altura zaragozano Luis María Garriga había superado los 2,00 metros el 19 de abril de ese año 1964, mejorando así su plusmarca nacional, pero en Riazor consiguió superarse a sí mismo al franquear el listón situado en 2,02, récord español, mientras fallaba en sus tres intentos en 2,06.

En la carrera de 5.000 metros se enfrentaron el tunecino Gammoudi, que habría de ser campeón olímpico en México 1968, y el palentino Mariano Haro, todo pundonor y corazón, llevándose la victoria el primero en 14:07.6, y el español era segundo en 14:12.0; la tercera posición la ocupó otro atleta de Túnez, Hannachi, en 14:21.8.

Más ganadores fueron: el santiagués José Ángel Pérez Villar, 10.7 en 100; el belga Jarry, 49.3 en 400; Luis Felipe Areta, 15,67 en triple salto; Miguel Consegal, 4,50 en pértiga; Jesús Fernández, 8:55.6 en 3.000 obstáculos, por delante de Javier Álvarez Salgado, 8:59.8; el cántabro Alberto Díaz de la Gándara, 16,83 en peso; Virgilio González Barbeitos, 1:50.9 en 800, seguido de Alberto Esteban, 1:51.0, y Tomás Barris, 1:51.2; y el aragonés Alfonso Carlos de Andrés, 71,75 en jabalina.

Además se celebraron dos pruebas femeninas, con victoria de dos coruñesas: Natacha Astray en 80 metros vallas (13.6) y Nela Souto en 100 (12.9).

La novena edición del Gran Premio, la del año 1965, se desarrolló los días 24 y 25 de julio, sábado y domingo, y contó con un aliciente: la presencia del equipo militar de Estados Unidos que estaría posteriormente en Salónica (Grecia) participando en los Campeonatos del Mundo Militares, y en él figuraban los velocistas Paul Drayton, campeón olímpico de 4×100 y subcampeón de 200 en los Juegos de Tokio 1964, y Melvin Pender, sexto en la final de 100 de la misma cita olímpica. Además, la ocasión tuvo un tinte sentimental de enorme calado al acudir a Riazor el extraordinario atleta barcelonés Tomás Barris invitado por Manuel Fraga Ferrant, ya que decía adiós al atletismo (se despediría de manera definitiva el 8 de agosto en Estambul integrando la selección española).

Tomás Barris intervino el día 24 en los 1.500 metros en lo que La Voz de Galicia consideró como “lo mejor de la noche”. La victoria la consiguió el madrileño Jorge González Amo con una marca de 3:52.8, siendo para Barris la segunda posición con 3:53.4. Señala el periódico coruñés que el catalán iba cuarto cuando se iniciaba la última vuelta, pero “con genio y fuerza -aunque falto de esa “punta” de velocidad que le caracterizó- supo brindar a los aficionados coruñeses una actuación realmente magnífica” al adelantar en la última recta al norteamericano McCallo y al vigués Javier Álvarez Salgado. Salgado fue tercero con 3:53.5, McCallo quedó cuarto, 3:54.3, quinto llegó el ferrolano Manuel Porta, 3:55.8; sexto, Manuel Augusto Alonso, 3:58.4.

La Voz de Galicia ofrecía una entrevista el día 25 con Tomás Barris, en la que el catalán manifestaba sentir “muy profundamente” su adiós del atletismo pero que no había “otra alternativa”. Preguntado si acaso se sentía “viejo y agotado” contestó: “Verás, el ánimo lo tengo vivo al igual que siempre. Pero las facultades no me responden”. Dejaba claro que se retiraba en Riazor “por agradecimiento y amistad” explicándose así: “Por una parte me une una gran amistad con todos los federativos coruñeses, y por otra, debo recalcar que aquí es donde se me trató mejor (…) No es exageración ya que debo admitir que se me recibió siempre incluso mejor que en la propia Barcelona”. Y al requerir de él un mejor recuerdo, dijo: “Buenos recuerdos, por fortuna, tengo muchos. Pero, sin duda, el de más valor para mí fue la primera vez que fui internacional, en el año 1950 en Barcelona”, relatando igualmente sus triunfos en los Juegos Mediterráneos, el haber sido designado mejor deportista español, también sus récords y el haber sido olímpico en Roma.

Programa de la competición de 1966 (FGA)

Hubo asimismo el día 24, un mano a mano entre los norteamericanos Randolph y Pender en los 100 metros, con victoria del primero en 10.7 y una décima más para el segundo ya que, según lo dicho por Randolph, Pender tenía “sus facultades físicas mermadas”. “Ha participado con una lesión muscular que le restó agilidad y rapidez”. Tercero en la carrera fue José Luis Sánchez Paraíso (10.9).

En esta primera jornada de 1965 también vencieron el lucense José Luis Martínez, 59,12 en martillo; el estadounidense Weinss, 47.3 en 400; el coruñés César Suárez de Centi, 14,97 en triple, superando su propio récord de Galicia; Luis María Garriga, 2,01 en altura; y el cuarteto norteamericano de 4×100, 40.7.

Igualmente, las mujeres triunfadoras fueron: la herculina Natacha Astray, 12.9 en 80 vallas; Sierra, de Huesca, 2:24.9 en 800; la madrileña Emma Albertos, 27.0 en 200; la viguesa Luisa María García Pena, 34,66 en jabalina; y Miret, de Zaragoza, 4,94 en longitud.

El vencedor del Gran Premio de 1965 fue el norteamericano Paul Drayton, quien, el día 25, se impuso en el doble hectómetro con 20.9, siendo segundo Randolph, 21. 4, con Ramón Magariños en cuarto lugar, como primer español, en 22.1. Drayton también integró el equipo militar de su país en el relevo 4×400 que finalizó en 3:09.6, escribiéndose en La Voz de Galicia que “estuvo fácil, fluido, pletórico, en una palabra, sensacional”. “Fue, en suma, el atleta que dio más categoría al certamen, dejando una estela olímpica en Riazor”.

Dado que se estableció clasificación femenina, la victoria absoluta se la adjudicó Luisa María García Pena por ganar el lanzamiento de peso con 12,05, récord nacional. Su superioridad fue enorme ya que la segunda clasificada, Concepción Laso, lanzó 9,98 y Albina Gallo, tercera, 9,03.

Las mujeres tuvieron una actuación muy lucida al conseguir dos plusmarcas españolas más e igualar otra. La herculina Nela Souto y la viguesa Celestina Gómez, primera y segunda en 400, realizaron ambas 1:00.6. “Nela”, se expone en La Voz de Galicia, “estuvo sencillamente espléndida en los 300 primeros metros, para bajar mucho en el hectómetro último, en el que estuvo a punto de perder la carrera dado el potentísimo final de Celestina Gómez”. Otro récord lo consiguió el equipo nacional de 4×100 al concluir en 50.6, y Emma Albertos igualaba el de 100 con 12.5.

En tan atrayente día atlético hubo otros triunfadores: Mercedes Morales, 1,35 en altura; Cranford, 52.5 en 400 vallas; Sbordone, 75,50 en jabalina; Alberto Esteban, 1:49.6 en 800; Mayfield, 7,18 en longitud; y Fernando Aguilar, 8:11.8 en 3.000.

Al alcanzar el Gran Premio Ciudad de A Coruña la décima edición en 1966, se le añadió ese año la denominación de I Criterium Mundial Militar, al acudir a Riazor atletas militares de trece naciones, figurando entre ellos Mohamed Gammoudi, el tunecino subcampeón olímpico de 10.000 metros en Tokio 1964. Además, en 1966 se cumplían 50 años de atletismo en A Coruña, motivo por el cual hubo un lógico derroche en los preparativos. “Realmente el público de La Coruña se merece nuestra superación”, decía en La Voz de Galicia Manuel Fraga Ferrant, presidente de la Federación Coruñesa. “Creo que lo que hemos traído en esta ocasión supera a todo lo visto hasta la fecha. Para conmemorar el cincuentenario del atletismo coruñés había que organizar algo “sonado”. Creo que lo hemos logrado”.

La primera de las dos jornadas previstas se inició el sábado 2 de julio a las 20.00 horas, con la mala fortuna de que algunos atletas previstos no pudieron participar “al suspenderse los vuelos (…) con Galicia por la intensa niebla que invadió nuestra región durante el día”; esto le ocurrió por ejemplo al fantástico vallista italiano Eddy Ottoz. Y fue inevitable el trastoque organizativo.

Primera página de La Voz de Galicia (3 de julio de 1966) indicando el homenaje a los pioneros del atletismo coruñés

Antes de iniciarse la competición, Rafael Cavero, presidente de la Federación Española de Atletismo y Manuel Fraga Ferrant distinguieron con la medalla del cincuentenario del atletismo coruñés a estos pioneros: Juan Cancelo Sanjuán, Rodrigo Uribarri Blanco, Alejandro Rodríguez Blanco, Antonio Martínez Regueiro, Manuel Bermúdez Rodríguez, Francisco González Galán, Virgilio Rodríguez Rincón, Francisco Martínez Sevilla, Adolfo Fernández Suárez y Gonzalo Carré Alvarellos, recibiendo este además una medalla de la Delegación Nacional de Deportes.

Sobre la pista, el “gran triunfador” fue Gammoudi, al considerarlo así La Voz de Galicia tras imponerse en los 10.000 metros con 28:40.6, ya que “realizó una total exhibición, destacándose ya a partir de la sexta vuelta”. Vencieron también Disselhoff (Alemania), 53.1 en 400 vallas; Wakalima (Francia), 80,16 en jabalina; Bernard (Francia), 10.4 en 100; Schillkowski (Alemania), 2,09 en altura; Colnard (Francia), 17,32 en peso; Kilburg (Luxemburgo), 3:43.9 en 1.500; Gentile (Italia), 15,50 en triple; Vandewijngaerden (Bélgica), 48.1 en 400; y Alemania, 41.9 en 4×100.

La carrera de 10.000 metros realizada por Gammoudi fue la que le valió para adjudicarse el domingo día 3 el Gran Premio de 1966, aunque el tunecino también ganó en esta segunda jornada los 5.000 de manera plácida con un registro de 13:56.4, ya que el alemán Liess, segundo, cerraba su actuación con 14:21.4.

Javier Álvarez Salgado puso una vez más en Riazor su enorme capacidad de atleta venciendo en los 3.000 obstáculos con un tiempo de 8:38.4 que llevaba el sello de plusmarca nacional. “Salgado corrió la prueba con suma inteligencia, marcando el ritmo que le convenía (…), despegándose de su rival más directo, el tunecino Labidi, en el momento justo (…) El final fue irresistible, y aunque Labidi quiso reaccionar no pudo…”, se dice en La Voz de Galicia. Labidi terminó la prueba en 8:42.2.

Esta jornada del domingo puso, seguramente, a algún espectador malhumorado si fue de los que se quedó sin poder presenciar la carrera de 110 metros vallas de Eddy Ottoz. Y es que la misma se llevó a cabo poco después de las 6 de tarde cuando estaba previsto que se disputara a las 7. “Este ha sido el gran fallo de la organización, apercibido por los aficionados. Si se anuncia en los programas un horario, éste debe cumplirse…” La victoria de Eddy Ottoz en 13 segundos 06 décimas le valió para igualar el récord italiano.

Más triunfadores de este Gran Premio de 1966 fueron: Giannattasio (Italia), 21.5 en 200; Adams (Alemania), 1:51.5 en 800; Mattila (Finlandia), 7,33 en longitud; Sola (España), 4,60 en pértiga; Babaniotis (Grecia), 62,12 en martillo; Simeon (Italia), 53,62 en disco; y el conjunto de Luxemburgo de 4×400 con un tiempo de 3 minutos 19 segundos 7 décimas.

Y el Gran Premio de A Coruña siguió acumulando años y relevantes ganadores: José Luis Sánchez Paraíso (1967), Christos Papanicolau (1968), Mariano Haro (1969), Bob Seagren (1970), Carlos García Caro (1971)…