Transcurridos 21 años del inicio del Gran Premio de Navidad de pedestrismo, las mujeres tuvieron al fin su momento de atención en 1964, disponiéndose una carrera específica para ellas. La incorporación de la mujer a la actividad atlética en España se había producido un año antes, en 1963, tras habérsele alejado de esa posibilidad una vez finalizada la Guerra Civil.

En Vigo, las participantes tuvieron que enfrentarse a un recorrido de 700 metros, en el cual la más brillante resultó ser la coruñesa María Elena Souto (conocida por Nela Souto). Atletismo Español pone de relieve que “impuso en el sprint su notable punta de velocidad, adjudicándose la victoria”. Lo que, viniendo de ella, habrá que considerarlo como algo normal ya que, en aquel tiempo, se convirtió en una notable velocista y tuvo en su poder la plusmarca española de 100, 200 y 400 metros.

En segunda posición quedó otra coruñesa, Margarita Dans, y tercera fue la madrileña María Teresa Castañeda, del conjunto Renfe. El Real Club Celta, que fue el ganador por equipos, situó a Loly García y Rosa Álvarez en cuarto y quinto lugar. Se clasificaron 16 corredoras.

Carrera femenina del Gran Premio de Navidad de 1965. Teresa Torres (216, en el centro, fue la ganadora (Atletismo Español)

Durante dos años, 1965 y 1966, el dominio correspondió a una joven ferrolana, Teresa Torres, que podía ofrecer una imagen de cierta fragilidad debido a que no era alta, aunque mostraba energía considerable, tanto es así que destacó a nivel nacional poniéndose en la cima de los 800 metros. De la carrera de 1965 Atletismo Español comentó que se estableció una “fuerte lucha” y “con un final muy rápido”. Teresa Torres (Galicia Caranza) aventajó a Loly García (Celta), Soledad Romalde y Esther Rey, ambas también del Galicia Caranza, en poco más de dos segundos. Después traspasaron la meta la ourensana Josefina Salgado, que habría de ser figura destacadísima en el atletismo español, y Pilar Sanmartín (Celta), quien se convertiría, en los años 70, en una de las mujeres que dejó más huella en esta carrera viguesa debido a sus triunfos.

Un sol persistente acompañó el 18 de diciembre de 1966 a Teresa Torres en su segundo triunfo. El Pueblo Gallego apunta que solo se presentaron en la salida 19 atletas de las 33 que se habían inscrito. También comenta que dieron una vuelta (350 metros) al circuito de la plaza de Compostela y que la mejor acabó siendo la mencionada Teresa Torres (Galicia Caranza), seguida de Elia Amieiro (Deportivo) y Josefina Salgado (Halcones de Ourense). Por equipos se impuso el Galicia Caranza, siendo segundo el Celta y tercero el Comesaña Sporting Club.

En la década de los 60 hubo otra atleta, en este caso del Celta, Ángeles Mandado, que llegó a ser campeona de España de 400 metros, que venció dos años seguidos:1967 y 1968, escribiendo Dick Thompson en El Pueblo Gallego, en referencia a la carrera de 1968, que había habido poca participación “pero mucha rivalidad” entre Ángeles Mandado y Pilar Sanmartín, ambas encuadradas en el Real Club Celta (primer equipo clasificado). Pero el crono se muestra clarificador con Ángeles Mandado, ganadora sin demasiado agobio. Le otorgaron 2 minutos 13 segundos 7 décimas y a Pilar Sanmartín, 2:17.5.

Para Dick Thompson, la presencia de las atletas ourensanas del Halcones en 1969 hizo que la carrera “tuviera aire y belleza” e ineludiblemente tuvo que referirse al duelo que mantuvieron la céltica Loly García y la integrante del Halcones Aurora Salgado, hermana de Josefina, lo que “creó emoción y arrancó nutridos aplausos a los espectadores”. Certifica que ganó la primera “ya sobre la cinta (…) tras un esfuerzo supremo”. A las dos les correspondió idéntico tiempo en su recorrido: 2 minutos 06 segundos 6 décimas, quedando algo alejada de ellas Pilar Sanmartín. El Celta se llevó la primera posición y para la Gimnástica fue la segunda plaza.

En 1970 los organizadores abrieron el abanico a más mujeres de tal modo que hubo tres carreras: la de debutantes, otra para las de categoría júnior y la principal, la sénior, siendo ganada por la céltica Pilar Sanmartín, colocándose también en puestos de honor las deportivistas Dolores Tasende y María Luisa Arias. Sería, en definitiva, el primero de los cuatro triunfos que obtuvo Pilar Sanmartín en el Gran Premio de Navidad. Pilar, natural de Vilagarcía de Arousa (1949), supo desenvolverse eficazmente por la cumbre del fondo de tal manera que acumuló cuatro títulos gallegos de cross (de 1973 a 1976) y participó con España en la primera y segunda edición del Campeonato del Mundo de cross, años 1973 y 1974.

Si en 1971 Pilar Sanmartín cedió el triunfo a otra céltica, Pilar Cabaleiro, siendo ella tercera, en 1972 comprobó cómo le arrebataba el triunfo en los últimos metros la pontevedresa María Jesús Sanguos, una mujer con reconocida velocidad; Pilar Sanmartín, según Faro de Vigo, se mostró excesivamente confiada “dejándose llevar por un tren demasiado lento”.

Atletas preparadas para la salida en 1965. A la derecha, inclinada, Pilar Sanmartín, triunfadora varios años de la carrera (P.S.)

La atleta de Vilagarcía de Arousa conseguiría su segunda victoria en 1973, aunque no en diciembre, el mes en el que tradicionalmente se ha disputado el Gran Premio de Navidad, debido a que ese año se aplazó en la fecha que se había previsto, el domingo 23. Y volvería a refrendar su éxito en la carrera júnior-sénior de 1974, aunque “esta vez”, a decir de Faro de Vigo, “con menos lucha” que el año anterior. Pero en este punto no está de más recuperar unas líneas de G. Reyes en el periódico vigués de diciembre de 1984 referidas a la fantástica portuguesa Rosa Mota, ya  medalla de bronce en el maratón olímpico de Los Ángeles y campeona europea en 1982, y que, según el cronista, “ha ganado millones de escudos por sus actuaciones atléticas en los Estados Unidos de América”, recordándola en su participación en Vigo en 1973, donde quedó tercera en la carrera júnior-sénior, “cuando tenía solamente quince años de edad. Por entonces era una “menina” más, quedando a siete segundos de la arosana Pilar Sanmartín, vencedora…”

Su capítulo triunfal lo cerró Pilar Sanmartín el domingo 13 de diciembre de 1975, debiendo afrontar ya las mujeres una distancia de dos kilómetros en la carrera júnior-sénior. Aventajó a la también céltica Flora Carrera, a Julia Sánchez (Gimnástica), a Eva Rodríguez (CUA)… Por equipos ganó el Celta.

El CUA compostelano se mostró francamente fuerte en 1976 al ser el primer conjunto en la prueba que agrupaba la categoría cadete-juvenil (con triunfo individual de Consuelo Rivas) y también en la carrera principal femenina, la júnior-sénior, donde la primera fue Mercedes Caneda, con la céltica F. Carrera en segunda posición.

La competición se paralizó durante cinco años, desde 1977 a 1981, resurgiendo a continuación por el “esfuerzo e interés” de la Federación Pontevedresa de Atletismo, señalado así en Faro de Vigo. Precisamente la de 1982 es fecha de cierta significación porque ese año se produjo la primera victoria de una atleta portuguesa: Alice Silva, del FC Porto, quien también volvería a ser ganadora en 1983.

Con la recuperación de la prueba el 19 de diciembre de 1982, se estableció un “nuevo y espectacular recorrido, de amplia visibilidad para el público, ciertamente rápido…” Y para momento tan gozoso hubo un triunfador de renombre, el madrileño Fernando Cerrada, en competencia con un plantel de relevantes atletas (Delfín Moreira, Benjamín Fernández, Estanislao Durán…), teniendo igualmente su repercusión la carrera júnior-senior femenina (3.250 metros): “La chilena Alejandra Ramos hizo su debut en el asfalto y no fue capaz de resistir la fuerza de las portuguesas para la victoria. Ganó muy bien Alice Silva, sin discusión”. A la lusitana le dieron un tiempo de 10:40.3 y a su compañera Rosa Oliveira, 10:45.7, y ambas catapultaron a su equipo, el FC Porto, al primer puesto en la clasificación; tercera quedó Alejandra Ramos, 10:47.8, y cuarta llegó la céltica Estela Estévez, 11:06.5, quien acabaría dando mucho lustre al atletismo español con el transcurrir de los años.

“No tuvo rivales que la inquietaran”, se escribió con respecto a Alice Silva en su nuevo triunfo en 1983, quien dejó atrás a su compatriota Ana Correia y a la compostelana Esther Pedrosa. Pero la jornada, en clave femenina, tuvo también otros dos nombres de ganadoras: la céltica Ana María Salgado (cadete) y la portuguesa del FC Porto Fernanda Ribeiro (juvenil).

Loly García, izquierda, y Aurora Salgado disputándose el triunfo en la edición de 1969 (A.P.)

La falta de continuidad resaltó en lo que quedaba por transcurrir de la década de los 80. Mientras Alejandra Ramos se imponía en 1984, la competición no se celebró en 1985. Faro de Vigo daba cuenta el 19 de diciembre de la suspensión del Gran Premio de Navidad y G. Reyes, en su escrito, tildaba la decisión municipal de no aportar subvención económica a la Federación Pontevedresa de Atletismo para el montaje de la prueba de “golpe bajo al calendario invernal de competiciones pedestres”. Y el cronista, decepcionado, explicaba que este Gran Premio “constituye el máximo acontecimiento atlético de la comunidad autónoma gallega en la cada día más popular modalidad de carreras sobre asfalto”.

Después de este obligado paréntesis de 1985 vendrían dos triunfos consecutivos de atletas portuguesas, Fernanda Marques (1986) y Albertina Machado (1987), para, a continuación, producirse una ausencia de la carrera por espacio de siete años, desde 1988 a 1994.

En 1995 se vivió una situación un tanto peculiar. La Delegación de Vigo de la Federación Gallega de Atletismo organizó, con el patrocinio de Alcampo y El Corte Inglés, una competición con nueve carreras denominada Carrera del Pavo-Pedestre el 24 de diciembre. ¿Era esta la tradicional prueba Gran Premio de Navidad que había comenzado en 1943? Si es así, ¿por qué no se mantuvo su nombre original? ¿No habría que considerarla como una competición diferente por el hecho de aparecer con nombre nuevo? Para Faro de Vigo, el Gran Premio de Navidad volvía a reaparecer y lo hacía en “un día de viento y lluvia”, uno de esos días “que descorazonan al más pintado…” Explicaba también que “la participación no alcanzó la calidad deseada porque faltaban los indispensables premios económicos”, aunque se hacía hincapié en que “al parecer, ha sido un ensayo de última hora para darle en el futuro el respaldo que necesita…”

La carrera femenina promesa-sénior, en la que hubo siete clasificadas, se la adjudicó Rocío Vicente, del Celta, “que parece enfilar una de sus mejores temporadas”, seguida de Pilar Barreiro, del CDU, y Rosa Ana Nieto, de la Gimnástica. Y hubo estas otras vencedoras: Ariana González (Trega), infantil; Vanesa Abreu (AVA), cadete; y María Jesús Gestido (Celta), júnior.

Página de Faro de Vigo (21-12-1982) con información del Gran Premio de Navidad y la imagen de la portuguesa Alice Silva

Al Gran Premio de Navidad, teniendo ya relativamente cercano el nuevo siglo, se le fue adosando el apelativo Carrera del Pavo en el momento de mentarla (se premiaba al ganador, hombre y mujer, con un pavo vivo), y por Carrera del Pavo es posible que se suela conocer casi de manera preferente. Después de que no se hubiera disputado ni en 1996 ni en 1999, su palmarés se vio incrementado con nombres de cierto fuste: Fátima Paz (1997 y 2000), Vanessa Veiga (1998), Rocío Rodríguez (2003 y 2004), la lusitana nacionalizada española Solange Pereira (2011 y 2018), además de otros nombres de destacadas portuguesas acaparadoras del triunfo muchos años: Lourdes Vaz (2001), Marina Bastos (2002), Alexandra Silva (2005), Patricia Pereira (2006), Marisa Barros (2007), Ercilia Machado (2008), Leonor Carneiro (2009), Joana Costa (2010) y Patricia Mendes (2013).

También tiene un triunfo, en 2016, la triatleta venezolana afincada en Galicia Joselyn Daniely Brea Abreu, una mujer que ha mostrado su enorme calidad venciendo en conocidas pruebas sobre asfalto. Pero la mujer que más se ha significado en los últimos tiempos es la viguesa Ester Navarrete (1990), ganadora cuatro años (2012, 2014, 2015 y 2017).  Significativas fueron sus declaraciones en Faro de Vigo cuando obtuvo su segunda victoria. Se refirió entonces a la primera vez que había ganado porque “estaba muy en forma”. Tenía un motivo para estarlo.  Se había preparado a conciencia para el Campeonato de Europa y no fue seleccionada “por motivos externos, y con esa rabia que tenía lo di todo”.

En ese pedestrismo popular en el que ya se ha instalado el Gran Premio de Navidad, Ester Navarrete hace valer su condición de gran corredora también al lado de los hombres. Cuando ganó en 2017 por delante de Sandra Mosquera y Alice Finot, fue la novena clasificada entre 415 corredores.