Unos 400 metros para enmarcar

Tan pronto como se dio el visto bueno a la mujer para dedicarse al atletismo en España, tras haber estado prohibido veinticinco largos años, allí estuvo María José Álvarez (A Coruña, 1946) para lo que hiciese falta. “Empecé de casualidad”, comenta. “Había salido del colegio. Estaba interna en Placeres”. Era el verano de 1963 y su hermano Pancho, al que no se le daba nada mal este deporte, le propuso iniciarse en él en el momento justo en que se buscaban mujeres. Y tres años después, María José realizaba toda una significativa proeza al convertirse en la primera española que corría los 400 metros en menos de un minuto (59.7). La empresa no debía de ser tan fácil cuando el 1 de enero de 1970 solo había siete mujeres más que lo habían logrado.

En los Campeonatos de España de 1963, en Barcelona, los de la reaparición de las españolas sobre las pistas, María José tomó parte en los 100 metros. Participó en la quinta eliminatoria y acabó tercera con 14.6. No tuvo más protagonismo. Pero en la edición de 1964 en Madrid, en el recinto de Vallehermoso, aunque no consiguió clasificarse para correr la final de 200 metros, sí se hizo un hueco en la de 400, en la que estuvo espléndida. “Era la segunda vez que corría 400”, dice. Acabó segunda en 1:02.4. Se vio superada por María Rosa Sierra, 1:01.9, mientras que María Teresa Castañeda, con 1:02.9, era tercera.

Final de 400 metros de los Campeonatos de España de 1964 en Madrid. María José Álvarez, a la derecha

La satisfacción plena se produjo al ser una de las integrantes del relevo coruñés de 4×100 en el que estaban Lista, Astray y Souto, pues el triunfo fue holgado y con récord nacional (51.2). Madrid acabó en 52.2 y Guipúzcoa en 52.4. En los cuatro años que se dedicó María José a la actividad atlética, el rendimiento que obtuvo este relevo fue considerable. Manifiesta que, en las citas importantes, siempre se juntaban Natacha Astray, Nela Souto y ella. Eran inamovibles. María José siempre se encargaba de correr la primera posta. “Hacía bien la salida y la curva la tomaba muy bien. Eso es lo que decían”. De la misma manera que a Nela Souto se le otorgaba el tramo final porque se consideraba que era la más potente.

La temporada del año 1965 casi fue calcada a la anterior, al menos si se juzga por lo que ocurrió en la competición nacional absoluta, celebrada igualmente en Vallehermoso el 17 y 18 de julio. Esta vez María José se llevó la medalla de bronce en los 400, que concluyó en 1:02.8. Más veloces que ella fueron Celestina Gómez, de Pontevedra, 1:01.4 y María Rosa Sierra, 1:01.8.

La lucha específica de relevos (de distintas distancias) se llevó a cabo el 25 y 26 de septiembre en las pistas madrileñas del Parque Sindical Puerta de Hierro, al mismo tiempo que se disputaban los títulos nacionales de decatlón y pentatlón. Al estar Natacha Astray peleando por hacerse con el de pentatlón (que consiguió), muy posiblemente ésa fue la causa de su ausencia en el 4×100 coruñés. Esta vez, pues, a María José Álvarez y Nela Souto las acompañaron Estrellita Salvadores y Antonia López. La combinación también fue explosiva porque nadie pudo con ellas. Los 52.2 que dejaron en el cronómetro no fue mejorado por Guipúzcoa, 53.0, ni Madrid, 53.2, ni Barcelona, 53.5, ni Pontevedra, 53.7.

Bruselas 1966. De izq. a dcha., Mª José Álvarez, Mª Dolores García y Mª Teresa Castañeda

Desde el primer momento que empezó a entrenarse, María José siempre tuvo de entrenador a Miguel Biurrun, para el que no escamotea elogios y al que considera el mejor. “Te enseñaba a correr con técnica, no te esforzabas nada, ya que si no todo era a base de esfuerzo. Con él no. Con él era todo suavidad, con técnica…” Por eso reitera que tuvo la suerte de encontrarse con él. Pero hay que tener en cuenta algún otro aspecto de esta relación porque la coruñesa no se preparaba como las demás atletas. “Empezaba a finales de febrero y en octubre paraba. Me tenía muy consentida”. Y es que para ella el atletismo era una diversión, sin pretensiones desmedidas. “Nunca hice campo a través. En invierno no iba a Riazor”. Esta sintonía, impecable, entre ella y Biurrun se refleja también en el instante en que el técnico formó el club Imperio OJE. Le pidió a María José si se integraba en él y ella, encantada, abandonó el Club Atlético Coruñés. En el Imperio OJE era la única mujer.

El momento estelar de su carrera atlética se produjo el 18 de junio de 1966. Hasta Madrid se llegaron unas atletas suecas de Goteborg que, según quedó reflejado, “no ofrecieron una resistencia notable”. La figura de las nórdicas era Elisabet Oslberg, quien, a pesar de no realizar la marca que poseía, venció en los 400 metros con 58.6, y tras ella, luchando con enorme tesón, quedó María José Álvarez con 59.7. El nuevo récord español llevaba esta vez emparejado el hecho de ser la primera ocasión en que una española corría esta distancia por debajo del minuto. Conviene resaltar que gestas de esta naturaleza siempre cuentan con un valor especial para la historia y a ésta se aferró para siempre la atleta coruñesa. Sobre las pistas de ceniza de Vallehermoso, en las que quedó tercera María Teresa Castañeda, 1:01.2, también compitió la viguesa María Dolores García, traspasando la meta en cuarto lugar en 1:01.5.

Su debut internacional (la única vez que lo fue) se produjo en Bruselas en agosto de 1966. Las atletas belgas vencieron con amplitud, 74 puntos a 43, a las españolas. El dirigente Juan Manuel de Hoz fue claro y contundente en Atletismo Español: “Todavía falta mucho camino por recorrer. No podemos engañarnos, pero verdaderamente el atletismo femenino en España ha empezado prácticamente en 1963. Ellas no tienen la culpa de esos veinticinco años de total inactividad, pero verdaderamente todavía son muy flojas”. Y concluía De Hoz: “Espero que a los que verdaderamente tengan la culpa de esa inactividad les remuerda la conciencia y se den cuenta ahora de que ha sido una solemne tontería el no dejar a  la mujer española que practique atletismo”.

Mª José Álvarez, izq., en apretado final de 400 metros con Nela Souto, en un Trofeo Teresa Herrera en Riazor

María José Álvarez estuvo muy desafortunada en los 400 metros de su carrera internacional, aunque ya supo allí mismo donde había estado su mal. Finalizó en última posición, descolgada, con un tiempo inapropiado: 1:02.0, mientras que su compañera María Dolores García lo hizo aceptablemente bien al ser tercera con 59.8. Las belgas Peyskens y Clerbout, con 57.6 y 58.7, demostraron su aplastante superioridad.

Otra peculiaridad de la coruñesa es que, incomprensiblemente, no realizaba  calentamiento alguno para adentrarse en la competición; a lo sumo, un trotecillo suave. Pero en el encuentro contra Bélgica, aunque se resistió inicialmente al mandato del entrenador Ballesteros, no tuvo más remedio que ejercitarse antes de la carrera. “Me puso allí a dar vueltas, a hacer calentamiento, y cuando dieron la salida yo ya salí que no podía con mi alma. Salí agotada. Me acuerdo que cuando llegué vino a ayudarme Sánchez Paraíso”.

Pasó por los Campeonatos de España de 1966 con sabor agridulce. En septiembre, fue cuarta (1:00.6) en la final de 400 metros que ganó la ourensana Josefina Salgado (59.9). Pero en octubre, con Pellicer, Astray y Salvadores alcanzó la medalla de bronce en el relevo 4×100 (51.4), superado el equipo coruñés por Barcelona (50.9) y Pontevedra (51.2).

En 1967, en el certamen nacional absoluto celebrado en septiembre en Vallehermoso, y cuando dos meses antes Josefina Salgado le había arrebatado la plusmarca española de 400, María José corrió los 200 metros, sin que pudiese avanzar de semifinales al quedar quinta (27.6) en la segunda serie.

Terminado 1969, eran ocho las mujeres españolas que habían corrido los 400 en menos de un minuto: Coro Fuentes (57.3), Josefina Salgado (57.9), Ángeles Mandado (58.2), María José Álvarez y María Rosa Sierra (59.7), y María Dolores García, Catalina Marcos y María Feu (59.8).