Aficionado a correr y participar en carreras pedestres, el empresario vigués del mundo de la pesca Eduardo Vieira (1954) fue todavía más allá en su querencia por el atletismo cuando tomó la iniciativa de crear el medio maratón entre Vigo y Baiona por la costa. Lo de correr bordeando la costa lo consideraba como un aspecto trascendente. En 2004, cuatro años después de haberse celebrado la primera edición, Eduardo Vieira creía que mucho del éxito que estaba teniendo la competición era debido a que el circuito, que calificó de “muy estimulante”, discurriera entre Vigo, Nigrán y Baiona; y era consciente de que tal vez si fuera urbano podría atraer más atletas y ayudas pero que muy posiblemente los corredores no estuviesen de acuerdo con el cambio “porque”, dijo, “todos estamos cautivos de este recorrido por la costa”.
En 2019, con el medio maratón más que consolidado, un medio maratón que todos conocen como Vig-Bay, Eduardo Vieira manifestó en Faro de Vigo sobre esta carrera que rozaba la excelencia año tras año, en palabras de su entrevistador, que ese afán por hacer las cosas bien era “algo innato” en él; y hablaba de su habitual deseo por “ayudar”, “de poner cariño en las cosas”. “Por mi parte”, contó, “se ha impregnado ese cariño en la Vig-Bay y quienes trabajan en la organización seguramente ya me han superado en eso, porque es importante que la gente que venga a correr no tenga problemas, que vea que por nuestra parte estamos ahí para resolver cualquier cosa, para que sea un día relajado”.
Ya con motivo de la primera edición de este medio maratón organizado el año 2000 se daba cuenta, tal como se refleja en la revista de la prueba en 2004, de las “aspiraciones y las expectativas” con que surgía la competición al presentar “como novedad técnica un sistema de control de tiempos con un “chip” en las zapatillas de los corredores”; también se ofrecía un “servicio de fisioterapia” a los participantes; y dado que existía el propósito de establecer “una categoría de atletas minusválidos en silla de ruedas” buscando la “integración social”, se llevó a cabo una demostración de los campeones de Portugal; y fue convocado también un concurso fotográfico sobre la prueba.
Después vendría la confirmación de la Real Federación Española de Atletismo de mantener la carrera en el calendario nacional, una vez se había integrado un año antes; se recibió el certificado ISO 9001:2000 a la calidad, algo, según se dijo, que no tenía parangón en carrera internacional alguna de estas características; se organizaron jornadas técnicas; ya se trabajaba en un proyecto para poder analizar lo hecho por cada atleta en distintas intervenciones; y hubo asimismo un certamen de relatos… Por todo ello, Eduardo Vieira llegó a comentar en aquellos primeros años: “Hemos ido incorporando permanentemente novedades que permiten que hoy en día la prueba sea ya algo más que un acontecimiento deportivo”.
El vasco Diego García (1961-2001), que se inició en el atletismo cuando cumplía la mili en Ferrol y acabó siendo uno de los más destacados maratonianos españoles, subcampeón de Europa en 1994, fue el ganador de la primera edición de la Vig-Bay celebrada el 27 de febrero de 2000. Acompasó el ritmo con su amigo vigués Alejandro Gómez (1967-2021) desde la salida en la playa de Samil hasta la mitad del complicado trayecto para marcharse entonces en solitario. “Vi que Alejandro no iba muy bien e intenté dejarlo”, manifestó en El Correo Gallego. “Si me quedo con él hasta el final me hubiese ganado porque es mucho más rápido que yo”. También apuntó que “era un circuito difícil”, al que calificó de “muy duro” y “con muchas subidas en la parte final”. Reconoció que en los últimos cinco kilómetros “iba ya muy relajado porque sabía que la marca no iba a ser buena”. Diego García concluyó el medio maratón en 1 hora 04 minutos 49 segundos, mientras que Alejandro Gómez, segundo, finalizó en 1h06:08 y el tercer clasificado, José Costa, lo hizo en 1h08:27.
La primera mujer fue la portuguesa afincada en O Porriño Alzira Lario, con un tiempo de 1 hora 24 minutos 04 segundos, quien puso de relieve que para ella la carrera había sido “un entrenamiento más” ya que se preparaba para concurrir a una competición de nivel europeo en Francia. En segundo lugar quedó Margarita Fernández, 1h25:14, y la tercera fue Rosalía García, 1h27:19.
La crónica de El Correo Gallego sobre el medio maratón de 2001 que ganaron Alejandro Gómez y Soledad Castro indica certeramente que “no tuvieron rival humano”, pero que se habían enfrentado a “un enemigo terrible, de esos que se pegan al pecho y no dejan de morder, el fuerte viento de la costa”. A pesar de esta dificultad, aquel domingo 11 de marzo el muy capacitado Alejandro Gómez se sacudió los rivales cuando se llevaban acumulados seis kilómetros y alcanzó la meta en 1 hora 07 minutos 26 segundos.
A la vera de Alejandro estuvo José Ramón Rey, otro atleta con suficiente pedigrí para cualquier empresa que tuviera por delante; en esta ocasión, sin embargo, arrastraba consigo el esfuerzo de haber corrido días antes un maratón en Andalucía. El de Arnoia acabó segundo en Baiona en 1h 09.02, y dijo sobre la competición: “Para mí estuvo muy bien, me vino de maravilla que saliésemos despacio porque aún me pasa factura la prueba de Sevilla”.
Si el espléndido palmarés de ámbito mundial lo ponía sobre la mesa la portuguesa Manuela Machado para convertirla en favorita, la gallega de Mos, Soledad Castro, contrapuso un magnífico estado de forma y su insistente tesón, un bagaje más que suficiente para resultar vencedora. Su tiempo fue 1 hora 19 minutos 34 segundos, siendo el de la portuguesa 1h20:51. La gallega comentó que no se había presentado en la competición muy “convencida” porque no había estado bien en el principal torneo nacional de cross. “No estaba muy motivada para hacer tantos kilómetros”, reconoció, “pero las cosas salieron bien, a pesar de Manuela y el viento”.
El marroquí residente en Valencia Elhoussine Essemeaill, triunfador en 2002, se apropió de la cabeza de carrera con un compatriota y atletas tanzanos de tal manera que impusieron el ritmo que ellos quisieron. Pero Essemeaill llevaba también una estrategia. “Esperaba el tramo final para cambiar de ritmo y tener una ventaja suficiente para llegar a la meta con cierta tranquilidad”, manifestó en El Correo Gallego. Y traspasó la meta con la tranquilidad que pueden dar siete segundos de margen, porque él terminó en 1 hora 04 minutos 36 segundos, y el salmantino Ramiro Morán lo hizo en 1h04:43; el también marroquí Hassan Lekhili, asentado en Ourense, que fue tercero, concluyó en 1h04:50.
Para la indiscutible ganadora, la portuguesa Fátima Cabral, con un tiempo de 1h14:58, “el recorrido”, resaltó, “es muy exigente porque hay muchos toboganes y eso castiga mucho las piernas. En la parte final resulta mucho más agradable y ahí me encontré mucho mejor”. Y resumió así lo que había hecho: “Rompí la carrera a falta de cinco o seis kilómetros, me fui hacia adelante y ya no pudieron seguirme”. La laureada Manuela Machado, segunda, finalizó en 1h15:24.
La Vig-Bay, proyectada en su reconocido símbolo alado, “alas” que, como se ha escrito desde las entrañas de la organización, “no tienen un significado físico, pero sí espiritual, de elevación sobre uno mismo y de superación personal”, cuenta con tres atletas, Hassan Lekhili, Manuel Ángel Penas y Nuno Costa, encaramados ya en una cúspide bastante inaccesible al poseer cada uno de ellos tres victorias. Lekhili labró su dominio en 2010, 2011 y 2012; Manuel Ángel Penas, el fondista de Arzúa al que tantos identifican como Lolo Penas, lo hizo en 2013, 2015 y 2016; y el portugués Nuno Costa, integrado en plenitud en la vida gallega, fue el mejor en 2017, 2018 y 2019.
El 11 de abril de 2010 Hassan Lekhili se sacudió mejor que nadie el calor intenso de aquel día con un claro triunfo en la llegada a Elduayen (Baiona). Su tiempo de 1 hora 06 minutos 51 segundos refleja su dominio en la multitudinaria carrera ya que el segundo clasificado, el portugués Vitor Santos, finalizó en 1h08:32. Y entre las mujeres, un nombre glorioso del atletismo español a sumar como vencedora a la prestigiosa prueba: la olímpica lucense María Abel, 1hora 19 minutos 24 segundos.
La presencia del santiagués Pedro Nimo en la edición de 2011 ponía cierto interrogante a quien podría llevarse el deseado triunfo. Pero Lekhili no permitió una incertidumbre duradera. Repitiendo idéntica estrategia que el año anterior dejó a sus más cualificados rivales en un segundo plano una vez superados los primeros seis kilómetros. Nimo, el más cercano, a una veintena de metros, se vio incapaz de recortar la ventaja. Lekhili se mejoró con creces en la meta ya que su tiempo esta vez fue 1h04:55, viéndose acompañado en el éxito por dos compostelanos: Pedro Nimo, segundo, 1h05:20, y Jesús de la Fuente, tercero, 1h06:36.
La mujer con más brío este año 2011 fue la portuguesa Dorotea Peixoto, quien marcó diferencias desde el comienzo y así quedó reflejado a la conclusión. A su tiempo de 1h16:34 no le ofreció mucha oposición Soledad Castro, segunda, 1h21:16.
Una vez conseguida su tercera victoria, la de 2012, Hassan Lekhili habló de la viveza con que se había salido a la competición por parte de Carlos Villamor, y, con respecto a él, de la lucha interesante que le había enfrentado a Pedro Nimo y Akka Essadaoui y que consideró “muy buena, de nivel”. Él realizó en torno al kilómetro ocho un cambio de ritmo que, sin ser muy poderoso, le permitió dejar a sus contrincantes por detrás. Nimo acabaría retirándose y Essadaoui ocuparía la segunda plaza en meta en 1h05:48; Lekhili invirtió en esta ocasión 1hora 05 minutos 29 segundos. En el puesto 76 de la clasificación general entró la primera mujer: Fernanda Miranda con un registro de 1h18:33.
“Venía para ganar, no para marcar un tiempo, que creo que está bastante bien para correr yo solo”, manifestó Manuel Ángel Penas a Faro de Vigo tras vencer en 2013, el año de su debut en la Vig-Bay, con un tiempo de 1 hora 05 minutos 24 segundos en los 21.097,5 metros. “Impuse un ritmo bastante fuerte y en torno al kilómetro 4 ya me quedé solo”. Se escribió de esta carrera, en la que no estuvo Hassan Lekhili, lesionado, que el atleta de Arzúa “no quiso sorpresas y desde un primer momento impuso un ritmo feroz que nadie pudo seguir”. Al final, segundo y tercero fueron Elías S. Domínguez, 1h08:25, y José Antonio Ramallo, 1h08:27.
También quedó reflejado que la atleta de Cangas María Jesús Gestido, vencedora femenina, en 1 hora 17 minutos 49 segundos, había sido “un ciclón” sobre el asfalto y su ventaja con las rivales fue nítida. “Parece fácil”, explicó Gestido, “pero peleé hasta el final porque vi que podía hacer una marca un poquito decente”. María Yolanda Gutiérrez, segunda, concluyó en 1h20:55, y la portuguesa Fátima Silva, tercera, lo hizo en 1h23:42.
A escasos días de celebrarse la prueba en 2014 prevista para el 6 de abril, saltó por los aires la relación existente entre la Federación Gallega de Atletismo (FGA) y la organización de la Vig-Bay, de tal manera que el organismo federativo la excluía de su calendario por no hacer frente a los costes de la “licencia de día” aprobados en asamblea; señalaba también que las marcas de los atletas no serían válidas para el ranking gallego ni español. Y desde la Vig-Bay se daba cuenta de las “desavenencias” y se explicaba que el no depender de la FGA ni de sus jueces, no iba a afectar ni al “cronometraje” ni a la “calidad ni a la seguridad del circuito” homologado por la Federación Española de Atletismo. La situación, sin embargo, produjo que Manuel Ángel Penas decidiera no participar y los organizadores manifestaron en Faro de Vigo que “Lolo es un atleta becado y compite a nivel internacional por lo que no le está permitido participar en una carrera que esté fuera del calendario y donde no podrá hacer marca”.
Pero Manuel Ángel Penas volvió a situarse en la línea de salida en 2015, año en el que obtuvo su segundo triunfo. Se colocó detrás de Hassan Lekhili desde un principio, no se despegó de él a pesar de los intentos que hizo el marroquí por irse en solitario y, a falta de 300 metros, su cambio de ritmo dejó noqueado al rival aunque, cierto es, no quedó tumbado en la lona porque en meta sólo hubo una diferencia de dos segundos entre ellos. “Hassan Lekhili llevó todo el peso de la carrera. Lo cierto es que yo iba cómodo”, señaló Penas en Faro de Vigo. El atleta de Arzúa terminó en 1 hora 06 minutos 32 segundos.
Ciertamente, no encontró María Jesús Gestido mucha oposición en una carrera que ganó en 1hora 18 minutos 14 segundos, si se toma como referencia que la segunda en Baiona, la portuguesa Carla Andrade, finalizó en 1 hora 24 minutos 41 segundos.
Tres días antes de celebrarse la Vig-Bay de 2015, La Voz de Galicia informaba que sería la edición más multitudinaria con 5.500 participantes (límite establecido por los organizadores), a la que se presentaban atletas de 24 países. Sobre este particular, Eduardo Vieira aseveraba: “Cuando empezamos decía que teníamos que hacer el maratón de Nueva York de las medias maratones. Era un objetivo lejano, pero cada día estamos más cerca y no dejamos de crecer”.
Los dos grandes protagonistas de 2015, Penas y Lekhili, volvieron a serlo en 2016, exactamente el 10 de abril. Se jugaron la victoria al sprint y, esta vez, únicamente un segundo de margen separó a tan formidables atletas. El que fue tercer triunfo de Penas en la Vig-Bay lo cerró con un tiempo de 1h09:58. Tuvieron, ellos y los demás participantes, que lidiar con un desagradable viento en contra que incapacitaba muchos deseos. Pero ya se sabe que la fuerza por llegar suele ser, las más de las veces, un estímulo contra la adversidad. Se dijo que habían traspasado la meta algo más de 4.000 atletas de los cerca de 5.300 que habían tomado la salida. Entre los cuatro mil rocosos ciudadanos debe citarse también a Rubén Diz, que luchó con desparpajo en cabeza con Penas y Lekhili y finalizó en tercera posición en 1 hora 10 minutos 01 segundos.
“No estaba el día para grandes registros. Sopló todo el tiempo el viento de frente. Sabía que era el más rápido, con lo que mi trabajo era sencillo, aguantar y, al final, cambiar de ritmo”, comentó a Faro de Vigo Manuel Ángel Penas, añadiendo que “mi estrategia es siempre la misma, además vengo de una lesión muy larga y aún me falta para estar al cien por cien”.
Diana Ruivo, portuguesa residente en Vigo, se coronó como la mejor mujer en su quinta participación. Terminó la complicada carrera en 1h26:45, siendo segunda Susana Vilela, 1h27:32. La ganadora confesó: “Venía con el objetivo de podio, pero la verdad es que ganar ha sido toda una sorpresa y estoy muy contenta”.
Los tres años de gloria de Nuno Costa comenzaron en 2017. Sucedió que el domingo 2 de abril su triunfo llevaba aparejado la derrota de un tricampeón como Lolo Penas y eso, tratándose de un rival peligroso, aporta si cabe más mérito al portugués. A la carrera le puso ritmo inicialmente Akka Essadoui, pero consumidos ya 10 kilómetros quien se ofrecía delante era Rubén Diz, claro que con Nuno y Lolo, vigilándose, dejándole hacer. “La estrategia que seguí fue la de resguardarme lo más posible en la primera parte”, comentaría Nuno Costa a Faro de Vigo cuando ya disfrutaba de su victoria en Baiona. Y como sabía que para superar al atleta de Arzúa no podía aguardar a tener la meta a la vista, optó por dejarlo atrás a escasos kilómetros del final. Sucedió en A Ramallosa. Nuno Costa se impuso en 1hora 07 minutos 51 segundos, con Lolo Penas segundo, 1h08:40, y Rubén Diz, tercero, 1h08:46.
“Me ha parecido un medio maratón exigente”, afirmó el triunfador. “No llegaba en mi mejor momento de forma, por lo que se me hizo un poco más difícil”. Dado que el desenlace de la prueba se produjo a unos tres kilómetros del final, Lolo Penas apuntó: “Ahí ya vi que estaba fuera de ritmo. Bajé un poco y me puse a rueda de Rubén Diz”.
En la lucha entre las atletas la que mejor lo hizo fue la portuguesa Clarisse Cruz, aunque en los metros finales se vio muy presionada por Sandra Mosquera. Clarisse terminó en 1h19:48 (fue la 94º de la general) y Sandra en 1h20:02. La ganadora señaló que “decidió correr en función de las adversarias. Sabía que era más fuerte que ellas así que me dediqué a controlar.”. También apuntó que en torno al kilómetro diez ya se vio sin contrincantes.
Aunque también se hizo presente el sol, viento y lluvia marcaron el discurrir de los atletas el 8 de abril de 2018 cuando se produjo la segunda victoria de Nuno Costa, 1h09:28. Quien se mostró atrevido, con visibles ganas, fue Iván Roade, y por Playa América incluso se diría que se puso más bravo buscando despegarse de sus oponentes. No lo consiguió. Nuno Costa y Alejandro Fernández seguían ahí, al acecho. Precisamente, fue a la altura de A Ramallosa cuando Nuno Costa revolucionó su potente motor y se marchó en solitario. Inútil esfuerzo, dándose relevos, el de Alejandro Fernández e Iván Roade por darle alcance. Alejandro acabaría segundo, 1h09:33, e Iván entró a continuación, 1h09:38.
“Este año el triunfo fue un poco más difícil” ya que hubo unas condiciones atmosféricas “un poco más adversas que el año anterior”, explicó Nuno Costa, resaltando el incómodo viento en contra, de ahí que, viendo la situación, su objetivo “era intentar resguardarme para los últimos kilómetros”.
En versión femenina, la prueba fue cosa de Sandra Mosquera. Si buscaba la victoria la encontró. “Mis rivales salieron muy rápido” relató, “así que hacer la primera parte de la carrera fuera de mi ritmo me costó”. Pero ya con diez kilómetros transcurridos se dio cuenta de que las fuerzas no la habían abandonado e imprimió otro ritmo. El ritmo del triunfo. Se impuso en 1h19:03, por delante de la francesa Alice Finot, 1h19:59.
Al cumplirse veinte ediciones de la Vig-Bay en 2019, desde la organización se buscó un golpe de efecto, algo así como el más difícil todavía, por lo que además de celebrarse el clásico medio maratón se llevó a cabo, el mismo día, un maratón. “Es un esfuerzo doble”, explicó Eduardo Vieira en Faro de Vigo, involucrando a cuantos colaboran en “una prueba de gran complejidad”. “Además”, añadió, “los corredores somos bastante críticos y cada paso que damos vamos viendo si las cosas se hacen bien o mal, por lo que es un compromiso importante”.
El impulsor de este acontecimiento no podía ocultar la satisfacción por lo conseguido a lo largo de tantos años. “Me siento orgulloso de que en nuestra sociedad la Vig-Bay sea un reto para mucha gente”, valoró. “Al principio nos veían como esos locos que corren, pero poco a poco la gente se ha enganchado. Hay un espíritu general de Vig-Bay y eso me enorgullece, que para tanta gente se pueda convertir en un objetivo”.
Y ahora les ponía en bandeja un desafío de enorme envergadura: un maratón. “Hace años que es un clamor popular”, sentenció. “Pensamos que podía ser bonito que gente que había empezado en el medio maratón con nosotros este domingo pudiera tener el reto del maratón”. Era consciente de que buena parte del millar largo de personas que afrontaría los 42 kilómetros procedía de lo que él llamó “cantera” del maratón.
También Eduardo Vieira, asiduo como corredor al medio maratón que lleva sus señas de identidad, se apuntaba en esta oportunidad a la distancia grande. “Para mí, el objetivo número uno es correr la Vig-Bay”, comentó. “Hace ocho años que no corro un maratón, sin embargo no lo pensé mucho a la hora de inscribirme. Obviamente tenía que correrlo, y ahí estoy, mitad como corredor y mitad supervisor”.
Entre los 1.271 atletas que intervinieron en el maratón el 7 de abril, el mejor de todos ellos fue el vigués Elías Salvador Domínguez, con un registro de 2 horas 35 minutos 03 segundos en los 42 kilómetros 195 metros, con salida en Vigo y llegada a Baiona. Elías S. Domínguez no se había perdido hasta ese día ningún medio maratón de la Vig-Bay, que había ganado en 2009 en 1h07:22. Exceptuando el año 2017 en el que finalizó en el puesto 15º, todos los demás años se clasificó entre los diez primeros. La segunda posición la obtuvo dos veces: en 2008 (1h07:33) y en 2013 (1h08:25); quedó tercero igualmente en dos ocasiones: en 2003 (1h08:19) y en 2007 (1h07:30); y fue cuarto en cuatro oportunidades: en 2000 (1h08:31), en 2001 (1h10:18), en 2004 (1h07:28), y en 2006 (1h09:20). Su mejor marca, 1h07:15, la registró en 2005 cuando finalizó en quinto lugar.
Elías S. Domínguez es un hombre que llegó al atletismo cuando ya contaba 26 años, aunque para él el deporte era algo habitual, su divertimento, y llegó a decir que estuvo integrado en el fútbol, el piragüismo, el squash, en bicicleta de montaña, en montañismo… Según contó, en 1998, hastiado de estar en el gimnasio al que acudía diariamente al salir del trabajo, se le dio por ponerse a correr y prepararse para intervenir en un maratón, como así sucedió, debutando en el que se organiza en Toral de los Vados (León). Y fue ese año en Baiona, corriendo la carrera pedestre popular en agosto, cuando conoció al olímpico Carlos Pérez, quien había entrenado a uno de sus hermanos y, desde ese instante, comenzó a entrenarlo a él.
Tanto Elías S. Domínguez como Rubén Pereira, que habían preparado juntos la carrera, se pusieron al mando del maratón de la Vig-Bay en un día que amenazaba lluvia y viento y que, por fortuna, lluvia y viento se abstuvieron de incordiar. Todo transcurría más o menos plácidamente hasta que, cuando efectuaron su segundo paso por Samil, Elías y Rubén se vieron acompañados por el portugués Henrique Costa. Desde ese instante se apoderó de ellos la desconfianza. Incluso en el kilómetro 30, Henrique Costa se situó delante aunque con un margen imperceptible. Faltando un kilómetro, cuando el portugués ya se había desentendido de la posible victoria, quien avivó el fuego del desenlace fue Rubén sin que por ello se resquebrajara totalmente la fortaleza de Elías, de tal modo que, faltando 400 metros, éste asestó un ritmo incapaz de ser imitado por su compañero de fuga. Cuando Elías S. Domínguez traspasó la meta aguardó unos pocos segundos para que hiciera lo mismo Rubén Pereira y fundirse ambos en un abrazo.
Los diez primeros clasificados del maratón fueron: 1º. Elías Salvador Domínguez (2h35:03), 2º. Rubén Pereira (2h35:12), 3º. Henrique Costa (2h35:25), 4º. José Alberto Bastos da Silva (2h42:12), 5º. Manuel Prieto (2h46:12), 6º. Manuel Enrique Estévez (2h46:15), 7º. Javier Conde (2h46:55), 8º. Santiago Vales (2h46:56), 9º. Daniel Vila (2h47:17), y 10º. Lucas Pouso (2h48:15).
El ganador hizo hincapié en Faro de Vigo que, por haber hecho la preparación de este maratón con Rubén Pereira y bajo la tutela de Carlos Landín, le hacía mucha ilusión que pudieran estar los dos en el podio. “Fue un trabajo duro, complicado. No es igual que un medio maratón. Hay tensión, muchos kilómetros acumulados, meses de entrenamiento; pero la verdad es que la planificación ha sido perfecta. Llegamos bien al día y tuvimos la suerte de que no llovió…” También Elías S. Domínguez comentó sobre la emoción que sintió al pasar por el kilómetro 21, en Samil. “Se me pusieron los pelos de punta”, dijo.
En categoría femenina la victoria se la adjudicó Beatriz Fernández en 3 horas 02 minutos 19 segundos, habiéndose clasificado en el puesto 71 de la general. Segunda quedó Pilar Mahamud, 3h17:15, y tercera fue Lola Pérez Corvo, 3h20:20. La triunfadora indicó: “Tuve que convencer a mi entrenador para que me dejara correr este maratón porque es muy duro”. Y al igual que Elías, dijo: “Llegué a emocionarme cuando dimos la vuelta en Samil y la gente me empezó a gritar y a animar”.
La preocupación de Nuno Costa cuando se puso a correr el medio maratón entre Vigo y Baiona en 2019 no era otra que vigilar los movimientos del leonés Sergio Sánchez, que era además su entrenador. Pero mediada la carrera se percató de que sus rivales “estaban más cansados” que él y decidió irse en solitario. Entró vencedor en 1 hora 06 minutos 58 segundos, siendo segundo Sergio Sánchez en 1h07:58.
Dos mujeres, Paula Mayobre y Alice Finot, se convirtieron en protagonistas máximas. Si Paula mandó en la primera parte de la carrera, desde Monte Lourido asumió la cabeza Alice, quien acabaría siendo la triunfadora en 1h15:11. Su alegría era grande y puso de manifiesto que durante la prueba había estado “con personas que impusieron un ritmo muy fuerte”, aunque lo había aguantado bien. Paula, por su parte, segunda en meta en 1h15:37, resaltó de la vencedora que se mostrara “muy fuerte” y argumentó que no le gustaba ver a una “compañera” entre hombres por lo que tiene de ayuda pero también reconoció que así eran las carreras mixtas.
Al paralizarse el mundo por la pandemia en 2020 y 2021, lo mismo le ocurrió a la Vig-Bay. Fueron dos años de inevitable ausencia. Y con motivo de su retorno en 2022 además del tradicional medio maratón se insistió con otro maratón tras el de 2019; asimismo, se agregó a tanto esfuerzo otro más con la puesta de largo de una carrera de 10 kilómetros denominada Mini Bay. En esta vuelta a la normalidad se avanzó que se congregarían unas 5.000 personas en el medio maratón, algo menos de 500 en el maratón y casi un millar en la Mini Bay. “Paramos ahí las inscripciones, que era la cifra que nos habíamos puesto”, reconoció Eduardo Vieira en Atlántico Diario el mes de abril.
Para el promotor de tan sugestivo acontecimiento atlético, quedó demostrada la fidelidad de muchos de los participantes. “Hubo gente que mantuvo la inscripción estos dos años. Había opción de permanecer con ella o recuperar el depósito”, recordó Vieira. “El comentario general es que había muchas ganas de competir” y resaltó un “trasvase” de corredores del maratón al medio maratón con una certera afirmación: “Al principio, todos nos comemos el mundo, pero después el mundo nos come a nosotros”. Y con respecto a la Mini Bay que entraba en escena comentó: “A lo mejor no hay que aspirar a más porque haciendo 10 kilómetros y ejercicio todos los días, ya es más que un objetivo”.
El maratón de la Vig-Bay no había nacido en 2019 con la pretensión de hacerlo continuamente, y así lo remarcó Eduardo Vieira. Sólo se celebraría “en determinadas circunstancias”, “en años especiales”. De que se volviese a él ya en 2022 lo justificó de este modo: “Las cosas no fueron como tenían que ir y ese parón de dos años en la celebración de la carrera nos hizo reflexionar. Si hay un momento que merece celebrar una maratón es este. Está claro que son 42 kilómetros, que es bastante, y la Vig-Bay, por el recorrido, es un trazado que `tira do peito´. Se hace duro”.
El caso es que, en 2022, con las tres pruebas que discurrían por la costa, se movilizaron unas 6.500 personas, un auténtico “desafío” en palabras del Atlántico. “No sé si la gente es consciente o se ha puesto a pensar el esfuerzo organizativo y de medios que tiene la prueba”, corroboraba Vieira, quien, para reflejar esta dimensión, añadió: “Tenemos 8 médicos, 16 ATS, 8 ambulancias y 4 de ellas con UVI, 4 hospitales de campaña y llevamos más de veinte desfibriladores. Sólo la parte sanitaria es un gran esfuerzo para cubrir la carrera. Y después están las policías, los voluntarios, los servicios de las localidades…” Pero hay algún otro aspecto que debe tenerse en cuenta: “La carrera ahora tiene tres salidas diferentes y tres llegadas distintas. Precisamente, la llegada en Baiona dispone de ciertas limitaciones para entrar, lo que supone redoblar los esfuerzos para recibir a los atletas como se merecen”.
Quien puso en marcha la Vig-Bay el año 2000 comentó que, desde aquel momento, “intentamos apostar fuerte para conseguir hacer una buena carrera”. Incluso apuntó: “No puedo decir que no pensara en los 5.000 deportistas de ahora”. Su manera de ser entraba lógicamente en juego. “Yo tengo una ambición de pensar en grande, aunque no siempre se consiga. Además, yo sabía que la carrera era una actividad que iba en aumento. Igual lo pensaba porque, los que la practicábamos, nos llenaba tanto que pensamos que tenía que llegar a mucha más gente. Pero siempre aspiramos a cotas altas”.
Así pues, el domingo 10 de abril de 2022 se disputaron tres carreras. Según Faro de Vigo, los atletas clasificados en la Mini Bay fueron 545, en el maratón lo hicieron 338 y en el medio maratón 3.457. Fue un día donde el viento sopló de cara en algunos tramos, con una temperatura incluso calurosa, a medida que avanzó la mañana.
El vigués Rubén Pereira no perdió esta nueva oportunidad de salir triunfante en el recorrido maratoniano después de haber sido segundo en 2019. Esta vez sorteó las dificultades presentadas y se presentó primero en Baiona con 2 horas 33 minutos 05 segundos. Quien de inicio incordió fue Máximo Cordero, llevando su voraz apetito durante varios kilómetros, reemplazado después por Esteban Toucedo, sin que su buen ánimo le diera para salir victorioso. Aunque a un par de kilómetros de la meta Rubén Pereira no había podido desembarazarse de Pablo García, se enfrentó a él y a su destino con decisión, manteniendo ambos una disputa que dio como resultado el triunfo del mencionado Rubén; Pablo García ocupó el segundo puesto con 2h33:11 y en tercer lugar llegó Esteban Toucedo, 2h34:14.
Tamara Amigo, ponferradina afincada en Lugo, se llevó la victoria en la carrera femenina con un tiempo de 3h17:28, siendo acompañada en los puestos de honor por Ana Alonso, 3h22:33, y Paz Méndez, 3h28:03.
El lituano Dmitrijs Serjogius, campeón de su país en carreras de fondo, con participación en muy relevantes competiciones como los Mundiales de Doha 2019, fue el triunfador del medio maratón Vig-Bay. Dmitrijs, residente en Barcelona durante los meses en que el frío se adueña de su país, acudió a la Vig-Bay porque le había hablado de la prueba un amigo gallego. Se impuso con manifiesta autoridad en 1 hora 05 minutos 31 segundos, una vez que había dejado a todos los contrincantes no más allá de los 4 kilómetros de carrera. Y dijo de ella, de la carrera, que había sido la “más bonita” que había corrido. “Es un recorrido espectacular, con vistas fantásticas”, sentenció en Faro de Vigo. Segundo se clasificó Álex Martínez, 1h06:55, y tercero, José Canda, 1h07:40.
Tampoco se vio intimidada la portuguesa Diana Sousa en un circuito que consideró “exigente”. Venció en 1h18:50, seguida de Esther Valiño, 1h23:32, y Sonia Abad, 1h24:26.
La Mini Bay, 10 kilómetros de, en teoría, asumible competencia, tuvo como primer ganador a Amadeo Abal, con un registro de 33 minutos 30 segundos, con Iván Docampo en segundo lugar, 33:32, y Carlos Gutiérrez tercero, 34:15; entre las mujeres, quien escribió su nombre para la posteridad fue Vicky Losada tras terminar en el puesto 25º de la general con un tiempo de 43:06, segunda se clasificó Nazareth Tilve, 46:27, y tercera fue Marta Muiño, 47:46.
El medio maratón entre Vigo y Baiona cuenta también como ganadores de otras ediciones a los siguientes: en 2003, Godfrey Muriuki, 1h04:27, e Irene Kwambai, 1h14:52; en 2004, Sammy Tum, 1h02:05, y Carroline Cheptonui, 1h11:47; en 2005, Pablo Korir, 1h02:50, y Natalia Raña, 1h21:10; en 2006, Pol Gillen, 1h09:10, y Salome Semotwo, 1h18:09; en 2007, Elijah Kitur, 1h05:46, y Anne Jepkembun, 1h10:17; en 2008, Yossf El Kalai, 1h04:21, y Fátima Cabral, 1h14:15; en 2009, Elías S. Domínguez, 1h07:22, y Esther Álvarez, 1h18:10; en 2014, Alejandro Fernández, 1h06:45, y María Yolanda Gutiérrez, 1h23:43; y en 2023, Jorge Puig, 1h07:27, y Alice Finot, 1h15:25.
Las alas que dibujó un día como logotipo de la Vig-Bay Luis Alcántara no han parado de agitarse y de volar sin desmayo. Y si la Vig-Bay siempre se activa, el autor del logotipo tampoco se detuvo en su creatividad y ofreció una nueva imagen (en 2020 convivieron las dos versiones) con la que perdurar en otro tiempo.
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