La gran decisión de 2009
Entre las mujeres (más de un centenar) que corrieron el maratón olímpico de Londres 2012 se encontraba Vanessa Veiga (Gondomar, Pontevedra, 1979), con una experiencia vital que acaso se pareciese poco a la de sus oponentes. Durante seis años se había desentendido por completo del atletismo, aunque había sabido discurrir por él ya de manera certera, se había casado con el también atleta y maratoniano Julio Rey y era madre de tres hijos: Silvia, Julia y David. Y allí estaba ella, dispuesta a afrontar una prueba de enorme sabor histórico y en acontecimiento ideal como culminación a su segunda y sorprendente etapa de atleta.
Julio Rodríguez, con olfato para detectar jóvenes a los que se les adivinan posibilidades corriendo, dio con ella y, según ha contado la misma Vanessa, la gente que la iba observando le hizo ver que era una mujer a la que no le faltaba precisamente clase. Y también la entrenaría Alfonso Ortega, ese gurú de fondistas que supo llevar eficazmente a soberbios especialistas como Javier Álvarez Salgado o Julia Vaquero. Y cuando Vanessa Veiga dejó de sentir bajo sus pies la tierra gallega para acoplarse, con sumo gusto, en tierras de Castilla, en Toledo, donde formó una familia con Julio Rey, no pudo tener como mejor consejero que a su suegro, Julio Rey también.
Sobre estos tres pilares, en verdad fundamentales, fue como construyó su carrera y a los tres se refirió en estos términos en el blog Mis Atletas en julio de 2011: “Yo he tenido la gran suerte de que Julio Rodríguez se cruzara en mi camino y, de su mano, aprendí a amar este deporte y desde el principio nos enseñó que con esfuerzo, trabajo y disciplina se podía llegar muy lejos. Luego, de la mano de Alfonso Ortega seguí trabajando y aprendiendo hasta llegar a Julio, mi suegro, quien me enseñó que el cuerpo humano no tiene límite y que mi meta la pondré yo misma”. Claro que de su suegro apostilló algo más: “Es una persona increíble, no sólo es mi entrenador, Julio es mi amigo, casi mi padre. La confianza es total y juntos hacemos un gran equipo”.
El de 1996, cuando era juvenil, ya fue un año triunfal. Participó en Logroño, el 10 de febrero, en el Campeonato de España de cross de la categoría, finalizando en octavo lugar entre 76 atletas que cruzaron la meta. El equipo de Galicia, con la buena actuación de Vanessa y de Rosalía García (4ª), Ana Carballo (13ª) y Margarita Fernández (17ª), como más destacadas, conquistaría el tercer lugar. Para Vanessa, sin embargo, lo mejor se produjo el 7 de julio en Alcorcón (Madrid) cuando se proclamó campeona de España de 1.500 metros (4:44.65) ante M. Gómez (4:45.56) y V. Martínez (4:45.60).
Se adentró en 1997 en la categoría júnior con paso firme, aunque en la cita nacional del cross que tuvo lugar el 9 de marzo en Alcorcón no mejoró el octavo puesto que había tenido como juvenil. Pero su octavo lugar sumado al segundo de Alessandra Aguilar, el tercero de Paula Hernández y el séptimo de Rosalía García le dio al poderoso equipo de Galicia el subcampeonato de España por federaciones.
Donde Vanessa estuvo sublime fue en Vitoria el 8 de marzo de 1998. Nadie mejor que ella en los seis kilómetros de carrera. Quedó campeona de España de cross júnior arrebatándole tal honor a mujeres muy capaces como las catalanas Marta Gómez (2ª) y Rosa María Morató (3ª), la cántabra Iris Fuentes-Pila (4ª), la también gallega Elena Pérez (5ª), la igualmente catalana Natalia Rodríguez (6ª) y un sinfín de rivales más (atravesaron la meta 113). En Atletismo Español se pone de manifiesto que Vanessa Veiga “se ha consagrado a lo lago de la temporada como la mejor júnior, demostrando una gran superioridad sobre sus compañeras”. Especifica que adelantó en doce segundos a la segunda clasificada “sin aparentar excesivo esfuerzo, como denotan sus magníficos parciales en una perfecta progresión 7:10, 7:05 y 7:00”. Y resalta el cronista que el esfuerzo de Vanessa, sin embargo, “no sirvió” para darle el triunfo a Galicia (fue segunda) al ser superada por Cataluña.
Después del Campeonato de España de Vitoria tuvo que volver a viajar ese mismo mes de marzo pero hasta Marrakech (Marruecos) para participar en el 26º Campeonato del Mundo de campo a través que ganó la etíope Yimenashu Taye, y donde Vanessa, con su puesto 36ª, fue la mejor del equipo júnior español. Las otras compañeras, entre 113 clasificadas, hicieron su aparición en meta por este orden: Elena Pérez (44ª), Natalia Rodríguez (71ª), Marta Gómez (72ª) y Rosa María Morató (85ª).
Todavía le faltaba como júnior su aparición en los torneos de pista al aire libre. Toda la actividad se centró en el mes de julio de aquel 1998. Y, cómo veremos, no todo fueron alegrías. Se retiró de la prueba de 3.000 metros en los Campeonatos de España celebrados en Aranjuez (Madrid) los días 11 y 12. Pero el 18 venció en Alicante en una confrontación con atletas de Francia y Gran Bretaña, con un crono de 9:25:81 igualmente en 3.000, siendo segunda la francesa Katell Villain (9:26.22) y tercera la británica Louse Kelle (9:28.64). Y fue seleccionada para participar en los Campeonatos del Mundo júnior que tuvieron lugar en Annecy (Francia) del 28 de julio al 2 de agosto. Vanessa tomó parte en los 3.000.
La atleta de Gondomar no llegó a disputar la final. Jorge González Amo analizó su actuación dejando claro desde un principio lo que opinaba de ella. “Atleta de enorme calidad, pero muy inmadura, todavía no sabe lo que quiere y lo que supone este deporte”. Pero le abría una puerta a la esperanza. “Esperemos que cambie, porque como he dicho es una excelente fondista”. Y sobre su actuación comenta: “Venía de hacer 9:25 en un 3.000 en Alicante y con mucho calor, aquí la dábamos como finalista segura, pero tal como corrió era imposible. Salió como un tiro, luego se para, vuelve a acelerar. No sabíamos a qué corría. Quedó 10ª en su serie con 9:58.46. Con 9:28 hubiese entrado por tiempos. Su puesto en el total fue la 18ª de 21”.
Hasta el año 2002 estuvo Vanessa defendiendo con mucho acierto los colores de Galicia. Por dos ocasiones, en 2000 y 2002, contribuyó al triunfo de esta federación en el Campeonato de España de cross. El 5 de marzo de 2000 la competición se llevó a cabo en Ourense donde la formación gallega tuvo una actuación acorde a la valía de sus integrantes, que era mucha (corrieron conjuntamente 8.000 metros las mujeres sénior y promesa). La victoria se la adjudicó la lucense María Abel, quinta quedó Julia Vaquero, en sexta posición (primera promesa) se clasificó Alessandra Aguilar, y a continuación llegó Vanessa (segunda promesa), entre un total de 136 clasificadas. Con autoridad, Galicia fue la campeona seguida de Cataluña y Castilla y León.
La edición de 2002 tuvo por escenario Vitoria el 9 y 10 de marzo al diputarse, en días diferentes, el cross largo y el corto y en ambos participó Vanessa. En el primero, de 8.100 metros, obtuvo la novena posición, superada por sus compañeras de equipo María Abel (4ª) y Alessandra Aguilar (6ª), en una carrera dom inada por la aragonesa Luisa Larraga. Galicia, que también contó con Soledad Castro (24ª), se coronó como primer equipo, seguido de Castilla y Léon y Cataluña. Y el segundo día, en el cross corto (4.100 metros), donde también ganó Luisa Larraga, Vanessa fue la mejor representante gallega al ser la cuarta clasificada.
Por sus buenas actuaciones se ganó un puesto en la selección española para el Mundial de cross de 2000 y 2002, donde estuvo más bien discreta. En Vilamoura (Portugal), siendo todavía promesa, fue la 88ª en el cross corto, mientras que en Dublín (Irlanda), igualmente en el cross con menor distancia, se clasificó la 91ª.
No debe quedar en el olvido lo que hizo en 2001 ya que, en el Campeonato de España de cross en O Burgo (A Coruña) el mes de marzo, en una carrera sénior-promesa muy nutrida de participantes (se clasificaron 141), Vanessa terminó la 19ª (segunda promesa, superada por la catalana Rosa María Morató, 16ª) y con el conjunto gallego alcanzando la segunda plaza. Claro que lo mejor para ella todavía estaba por venir puesto que en el Prat de Llobregat (Barcelona) el 30 de junio y 1 de julio se celebraron los Campeonatos de España promesa, y en ellos la atleta gallega conquistó el título de los 10.000 metros con una marca de 37:30.52, adelantando así a Gema Rodríguez (37:36.71) y Ángela Tejedor (38:21.42). “Vanessa Veiga”, se refleja en Atletismo Español, “apostó a caballo ganador participando en los 10.000 metros donde se limitó a controlar a Gema Martínez para superarla cómodamente en los últimos compases de la carrera”.
Completaría este buen año 2001 con la intervención en los Campeonatos de Europa sub23 disputados en Ámsterdam el mes de julio, aunque la meteorología “acompañó poco”. Hizo frío, se hizo notar el viento y apareció la lluvia en los cuatro días de competición. Vanessa corrió los 10.000 metros el día 13, en los que finalizó séptima (34:21.17) con victoria de la rusa Olga Romanova (33:36.03).
Su tiempo en Galicia había llegado a su fin al instalarse en Toledo, la tierra de su marido Julio Rey, maratoniano que estaba en la cúspide. Aunque en 2003 ya defendió los colores de Castilla-La Mancha en Ibiza en el Campeonato de España de cross, la verdad es que con 24 años decidió poner fin al atletismo porque su deseo era el de ser madre. “Es lo que de verdad me apetecía”, manifestaba en El Mundo en 2013. “Sentí que era el momento, así que no me supuso ningún problema dejar de correr”. Acabó teniendo tres hijos, Silvia, Julia y David, y mientras que Julio Rey sacaba provecho de su talento, ella también hacía suyos sus triunfos. Hasta que Julio optó por la retirada después de haber participado en el maratón de Ámsterdam 2009 (abandonó). “A los pocos días estábamos comiendo todos, con mis suegros y mis cuñados, y les dije que quería volver a correr. Todos se sorprendieron mucho y yo creo que pensaron que estaba loca”. Pero en los últimos meses de 2009 retomaba su antigua vida de atleta.
Después de este cónclave familiar, Vanessa no tardó apenas tiempo en mostrarse con idéntico valor al que tenía antes de haber dejado de correr. Porque el 7 de marzo de 2010, en A Coruña, se clasificó undécima en el Campeonato de España de cross y contribuyó a que el equipo de Castilla-La Mancha alcanzara la tercera posición (Alessandra Aguilar quedó tercera y Nuria Fernández, quinta). Y el 30 de junio en Cáceres, en la carrera de 10.000 metros del Campeonato de España en pista que se inició a las diez y media de la noche debido al calor, “que no bajaba de 27-28 grados”, conquistó la medalla de bronce al terminar en 34:11.10; las dos primeras posiciones fueron para Estela Navascues (33:45.22) y María José Pueyo (33:52.23).
Sonados triunfos la acompañaron el año 2011, posiblemente la temporada que le produjo una mayor satisfacción. El 30 de abril, en Gijón, fue la vencedora del Campeonato de España de medio maratón (1h13:04), con Elena Espeso muy cerca (1h13:24) y ya más alejada Teresa Calvo (1h15:21). Cuando la carrera discurría por el kilómetro 10, el mando correspondía a Vanessa Veiga y Elena Espeso con un tiempo de 37:47, seguidas de Luisa Larraga y Esther Hidalgo, quienes perderían sus posiciones en favor de Teresa Calvo. La atleta gallega comentaría en Atletismo Español: “Es mi debut en un medio maratón y la verdad es que no me lo creo”. Mostraba, además, su agradecimiento con el público: “La gente ha estado increíble”.
Pero su día memorable lo acabó viviendo el 11 de diciembre en Castellón como participante en el Campeonato de España de maratón, carrera que se disputó englobada en el segundo maratón internacional de la ciudad. La salida se dio a las nueve de la mañana de un día espléndido. En Atletismo Español se afirma que la atleta gallega “se encontraba en un gran momento de forma, asegurando estar preparada para correr por debajo de 2h30, aunque prefirió asegurar y salir a un ritmo de 3:36 que le condujera a los aledaños de 2h32”. Todo discurría a la perfección a los 10 kilómetros (35:54) y en la mitad del recorrido marcaba 1h15:32. Fue la última parte del trayecto la que se le hizo algo más complicada pero “resistió el empuje final de Beatriz Ros”, la mujer que la persiguió a lo largo de todo el recorrido.
Vanessa Veiga, brazos en alto, satisfacción plena, concluyó el que era su primer maratón en 2 horas 32 minutos 57 segundos, marca mínima para poder asistir a los Juegos Olímpicos de Londres 2012. ¡Un exitazo! Seis mujeres más finalizaron por debajo de las 3 horas: 2ª. Beatriz Ros, 2h33:11; 3ª. Yesenia Centeno, 2h38:25; 4ª. María Yolanda Gutiérrez, 2h42:43; 5ª. Pilar Alonso, 2h46:35; 6ª. Faustina María Ramos, 2h54:28; 7ª. Noelia Muñoz, 2h57:23.
Cuando se le preguntó si se imaginaba que su adaptación a tan larga distancia se iba a producir “con tanta facilidad” comentó con un rotundo “jamás” en La Voz de Galicia. “De hecho, fueron mi marido y mi suegro quienes me animaron a probarla. Pero yo nunca había entrenado durante más de dos horas y, mucho menos, esperaba que fuese a disfrutar corriendo tanto tiempo. Y en mi primer maratón, con solo tres medias acabadas, quedar campeona de España, clasificarme para los Juegos… No sé… Inmejorable”.
La mejor marca personal que posee Vanessa en maratón la hizo precisamente en su debut en Castellón, 2h32:57, mientras que en los 10.000 metros en pista tiene 33:34.56, conseguida el 4 de junio de 2011 en Oslo (Noruega) en la Copa de Europa de 10.000 metros donde acabó decimonovena y con el equipo femenino español en cuarto lugar al ser decimotercera Isabel Checa (33:17.13) y decimoquinta Lidia Rodríguez (33:20.576), habiendo abandonado Estela Navascues.
Y al fin se alcanzó el momento maravilloso de estar en Londres para correr el maratón de los Juegos Olímpicos 2012, hecho que sucedió el 5 de agosto. Entre las 107 atletas clasificadas (hubo once abandonos), las tres españolas llegaron así al estadio de Stratford: 26ª. Alessandra Aguilar (2h29:19), 61ª. Elena Espeso (2h36:12), y 97ª. Vanessa Veiga (2h46:53).
De Vanessa se da cuenta en Atletismo Español que se decidió “por un planteamiento conservador. Comenzar tranquila, con un ritmo que pudiera asumir, para tratar de progresar en la parte final de la carrera”. Durante algunos kilómetros compartió su esfuerzo con Espeso, “pero en el último tramo sufrió sobremanera y se le hizo un “infierno”, como reconoció al terminar un maratón en el que incluso se le pasó por la cabeza la retirada”.
Horas después de finalizada la prueba, Vanessa no se mostraba abatida en su cuenta de Twiter: “Fuerza, con más ganas y, sobre todo, con más ilusión. Hoy creo que he crecido como deportista y más que nunca. Amo este deporte”.
El maratón olímpico había arrancado en The Mall, en el centro de Londres, con una temperatura de 14 grados y un 90 por ciento de humedad “en medio de un fuerte chaparrón para afrontar un recorrido sinuoso por algunos de los puntos emblemáticos de la capital”. Quien se impuso en él fue la etíope Tiki Gelana en 2h23:07 (récord olímpico). Arribó a la meta “empapada como una sopa” y comentó satisfecha: “Me encanta correr bajo la lluvia”. En realidad, se puso alegre cuando vio que llovía porque lo venía haciendo así desde niña.
Deja tu comentario