Presidente de largo recorrido
Durante 22 años, desde 1984 a 2006, Sergio Vázquez (Lugo, 1936) presidió la Federación Gallega de Atletismo, convirtiéndose en el dirigente que más tiempo ha estado en el cargo. Se presentó a las elecciones animado por Aquilino Lousa y Villanueva Cendón. “Tampoco tuvieron que hacer mucho esfuerzo porque a mí me gustaba mucho esto”, afirma. Hizo un largo camino no exento de dificultades, pero al final del mismo es capaz de mostrar cierta satisfacción. “Los atletas gallegos anduvieron por España adelante de una manera dignísima. Procuré siempre, pudiendo ser, que no les faltara de nada”.
En 1996 fue rival de José María Odriozola a la presidencia de la Federación Española. Gente de fuera de Galicia, amigos, José Luis González, Sandra Mayers…, también directivos y exdirectivos que conocían su manera de trabajar, le fueron inculcando la idea. Y dio el paso al frente y salió malparado (89 a 42). “Conseguí muchos votos. El cien por cien de Galicia y de Madrid, el 90 por cien de Asturias y el 50 por cien de Cataluña. Me llenó de orgullo. Porque, claro, yo me enfrenté al poder establecido. Esto tiene sus dificultades. Lo hice con una gran dignidad. No me pesa”.
Su vida la encauzó en A Coruña desde que tenía siete años. En 1953 vio un anuncio en la prensa informando de unos cursos de gimnasia en el cuartel de Artillería 48 de la ciudad coruñesa impartidos por los capitanes Manuel Fraga Ferrant, Ramón Pidal Barja y Gregorio Pérez Rivera, los dos primeros de Artillería y el último de Infantería. “Durante dos días a la semana íbamos al gimnasio unas 600 personas, todos hombres”. Los domingos se cambiaba de escenario: en vez de al gimnasio acudían al estadio, donde unos corrían, otros lanzaban… Como si no lo pretendieran, aquellos militares trataban de abrirles los ojos al atletismo. Sergio Vázquez quedó enganchado.
Se convirtió en un atleta con posibilidades. Tanto que en 1954 quedó campeón de España juvenil de 3.000 metros, con Galicia como segunda región clasificada, por detrás de la que configuraban atléticamente Asturias y León. Tiene muy vivo el recuerdo de estar traspasando la línea de llegada y ver cómo se acercaba hacia él, eufórico, Manuel Fraga Ferrant, un hombre alto y fuerte. “Me cogió, me lanzó por el aire y se puso a llorar. Toda la prensa recogió la emoción de Fraga al ver ganar a Vázquez. Fue extraordinario”.
El 24 de agosto de 1957 participó en Anoeta, en San Sebastián, en el denominado Torneo de Campeones corriendo los 1.500 metros. En la revista Atletismo Español se hizo este comentario: “El plato fuerte de la jornada no decepcionó a los espectadores”. Carlos Pérez se erigió en un inicio en el animador, pero la lucha por el triunfo se circunscribió a lo que hacían Hurtado y Molins. Venció Hurtado (3:54.9) a Molins (3:58.1), pero la tercera plaza fue para Sergio Vázquez, magnífico (4:00.0), de tal manera que este registro significó un nuevo récord de España de la categoría júnior. El vigués Carlos Pérez acabó cuarto (4:03.5).
Los 4:00.0 conseguidos por Sergio Vázquez supusieron, en 1957, la quinta mejor marca de la temporada. En el ranking tuvo por delante a Tomás Barris (3:46.9), José Romaguera (3:54.3), Jesús Hurtado (3:54.9) y José Molins (3:55.4).
Ese mismo año 1957, el 13 de octubre, le llegó la internacionalidad como júnior en el encuentro entre Bélgica y España (el primero que se celebraba de la categoría), en la Ciudad Universitaria de Madrid. El equipo español, con ausencias varias, perdió 115 a 90. El enfrentamiento se había iniciado el día 12 pero se suspendió al disputarse únicamente los 110 metros vallas debido a que las pistas quedaron inundadas por la lluvia. Esto provocó que todo el programa se tuviera que dejar para la mañana del día 13, por lo que Sergio Vázquez tuvo que afrontar este segundo día dos carreras con no demasiado tiempo entre una y otra. Ganó 1.500 en 4:04.4 y quedó segundo en 5.000, batido por el belga Allonsius (15:27.9). “Era un momento para mí muy feliz atléticamente hablando. Estaba muy bien entrenado y respondí perfectamente”. Los atletas españoles ganaron 6 de las 19 pruebas.
En compañía de unos pocos y destacados atletas nacionales acudió en 1957 a Friburgo (Alemania) para entrenarse con el afamado técnico Waldemar Gerschler. En un principio iba un tanto acobardado, humilde, porque sus 4 minutos en los 1.500 no los consideraba nada sensacionales frente a otros atletas que por allí andaban con sus récords del mundo a cuestas. “Cuando llegué me dicen: `Te está esperando con una expectación de miedo porque le hablaron de ti muy bien´. Y dije yo, todavía me lo ponen peor. Resulta que era un padrazo auténtico. Estaba encantado como yo le respondía. Ahora, era otro mundo”.
Superado ese contacto corto y positivo con Gerschler, Sergio Vázquez volvió a encontrarse con la realidad en A Coruña. “Tenía unas exigencias por parte de este entrenador que eran normales, beneficiosas, pero la cuestión laboral ya me limitaba mucho todo lo que fuera entrenar como había que entrenar. Era un entreno exigente. Porque aquí o se entrena o no se entrena, decía él. Si se entrena es con todas las consecuencias. Y bueno, pues fui un poquito flojeando”. Tendría unos 24 años cuando se fue despidiendo de lo que era correr con ciertas pretensiones, aunque de cuando en cuando se hiciera notar por la pista.
Cuando se configuró en la ciudad de A Coruña el Club Atlético Coruñés, Sergio Vázquez se encontraba entre los principales promotores de la nueva entidad. Inevitablemente, la mayoría de atletas del Real Club Deportivo pasaron a formar parte de la sociedad que nacía entonces. “No estábamos bien atendidos”, dice para justificar aquella desbandada. Los atletas estaban pagando las consecuencias de una economía debilitada, que quizá también afectaba a los jugadores de fútbol, y por eso reaccionaron. “Nosotros entendimos que debíamos de hacer algo nuevo”. Y así fue. Jorge Doncel se convirtió en el primer presidente del Club Atlético Coruñés, club que tuvo un protagonismo elocuente.
Ya estaba prácticamente alejado de la órbita del atletismo cuando unos futbolistas del Deportivo se empeñaron en que debía hacer con ellos el curso de entrenador regional de fútbol. Y lo acabó haciendo. “Terminé teniendo el título de entrenador regional sin pensar que yo iba a tener participación alguna en algo relacionado con el fútbol”. Pero lo que son las cosas. Dos buenos amigos suyos, Luis Ripol y Manolo Posada, le acabaron convenciendo de que debía ser el técnico del Imperator, club modesto coruñés. “Es una experiencia que le tengo que agradecer a ellos”. Adquirió conocimientos deportivos y se encontró con “unas grandes personas” en la entidad. Y una vez cerrado el capítulo con el Imperator le llamó el Deportivo para que dirigiese el equipo juvenil en la primera Liga nacional de esta categoría. “Durante una temporada estuve al frente de este club e hicimos una gran campaña”. También de esta etapa deportivista dice guardar “un gran recuerdo”. Después de esto, el fútbol quedó para él en el olvido.
Era el año 1987 cuando se dio a conocer el Gran Premio Internacional Cantones de A Coruña de marcha, promovido por él. “No teníamos buenos marchadores”, apunta. Los clubes lo que hacían era recurrir a fondistas no muy relevantes para afrontar la prueba de marcha. Entonces Sergio pensó que era el momento de acabar con aquella situación. Estando en las pistas universitarias de Santiago vio a un espléndido Jordi Llopart en acción, “aquello era un terremoto”, y le pidió su colaboración para el proyecto. El Cantones de A Coruña reactivó la marcha y además se convirtió en una competición a tener muy en cuenta. “Adquirió un gran prestigio a nivel mundial”. En 2003, en Berlín, la IAAF le otorgó a la ciudad herculina la organización de la vigésimo segunda edición de la Copa del Mundo en 2006. “Fue un gran éxito. Participaron 62 naciones”, sentencia orgulloso.
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