Al quedarse Santiago de Compostela sin fútbol de primera línea por la desaparición del Club Santiago después de una desafortunada andadura, el relevo lo tomó la Sociedad Deportiva Compostela. El 23 de julio de 1962 se constituyó oficialmente esta nueva entidad en el auditorio del Hostal dos Reis Católicos, siendo su presidente Elisardo García Fernández. Y el día 30, además de darse a conocer los integrantes de la junta directiva, fueron aprobados los estatutos, especificándose en su artículo primero que la SD Compostela se constituía para fomentar la práctica de los deportes, principalmente el fútbol, el baloncesto, el atletismo y la natación.

Poco antes de que irrumpiese la SD (así se le cita habitualmente), un grupo de jóvenes amantes del atletismo habían formado un equipo en el ámbito escolar que denominaron Compostela y dependía del Frente de Juventudes. En este equipo figuraban Javier Álvarez-Santullano, Jesús Alonso Braña, Santos Rodríguez Lago, Paulino Santos, José Luis Harguindey, Fernando Pérez… Todos ellos acabarían integrando la nueva sección que nacía al amparo de la SD Compostela.

Jesús Alonso Braña (Santiago, 1944-2015), dándose cuenta de que su progresión como atleta quizá no le iba a llevar a altas cotas optó por encaminar sus pasos a entrenar atletas y, en 1963, haría su primer curso de entrenador en Tarragona. Jesús Alonso Braña (al que se conocía por Suso) tendría una larga vida en el ámbito atlético primero en las filas de la SD, después en el equipo de la Universidad (CUA) e igualmente como federativo.

Componentes de la SD Compostela en Pontevedra en los años 60

A la SD Compostela, la de los colores azul y blanco como remarcaba el himno, fueron llegando más jóvenes con el transcurrir del tiempo. A ella pertenecieron Ricardo Suárez Regueiro, Juan José Quiñoy, María Jesús Castromán, Dolores Marcuño, José Manuel Mayán, José Arufe, Juan Pérez Avilés, los hermanos Caneda (Mercedes, José María y Daniel), Francisco Javier Rivas Bértolo, José Manuel Rodríguez López, María Luz Martínez, Cándido Pazos, José Ángel Pérez Villar… Pero, fuera la época que fuera, el atletismo de la SD no contó con mucha ayuda. Hubo que pelear hasta casi la desesperación para alcanzar algún pretendido objetivo. Sin embargo, dentro de su organigrama hubo algunos dirigentes preocupados por el atletismo. Jesús Alonso los cita: Juan Manuel Santos Zamacona, Ángel López Guerrero y Antonio Golpe Cobas.

“Estábamos todos los días peleándonos para comprar cuatro zapatillas”, llegaría a comentar Alonso. “Las pedíamos, recuerdo, al Sport de Vigo. Teníamos que ir a buscarlas al Castromil; bueno, era muy complicado. Teníamos las ayudas imprescindibles, pero nada más que las imprescindibles. Tal vez en la época de López Guerrero económicamente estuvimos algo mejor”.

Juan Pérez Avilés (Santiago, 1947), atleta de la SD Compostela en la segunda mitad de los años sesenta, indica que “para que te dieran otras zapatillas tenían que estar muy rotas y demostrar que entrenabas”. Y saca a relucir un momento sublime vivido por él cuando le compró unas zapatillas de clavos por 250 pesetas al también atleta Rivas Bértolo. “Recuerdo que llegué a casa todo ilusionado. Como tenía una huertecita y una pista de tierra, me las puse allí para correr y me veía como una gacela. Eran unas Mates, con aquellos clavos que venían ya puestos y que cuando se gastaban había que tirar con ellas”.

Pero no todo eran sinsabores. No suponía encontrarse permanentemente con un muro infranqueable. Lo deja también claro Alonso: “Las personas te atendían, te ayudaban, te echaban una mano”.  Y ejemplo de ello es lo que relata: “Teníamos unos reconocimientos médicos en la clínica de Álvarez, entre el doctor De la Torre y el doctor Sixto, que no tenía seguramente ningún equipo de España. Pero a la hora de la verdad dinero nunca había para el atletismo”.

Juan Manuel Santos Zamacona perteneció a la primera junta directiva de la SD como vicepresidente que tenía en su jurisdicción el deporte aficionado. “De Juan Manuel solo puedo hablar mucho y bien porque le gustaba y entendía de atletismo. Era una voz que clamaba en el desierto”, sentencia Alonso y refiere, además, algunas de aquellas vivencias. “En aquella época íbamos a competir a A Coruña en la furgoneta del Aero Club, que no sé en función de que él nos conseguía. De otra manera teníamos que irnos en tren y viajar en unas condiciones infames, llegar allí cuatro horas antes porque era el tren que había y esperar tres horas para volver”. Y alguna alegría más les daba Juan Manuel. “Por ejemplo, ¡qué tontería!, `oye, hay unos bocadillos aquí´, que no sé si los compraba él o el club. Iba a ver las pruebas. Viajaba a algunas con nosotros. Se preocupaba de las situaciones personales de los atletas que podían presentar algún tipo de problema…”

Por todo ello, no extraña que Alonso se manifestara con esta rotundidad: “Hablar de Juan Manuel Santos es hablar de atletismo en Santiago, sin la menor duda. Por lo menos en la época de la SD Compostela. Creo que sin él y, por supuesto, sin López Guerrero es fácil que no hubiese habido sección de atletismo”.

Javier Álvarez-Santullano, izquierda, y Jesús Alonso, derecha, ambos de pie, con atletas de la SD como Gerardo Cachafeiro, Juan Pérez Avilés o José Arufe en el estadio de Riazor en 1966

Cuando corresponde hablar de Ángel López Guerrero, quien también estaba entre las personas que constituyeron en 1962 la entidad y llegaría posteriormente a presidirla, explica Alonso: “De los presidentes que yo conocí, López Guerrero era el más presidente de sociedad deportiva. Casi todos los otros, lo digo con cariño y con respeto, eran presidentes de club de fútbol. Lo tenía bastante claro. De hecho en su época se hizo una cancha de baloncesto en Santa Isabel, se tuvo un equipo de baloncesto compitiendo dignamente, tenía una sección de ajedrez; es decir, buscaba algo, un poco de espíritu de la fundación de la propia SD…”

Quien igualmente se desvivió por hacerles la vida algo más placentera a los atletas fue Antonio Golpe Cobas, quien se incorporó a la SD siendo presidente José Domínguez Noya. Tiene contado el doctor Golpe, de gran memoria, la realidad que vivía entre sus compañeros de junta directiva. Cuando reivindicaba algo para los atletas solía encontrarse con la indiferencia más absoluta. Pero su contraataque resultaba efectivo. “Pues si no me dais el dinero me marcho”, solía decirles. Solo entonces contaba con el asentimiento de que sí habría dinero para los desplazamientos. Antonio Golpe también perteneció a la directiva presidida por López Guerrero, de grato recuerdo. “La única persona que sabía de atletismo y lo apoyaba era Ángel López Guerrero”, comentó.

De este tiempo en el que Antonio Golpe Cobas era directivo-delegado de la sección de atletismo tiene un buen recuerdo Suso Alonso, al afirmar que se llegaron a hacer también “cosas importantísimas”. “Recuerdo que en su clínica te miraba, te controlaba. No había todavía los tratamientos médicos que hay ahora de ayudas de todo tipo a los atletas, pero tenías unas ciertas garantías de que estabas sano y que podías entrenarte y exigir a tu cuerpo lo que fuera necesario”.

Javier Álvarez-Santullano Pino (Santiago, 1945-2014) era un atleta versátil al que, según propia confesión, le gustaba lanzar el disco. Tenía doce o trece años cuando su profesor de gimnasia en el Instituto Arcebispo Xelmirez, Antonio Valenzuela, le indicó para su satisfacción el camino del atletismo del que nunca se separaría. En la pista picaba aquí y allí, por lo que no resulta extraño que estuviera presente en varios campeonatos de España de decatlón. En el de 1965, con unos tiernos veinte años, compitió en Madrid con el vizcaíno Ignacio Martínez de Osaba (fue el campeón), con el guipuzcoano Luis Felipe Areta, con el lucense residente en la capital de España, Bernardino Lombao, y con los barceloneses Francisco Grisso y Octavio Roses. No superó a ninguno como posiblemente era de esperar y sus 4.717 puntos obtenidos salieron de haber logrado estos registros: 100 metros (11.4), longitud (6,36), peso (10,02), altura (1,40), 400 metros (55.7), 110 metros vallas (17.1), disco (31,62), pértiga (2,60), jabalina (24,16) y 1.500 metros (5:42.4).

Pero además Álvarez-Santullano asumió entre las huestes atléticas de la SD el cometido de delegado. Una función en todo caso que no le era extraña. “Ya en el instituto”, indicó, “siendo profesor de gimnasia José Ramón Bardán, tendría yo catorce años, era el que hacía el equipo de atletismo. Y recuerdo que Bardán alguna vez, veinte años después, me paraba por la calle y me decía: `Pero cómo es posible que yo me hubiera fiado de un niño´. Después, cuando se fundó el Compostela, también fui la persona que llevaba el atletismo directamente, aunque había un directivo. Pero en la práctica era yo el que lo hacía”.

Todo su afecto lo otorgó a aquellos dirigentes relacionados con el atletismo de la SD como Juan Manuel Santos Zamacona, Antonio Golpe Cobas y Adolfo Vidal, pero sin olvidarse por ello de otro directivo que, no estando relacionado con el atletismo, también ayudó: Enrique Suárez Noche, propietario del restaurante Alameda. “Cuando teníamos que ir a correr a A Coruña o a cualquier otro sitio y no había dinero en la caja del Compostela, íbamos al restaurante y él nos pagaba de su bolsillo el desplazamiento. Eso sí que lo recuerdo perfectamente”.

Amador Pena en una competición en Santiago (A.P.)

Entre los atletas de la SD Compostela hubo dos, José Manuel Mayán y José María Caneda, que llegaron a presidir la entidad, alcanzándose en tiempos de este último un hito que acaso pocos esperaban: poder jugar en Primera División. Suso Alonso mencionó de Mayán que “era un atleta buenísimo, un hombre con condiciones para hacer velocidad. Lo que sucede es que no trabajó lo suficiente”. Y en cuanto a Caneda, señala: “Era un atleta muy machacón. Lo que pasa es que su tipología tampoco era la de un corredor de fondo. No nos engañemos. Era demasiado musculado, demasiado fuerte”.

Se tiene contado en los corrillos atléticos que José María Caneda había realizado una marca de 4 minutos 02 segundos 3 décimas en los 1.500 metros, a lo que responde Alonso de manera rotunda: “Es lo que dice él. Yo de verdad creo que era 4:23 y que fue un error de mecanografía”. Y sobre este mismo asunto, el mediofondista del club, Francisco Javier Rivas Bértolo, afirmaba no creerse la marca apoyándose en que cualquier resultado homologado de cierto nivel está registrado en el ranking. “Yo figuro entre los cien mejores con 4:10 y ningún atleta de Santiago, en aquel momento, tenía mejor marca”.

Sin sacudirse prácticamente nunca el desencanto de la precariedad, la sección de atletismo de la SD Compostela tuvo una decena de años de vigencia. La situación cambió cuando en la temporada 1970-71 se creó el Club Universitario (CUA) y sus atletas más veteranos vistieron los nuevos colores. “Acordamos”, rememora Alonso, “que los atletas de categorías menores se quedaran en la SD hasta que, con una iniciativa feliz de Mariano García-Verdugo importada de Salamanca, fundamos la Escuela de Atletismo de Santiago. A partir de ahí todos los atletas acaban haciendo ficha por el Universitario y ya la SD desaparece”.

Tuvieron que transcurrir un buen número de años, hasta 2019, para que apareciese sobre el terreno de nuevo la SD. En esta ocasión SD Compostela Atletismo. Y ello fue debido al empeño que puso el atleta y entrenador Amador Pena (Santiago, 1981). “Siempre me ha gustado emprender proyectos y colaborar allá donde me encuentre”, dice. Por eso ya estuvo, en 2017, en la creación del Club Vagalume (ahora O Pino), pero dándose cuenta de que aquello no era sino un paso más en su caminar.

“En mis pensamientos, aunque debo reconocer que siempre más en forma de sueño que de proyecto real, estaba un club de atletismo con el escudo del Compostela”. Bien sabía Amador Pena que en la historia de la ciudad había latido un atletismo acogido en la SD y no era cuestión de perder aquel legado. “Me parecía bonito retomarlo”, prosigue, “y mucha gente de mis grupos de entrenamiento me animaban a formar un nuevo club”.  Estaba convencido de que en Santiago seguía existiendo “un especial cariño” por la SD Compostela y trabajó para que fuera una realidad. Se vio respaldado por el director de marketing de la entidad, Javier Puñal, y se encontró también con “la buena acogida de la directiva del Compostela”.

Un grupo de integrantes del equipo SD Compostela Atletismo (A.P.)

La SD Compostela Atletismo se funda el 19 de noviembre de 2019 y se da a conocer entonces en los campeonatos de cross escolares Xogade de la Xunta de Galicia. Y cuando se inicia 2020, la nueva entidad ya actúa como club federado con licencia nacional.  Esta formación de atletismo y la propia SD que trabaja exclusivamente con el fútbol actúan como dos clubes independientes, aunque, como va desgranando Amador, entre ambas “existe una relación muy directa en muchos sentidos” de tal manera que hombres de corte futbolístico, caso del director deportivo Manu Castiñeiras o el conocido exfutbolista Juanito, visten la atractiva camiseta de la SD Compostela Atletismo.  Pero la colaboración entre los dos clubes se establece igualmente para cuestiones de tipo burocrático, de material deportivo, hay unión entre componentes de las categorías de base, también para relacionarse con la prensa… “Pero la mayor colaboración”, sentencia más que satisfecho Amador, “es poder llevar el escudo y los colores en nuestras camisetas, que, por cierto, son un éxito entre los aficionados”.

Y la gente respondió al reclamo del nuevo club. “La acogida ha sido increíble”, manifiesta su promotor. “En 2020, con pandemia de por medio, superamos el centenar de licencias”. Y esta fiebre sigue en ascenso ya que, sin haber hecho promoción alguna, se ha duplicado con creces la cifra de su primera campaña. Cuenta la SD Compostela Atletismo con “mucho corredor de fondo” debido especialmente a que recibieron en sus filas a los atletas del club de Pedro Nimo, pero en la categoría máster ya se desenvuelven con acierto también mediofondistas y velocistas. Y los triunfos y las medallas se suceden. El atleta más destacado es sin duda el portugués Nuno Costa, pero igualmente sobresalen Antón Ruanova y Cristian Muiño, triatletas del Inforhouse Santiago, a los que también se suman, en categorías inferiores, Ainoa Gontán y Brais Picón; y en máster, donde seguramente no haya que olvidar a nadie, ponen un punto de calidad el mismo Amador Pena, Jordi Carrasco o Damián Espasandín.