Tres días después de que el excelente mediofondista Tomás Barris (Barcelona, 1930)  conquistara en A Coruña la tercera edición de su Gran Premio en el estadio de Riazor, en 1959, al imponerse en la carrera de 3.000 metros, volvió a las mismas pistas de ceniza para superar su propio récord de España de 1.000. Este kilómetro corrido por Barris fue, según escribió Eusebio Álvarez en Atletismo Español, “todo un prodigio de regularidad, dominio y confianza en sus posibilidades”. Pero el récord, en todo caso, solo existió para el atletismo el tiempo que tardó en confirmarse oficialmente una mejor marca que había hecho el catalán con bastante anterioridad en Stuttgart. Diremos, por tanto, que el suyo de Riazor fue un récord sometido a cuarentena.

La reproducción en plata de la Torre de Hércules se la llevaba gustoso a casa Tomás Barrris por haber conseguido, el 3 de septiembre del citado 1959, la mejor marca del Gran Premio coruñés en los 3.000 metros, donde no tuvo rival. Sus 8:19.4 fueron demasiado para Manuel Augusto Alonso (8:24), Molins (8:25.8) o Hurtado (8:26.4).

La Federación Coruñesa encontró entonces la mejor disposición en los atletas que habían tomado parte en ese Gran Premio para que demoraran su partida y de este modo pudo organizar, el domingo día 6, una competición con dos pruebas (1.000 y 5.000) en el transcurso de la final de la Copa de A Coruña de fútbol modesto entre el Liceo de Monelos y el Deportivo Ciudad.

Barris consiguiendo el récord nacional de 1.000 metros el 6 de septiembre de 1959 en Riazor

Durante el intermedio del partido se llevó a cabo la carrera de 1.000 metros. En Atletismo Español se habló lógicamente de un público “eminentemente futbolístico” pero que “el calor y cordialidad” para con los atletas “fue unánime”. Con Tomás Barris, perteneciente al RCD Español, estuvieron en la salida el también catalán Gómez Almazán, el madrileño Hurtado y los coruñeses Deus y Graña. El peso de la prueba recayó en Barris, quien traspasó la línea de meta en 2:22.4, nuevo récord español. Gómez Almazán cerró su actuación en 2:27.2 y Jesús Hurtado en 2:30.9. José Luis Deus, con 2:39.5 superaba el récord gallego júnior.

En el extenso y brillante historial de Tomás Barris, la marca de 2:22.4 que realizó el 6 de septiembre de 1959 en A Coruña es la segunda mejor que tiene en los 1.000 metros, solo superada por los 2:22.1 que había hecho el 17 de mayo de 1958 en Stuttgart. Pero este último registro estaba pendiente de homologación, por lo que los 2:22.4 significaban el récord de España. Hasta que llegó un día, según comenta Barris, en que un exatleta alemán y entrenador, residente en Barcelona, Wolgang Benz, comunicó a la Federación Española que los papeles de Stuttgart “estaban a punto de llegar a Madrid”.

“Un caso parecido”, explica Barris, “sucedió con mi récord de 3.000 metros lisos en Parainen (Finlandia), 8:09.8, el 11 de julio de 1961. Tardaron unos años para oficializarlo porque se habían extraviado las actas”.

Pero volvamos al 6 de septiembre de 1959 en A Coruña. Los también programados 5.000 metros se corrieron al finalizar el encuentro de fútbol. El público, según quedó constancia escrita de aquel acontecimiento, “permaneció en su totalidad en sus asientos demostrando un palpable interés por la constante superación del atletismo español”. La victoria se la llevó Luis García (14:29.6), mostrándose superior en “los últimos 25 metros del sprint” al campeón vigués Manuel Augusto Alonso (14:31.4), del que se dijo que había corrido de una manera conservadora, y con José Molins en tercer lugar (14:47.6). Jesús Hurtado, que ya había participado anteriormente en los 1.000 metros, también intervino en la prueba, aunque le pesó el esfuerzo y acabó en 15:01.5. Sergio Vázquez, con 15:09.6 mejoraba su propio récord provincial.