En Pontevedra, la Sociedad Gimnástica late con pasión desbordante compartiendo el ritmo de la ciudad desde los años veinte del pasado siglo. Se fundó el 2 de septiembre de 1927 y, curiosamente, su primer trofeo, la Copa Sansón, lo conquistó en A Coruña unos días antes, el 21 de agosto. Los pontevedreses, por exigua diferencia, se impusieron a los representantes de la Agrupación Atlética Coruñesa, organizadora del llamado Concurso Gimnástico Regional, en el campo de Riazor.

Equipo de atletismo de la Gimnástica, ganador de la Copa Sansón en 1927. De pie, de izq. a dcha., Arturo Rey, Gastañaduy, Leonardo Enríquez (presidente fundador), Joaquín González, Benigno Rey y Rodiño. Sentados, Domínguez Riestra y Martínez Gendra

Tuvo en Leonardo Enríquez Rozas, el capitán Enríquez, que también ejercía como profesor de Educación Física, a su presidente fundador. La práctica del atletismo, en los primeros años, se desarrolló en el campo de fútbol de la Eiriña y también en el de Pasarón. Dispuso la entidad de un local social, con un salón para la gimnasia (faceta que se cultivó con esmero) en la calle Arzobispo Malvar.

Aquellos ilusionantes inicios los vivió con el entusiasmo propio de sus ocho años Amancio Landín, quien, en 1975, los recordó en Faro de Vigo. “En las temporadas invernales”, escribe Landín, “el salón cubierto estrangulaba la expansión deportiva de las huestes de don Leonardo. Cuando no llovía o no apretaba el cierzo, los gimnastas salían en fila (calzón negro con franja blanca y camiseta blanca con insignia circular sobre el pecho) a estirar los músculos bajo la noche pontevedresa. Una especie de santa compaña en cirolas, que hacía paso ligero por la Avenida de Buenos Aires, entre los puentes del Burgo y de La Barca”.

El contingente de muchachos no era un todo homogéneo y los había que… Lo explica a la perfección Amancio Landín: “No faltaba, naturalmente, el grupo de los metidos en carnes dispuestos a quemar grasas y transformarlas en fibra; Couso, Sanmartín, Revenga, Patruco, Fermín… Si bien la costumbre de detenerse a la salida calle Real arriba, en las pastelerías de Losada o de Marzoa, para reparar fuerzas con unas “lenguas” a unos “canastillos”, hiciese dudosa la función adelgazante de la gimnasia”.

En 1928, la Gimnástica hizo su aparición en los Campeonatos Gallegos de atletismo (se habían iniciado en 1916), torneo celebrado en el campo de Pasarón en dos jornadas: el 21 de octubre y el 4 de noviembre. Alfonso Posada, en su faceta de historiador, comentó de este concreto torneo en la revista Galicia Atlética: “Dato histórico es la inclusión, por vez primera, del lanzamiento de martillo con tres atletas de la S. Gimnástica: Carpintero, 20,96; Joaquín González, 20,89 y Ledesma, 20,22 m., no puntuando porque la F. Gallega exigía una mínima a realizar de 22 metros”.

Componentes de la Gimnástica en el primer Campeonato de España de Gimnasia en Madrid en 1930, donde consiguieron el segundo puesto

La entidad manejaba al unísono atletismo y gimnasia, de tal manera que esta segunda disciplina tuvo destacada relevancia el 12 de diciembre de 1930, en Madrid, al conseguir los seis gimnastas desplazados el segundo puesto del primer Campeonato de España de Gimnasia (Gran Semana Gimnástica), por lo que fue distinguida con la copa de la Sociedad Gimnástica Española, la Copa Portago, además de un diploma y seis medallas de plata. En este sentido habrá que subrayar que la Sociedad Gimnástica de Pontevedra se considera de las primeras en la práctica y difusión de la gimnasia, siendo contemplada como la segunda de España en antigüedad después de la Real Sociedad Gimnástica de Madrid.

Aunque Leonardo Enríquez Rozas, que fallecería en 1937 combatiendo en el frente de Teruel durante la Guerra Civil, dejó la presidencia de la Gimnástica tras la campaña 1927-28, retornaría al cargo los años 1931 y 1932.  Y en este tiempo la entidad no se libró de algún conflicto si nos atenemos a lo que ha escrito Posada en Galicia Atlética. Menciona que, ya en 1930, “pese a estar descalificada” organizó en Pasarón dos encuentros internacionales, frente “a una cuadrilla alemana” y ante el Oporto, aunque posteriormente fue recalificada y participó en los Campeonatos Gallegos de aquel año. Pero en 1931 la situación llegó a un extremo insospechado. Dice Posada: “Eran de tal calibre las discrepancias Gimnástica-Federación, que la entidad pontevedresa formuló recurso ante la Confederación Española de Atletismo para formar un nuevo cuerpo federativo en Galicia o que se le permitiese afiliarse a otra federación regional de las existentes. En Madrid, no obstante, rechazaron de plano la petición gimnástica”.

Curiosa fue la situación que se planteó en Barcelona, con motivo de los Campeonatos de España celebrados el 25 y 26 de julio. Galicia se presentó en la capital catalana con siete atletas pero la Gimnástica, por su parte, había concurrido allí con once de sus representantes y la pretensión de participar al margen de la Federación Gallega. No se lo permitieron y, según cuenta Posada, el delegado-atleta del club pontevedrés, Arturo Rey, firmó un escrito en papel de la Exposición de Barcelona de 1930, claudicando de sus intenciones. “En nombre y representación de los atletas de la Sociedad Gimnástica”, decía el texto de Rey, “reconozco y acato la suprema autoridad de la Federación Gallega de Atletismo, como asimismo que, gracias a su conformidad, hemos sido autorizados por la Confederación Española de Atletismo para tomar parte en los XIV Campeonatos de España de Atletismo, puntuando por la Federación Gallega”.

José Luis Vidal, presidente, con José Antonio García Freijo, José Antonio Ramallo, José Manuel Costas y José Manuel García Freijo, campeones gallegos de cross cadete en 1992

Antes de que la Gimnástica paralizara su continua efervescencia con motivo de la Guerra Civil, llegando incluso a no existir en años posteriores (“La guerra truncó radicalmente su labor, y luego a duras penas se rehízo, pues aunque en 1943 y 1944 actuó en los Campeonatos Gallegos, aquello era un pequeño reducto de sus antepasados”, se puede leer en Atletismo Español), conviene no soslayar un acontecimiento trascendente ocurrido en 1934, recogido igualmente por Alfonso Posada: “Un hecho histórico se producirá en Pontevedra el 25 de julio, al celebrarse en el campo del Progreso un festival gimnástico-atlético, organizado por la Sociedad Gimnástica, con motivo del Día de Galicia, todo un éxito de público. Fue presentada la sección femenina con ejercicios de conjunto y también unas pruebas atléticas, sin duda alguna las primeras de siempre en Galicia para mujeres”.

La parálisis que mantenía a la Gimnástica en el ostracismo (fueron quince años de inactividad, llegándose incluso a formar el Teucro) dejó de padecerse cuando se iniciaban los años 50. En 1951”, según Atletismo Español, “resurge la Sociedad Gimnástica a impulsos de un grupo de antiguos discípulos del fundador, encabezados por Víctor Cervera-Mercadillo Barbeito, Victoriano Sanmartín y Enrique Alfonsín Costas, y secundados magníficamente por Arturo Rey Pavón y el doctor Celso Mariño, llevando adelante la reorganización de la Gimnástica con fructífera labor, alcanzando inmediatamente puestos de honor en el atletismo gallego”.

Diez personas han ocupado la presidencia de la institución desde su nacimiento en 1927 hasta la actualidad (año 2014). A Leonardo Enríquez le siguieron Joaquín Maquieira, Miguel Moreno, Rafa Picó, Manuel Fuentes, Víctor Cervera-Mercadillo, José Luis Vidal, Antonio Dias Lema, Francisco J. Guillán y Ramón Touza. De todos ellos, quien ha estado más tiempo en el cargo ha sido José Luis Vidal (Pontevedra, 1936), con más de 30 años dirigiendo los destinos de la entidad en cuatro períodos diferentes. Porque accedió a la presidencia en 1966 para quedarse únicamente un año, aunque volvió en 1968 hasta 1976 y después retornó en 1983 hasta 1991, cerrando el largo periplo como dirigente máximo desde 1992 a 1995. En realidad, José Luis Vidal siempre fue un hombre de la Gimnástica. “Me inicié “, comenta, “en el año 51 ocupando diversos cargos. Fui atleta, directivo, secretario, tesorero y presidente”.

Después de pasar como atleta por la etapa infantil y juvenil, dejó de serlo cuando estaba en categoría superior y asomaba ya la década de los 60.  En 1956 participó, en Marín, en la inauguración de las pistas del campo de San Pedro; en el verano de 1957 concurrió con la selección provincial al torneo nacional juvenil en Alicante; en agosto de 1958, durante las fiestas de la Peregrina, intervino en un festival gimnástico en la Plaza de Toros, para saltar plinto y potro con el equipo del club. Al festival había acudido el extraordinario Joaquín Blume.

“A pesar de la poca estatura”, dice, “se me daban muy bien los saltos. Practiqué todos: longitud, altura, pértiga y triple salto. Creo que lo hacía bastante en consonancia con la calidad que había en aquella época, en los años 50”.

En 1966, la sangre joven que iba entrando en el club pretendía una renovación en la cúpula y como nadie se había presentado para dirigirlo Víctor Cervera-Mercadillo le indicó a José Luis Vidal que debía ser él quien se pusiera al mando. Y así lo hizo.

Atletas de la Gimnástica, ganadores del Trofeo Máximo Carreras en Vigo en 1952

Llaman la atención sin embargo las continuas despedidas y el posterior retorno al club por parte de quien ha sido su presidente más longevo. ¿Cuál ha sido el motivo? ¿Se deseaba acaso su presencia en momentos considerados como delicados? ¿Quería volver él porque no le gustaba lo que veía? Vidal lo explica de este modo: “La gente quizá reclamaba una presidencia con algo más de prestigio y de peso en la ciudad, y hubo el nombramiento, en momentos eufóricos de la asamblea, de otros presidentes. Pero por motivos profesionales y otras cosas manifestaron su deseo de abandonar la presidencia. Y fue cuando yo retomé otra vez. Yo continué siempre a lo que dispusiera la asamblea de socios, atletas y entrenadores”.

Dado que nadie construye la historia por sí solo, José Luis Vidal se muestra orgulloso de aquellos que estuvieron a su lado y cita, por ejemplo, a José María Muradás que contabilizó algo así como 25 años en el club. “Hizo una gran tarea. No solo entrenaba a los atletas sino que se preocupó de tener un cuadro de entrenadores. Se dedicó en cuerpo y alma a la formación de técnicos, y así la Gimnástica tenía cubierta prácticamente todas las modalidades”. Y añade otros nombres, infatigables con él: José Luis Torrado, Ignacio Fernández Hermida, José Antonio Pardal, Santiago Ferrer, López Viñas o López Basalo (éste en la época inicial de Vidal como directivo).

Entre los atletas de la Gimnástica que pusieron aquella primera piedra en 1927 compitiendo en A Coruña e ir así haciendo el camino, figuraba Joaquín González, uno de los nombres de incuestionable valor con que ha contado el club. En 1930 se convirtió en el primer gallego en acceder a la selección española. Frente a Italia, en Brescia, lanzó el disco y la jabalina y en una gira posterior por Génova y Bolonia consiguió, en la primera de estas ciudades, la mejor marca española de aquel año en disco con 38,34 metros.

Luego de Joaquín González hubo otros muchos atletas de renombre para mayor gloria de la entidad que se fueron pasando el testigo de la calidad. No están todos, pero los que están son significativos. Celso Mariño, Fernando Uzal, Roberto Rodríguez Ozores, Francisco Domínguez Sobral, Juan Lorenzo, Antonio Sánchez, Jesús Hermida (sería secretario de Estado para el Deporte y presidente del COE en los años 80), José Castro Ruibal, José Luis Torrado, Manuel Carlos Gayoso (olímpico en Múnich 1972), Mariano García-Verdugo, María Jesús Sanguos y Gustavo Dacal.

La Gimnástica también supo llegar con los equipos masculino y femenino a la División de Honor, lo que es un mérito. Está bendecida por el afecto y el aplauso de los pontevedreses.