José Luis Sánchez Paraíso nació el 21 de julio de 1942 en Lagunilla (Salamanca) para convertirse en un velocista genial. Su deslumbrante carrera la sustentó principalmente sobre dos aspectos: la regularidad (pocas veces fallaba) y una longevidad sorprendente como atleta de primer nivel. En los 100 metros, porque él era sobre todo un hombre del hectómetro, quedó ocho veces campeón de España, cuatro subcampeón y tercero en cinco ocasiones. También posee cuatro títulos nacionales en 200 metros. Pero hay más. En el libro Cronología de los récords y mejores marcas españolas de atletismo se indica que “es considerado por muchos el velocista puro más completo de todos los tiempos”, aportando un dato estremecedor: “Es el plusmarquista español con más récords de la historia del atletismo español (48)”. Cuando falleció el 18 de julio de 2017 en Salamanca, el periodista y escritor Carlos Toro escribió en El Mundo: “Decir que José Luis Sánchez Paraíso ha sido el mejor velocista español puede sonar a boutade, a exageración nostálgica, si nos atenemos a los nombres y las marcas de quienes le sucedieron en las listas de los 100 y los 200 metros. Pero nadie ha batido tantos récords ni tuvo tanta presencia en las pistas como este nativo de Salamanca, tierra de atletas (José Luis Albarrán, Atilano Amigó, Juan Ambrosio González, Rosa Colorado, Antonio Sánchez, Ángel Cruz), que empezó rompiendo barreras y conquistando títulos en 1962 y terminó en 1979”.

Por la izquierda, José Luis Albarrán, José Luis Sánchez Paraíso, Carlos Gil y Juan Antonio Samaranch
El 5 de febrero de 2009 tuve la oportunidad de conversar con él a través del teléfono en Radio Obradoiro, la modesta emisora de El Correo Gallego, donde fuimos desgranando aspectos de su vida en el atletismo así como el acercamiento que tuvo a través del mismo con Galicia. Y hablamos, por supuesto, de aquellos rivales gallegos que se encontró enfrente. Que alguno tuvo. Por entonces me envió unas fotos y me hizo ver su predilección por la que sirve para ilustrar este texto: está con José Luis Albarrán, su antecesor en la cúspide de la velocidad, y con Carlos Gil, su descubridor y permanente entrenador, en distendida conversación los tres con una figura mundial del deporte, Juan Antonio Samaranch.
En los Campeonatos de España de 1962, en el estadio coruñés de Riazor (los segundos y últimos celebrados en aquel magnífico coliseo con pistas de ceniza), Paraíso tuvo al menos dos satisfacciones. Se adjudicó el título de 200 metros corriéndolos en 22.2, por delante de José Luis Albarrán, 22.4, el vigués José Rodríguez Quinteiro, 22.6, el santiagués Ángel Calle, 22.6, el catalán Francisco Font, 23.1, y el guipuzcoano Sigfrido Koch, 23.2. “Ahí fue la primera vez que yo conseguí ganar a José Luis Albarrán”, me dijo Paraíso. “Digamos que fue donde le perdí el respeto porque creo que lo tuve a tiro dos o tres veces antes.” Comentó también que aquel de 200 metros viniera a ser el primero de cuantos títulos obtuvo de campeón de España. Y debe especificarse, además, que, en su particular pugna de ese instante con su paisano Albarrán, le ganó no solo en la final sino igualmente en la semifinal. De aquel campeonato, sin embargo, salió Paraíso con el segundo puesto de 100 metros al haber sido superado por una décima por Melanio Asensio (11 segundos).
La noche del 30 de julio de 1964, en Madrid, Paraíso vio impotente como Ángel Calle le arrebataba el récord de España de 200 metros. “Normalmente casi siempre le había ganado”, comentó. “Yo recuerdo que estaba muy bien de forma y él estaba mejor. Me rompió mi ritmo. Yo forzaba, forzaba por acercarme y no hubo manera. Me ganó muy bien ganado. Encima hizo su récord de España y me alegré mucho por él porque éramos buenos amigos”. Ángel Calle, en el denominado Trofeo Televisión Española, registró un fantástico 21.3 (la plusmarca estaba en aquel momento en 21.6 y la ostentaba además de Sánchez Paraíso, Rogelio Rivas y José Luis Albarrán), siendo sus perseguidores más cercanos José Luis Sánchez Paraíso, 21.7, y José Rodríguez Quinteiro, 21.9. El salmantino igualaría la plusmarca española de 200 metros en poder de Ángel Calle en 1966, año en el que corrió en 21.3 tres veces.
Pocos días después de la actuación en Madrid, en el mes de agosto de aquel 1964, estaría de nuevo en Riazor integrando el equipo español en los Campeonatos del Mundo Militares que fueron vistos por miles y miles de ciudadanos que abarrotaron el recinto todas las jornadas. El mejor de los velocistas españoles acabó siendo el salmantino (los otros eran Boullosa, Rodríguez Quinteiro, Calle y Pérez Villar) al ser tercero en la final de 200 metros (21.9), donde el italiano Ottolina fue inmensamente superior a todos (20.8), incluido su compatriota Giannastasio (21.7). En los 100, Paraíso se quedó en las eliminatorias al terminar cuarto en su serie con 11.1.
Recreándonos en este acontecimiento en la ciudad coruñesa, fue el propio Paraíso el que sacó a relucir el nombre de Manuel Fraga Ferrant, presidente de la Federación Coruñesa de Atletismo. “Era un gran enamorado del deporte y un gran organizador”, manifestó. “Puso todos los medios para que aquello fuera una cosa grande”. Ya lo creo que lo fue. Pero dijo algo más el excepcional velocista: “También había mucha afición en Coruña a este deporte”. Habrá que considerarlo así si tenemos en cuenta la cantidad de gente que había poblado las gradas.
“A mí me gustaba mucho competir en La Coruña”, puso de relieve con total sinceridad. “En cuanto teníamos ocasión pues íbamos a competir allí. Porque la pista era buena, el ambiente era muy bueno y nos trataban muy bien”. Y así, por ejemplo, pudo llevarse para sus vitrinas el triunfo del XI Gran Premio Ciudad de La Coruña celebrado el 8 de julio de 1967. Aquel día, en el que el trofeo femenino fue igualmente para la velocista María Luisa Orobia, Paraíso marcó en su victoria en los 100 metros 10 segundos 4 décimas, con lo que igualaba el récord de España que ya poseía con el vigués Rogelio Rivas, el primero en realizar este tiempo en 1964. Pues bien. Ahí quedó, en definitiva, otra gesta para Paraíso en Riazor el día en que superó a Carballo (10.5), Prunell (10.7), Valdés (10.9) y Millán (11.1).
Paraíso se las tuvo que ver, cuando discurría la década de los 60, con varios gallegos que le apretaron sin conmiseración en la pista, como quedó reflejado en su duelo madrileño con Ángel Calle. Por eso en la conversación a través de las ondas surgieron nombres como el de Ramón Magariños, al que recordó que por entonces “era muy jovencito” pero que pronto llegó a ser plusmarquista nacional de 200 y 400 metros; también el de José Rodríguez Quinteiro, del que, dijo, llamaban “velocista de bolsillo por lo pequeñito que era” resaltando, eso sí, que “desde la categoría júnior siempre me dio mucha guerra”; o el de Rogelio Rivas, del que mencionó categórico: “Fue el mayor rival que tuve en aquellos momentos. De hecho él batió el récord de España que tenía mi compañero Albarrán antes que yo. Tuvimos unos encontronazos buenos”.
Quien llegó a ser 72 veces internacional, con una mejor marca de 10.3 en 100 metros, e intervino en los Juegos Olímpicos de México 1968, Múnich 1972 y Montreal 1976, se observaba como velocista, tal como dijo aquel 5 de febrero de 2009, de la siguiente y precisa manera: “Yo creo que tenía una salida bastante buena y era muy combativo en los últimos metros en los cuales había veces que me costaba trabajo pero no la daba por perdida nunca”.
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