Mano a mano con Estela

El insistente afán que pusieron Julia Vaquero y Estela Estévez en la victoria cada vez que se enfrentaban en la pista buscando ser campeonas de España tuvo una consecuencia negativa para la primera al quedarse cuatro veces con la medalla de plata en la prueba de 3.000 metros (1989, 1990, 1993 y 1994). Cuatro potenciales oros que se marcharon al limbo al tener que jugárselos con la rival más poderosa que podía tener enfrente.  Julia, aunque en menor medida, también fue capaz de dejar a su temible enemiga sin el ansiado oro de 3.000 en dos ocasiones (1991 y 1992).

Después de proclamarse campeona de España júnior de 1.500 metros en Vitoria en 1989, Julia se presentó en las pistas barcelonesas de Montjuic en busca del título nacional absoluto de 3.000 y, aunque no lo consiguió, su rendimiento fue magnífico: segunda con 9:13.73, sin que por ello hubiera estado en peligro la victoria de una Estela Estévez tremenda, 9:11.24; la tercera posición se la llevó Dolores Rizo, 9:21.97.

En Jerez de la Frontera, en 1990, se revivió lo acontecido un año antes. Atletismo Español se recrea sobre todo en la figura de Estela subrayando que se impuso “aplastantemente” en 3.000 superando en casi once segundos a su prometedora oponente. Estela acabó en 9:04.83 y Julia lo hizo en 9:15.72; Lidia Calvo, tercera, concluyó en 9:16.06.

Julia Vaquero mandando en los 5.000 metros de los Campeonatos de España de 1996 en Málaga

El que fue su primer título nacional en pista lo obtuvo en Barcelona los primeros días de agosto de 1991, reseñándose de este modo la carrera de 3.000 vivida en Montjuic: “… hubo un gran duelo entre Julia Vaquero y Estela Estévez. Ésta hizo el gasto durante la primera mitad, pegando Julia un fuerte tirón que le sirvió para vencer y para convertirse en la tercera mujer que baja de nueve minutos en España”. Finalizó la carrera victoriosa en 8:59.58, y Estela en 9:03.93; la tercera, Begoña Herráez, muy distante, 9:13.47.

Nunca – seguro- una victoria produjo tan agobiante amargura en Julia como la lograda en Valencia en agosto de 1992. Al traspasar la meta en 9:01.71 se dio cuenta que aquella marca que le otorgaba el oro nacional no traía consigo el billete para poder estar en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Había unido su lucha a la de Estela Estévez (quedó segunda con 9:04.33) pero el esfuerzo resultó infructuoso. Una verdadera pena. En los puestos tercero y cuarto quedaron la chilena Alejandra Ramos, 9:15.31, y Teresa Recio, 9:16.18.

En 1993, en Gandía, las dos grandes protagonistas del fondo español de esa época se pusieron de acuerdo para mandar alternativamente en la prueba de 3.000 y jugárselo todo al final. La que tuvo más empuje acabó siendo Estela Estévez, 9:03.87, mientras que Julia terminaba en 9:04.16; tercera en la meta, aunque considerablemente distanciada, fue Teresa Recio, 9:23.29.

Todavía para la historia de estas dos mujeres quedaba un último mano a mano en San Sebastián, en 1994, donde Estela Estévez se mostró con una regularidad asombrosa al término de cada kilómetro recorrido, con apenas variación entre ellos, para finalizar aquellos 3.000 en 9:00.54; Julia, que había estado unos meses lesionada, hizo su entrada en meta en 9:02.38, siendo la tercera plaza para Rocío Ríos, 9:14.78.

Una vez que las mujeres habían dejado de disputar los 3.000 metros para afrontar los 5.000, en ellos también estuvo espléndida Julia, ganando en el certamen de 1996 en Málaga con 15:26.79, anticipándose con claridad a Marisa Martínez, 15:39.64, y Cristina Petite, 15:40.74. En Atletismo Español se indica que la discípula de Alfonso Ortega “alargó más su sombra sobre sus rivales, con una exhibición de principio a fin”, para añadir que “su impasible ritmo provocó que la gran mayoría de las atletas mejoraran sus registros personales en lo que se puede considerar el mejor 5.000 de todos los tiempos entre atletas españolas, con cinco de ellas por debajo de los 16 minutos”.

Sin demasiada oposición se llevó el oro en 10.000 metros en la competición de 1998 en Barakaldo (Vizcaya), con un tiempo de 32:39.73, después de desentenderse definitivamente de sus oponentes a partir del séptimo kilómetro. Rocío Ríos y Luisa Larraga ocuparon los otros puestos de honor con 32:49.05 y 32:54.06 respectivamente.

En Cáceres, el primero de julio de 1999, corriendo de nuevo los 10.000, ponía su última rúbrica a la participación en la máxima competición nacional individual. Y lo hizo, curiosamente, con una medalla de plata (33:46.49) al ser batida por Teresa Recio (33:28.67); en tercer lugar quedó la lucense María Abel (35:09.38).

Interviniendo en la carrera de 10.000 metros en los Campeonatos de Europa de 1998 en Budapest

Si las medallas quedaron exclusivamente para la competición nacional, las buenas actuaciones de Julia se repitieron igualmente más allá de los límites del país en las grandes competiciones internacionales. Después de pasar inadvertida por los Campeonatos de Europa de Helsinki 1994 (quedó decimosegunda en su eliminatoria de 3.000 con 9:11.76), sí se hizo notar su presencia en la edición de 1998 en Budapest donde finalizó sexta en 10.000 metros, aunque no corrió de una forma eficaz. “Muchos veían en mí una medalla, pero no he podido entrenarme como hubiera querido”, manifestó en Atletismo Español.

Estaba convencida de que, aun estando en la mejor condición, le resultaría complicado imponerse a O´Sullivan, Ribeiro y Radcliffe.  “Cuando dieron el primer tirón fuerte estaba muy tranquila y las cogí poco a poco, sin ningún problema.  Al ponerme en cabeza traté de poner un ritmo fuerte, pero ya iba mal de fuerzas. Aguanté hasta el último kilómetro a rebufo, pero sabía que cuando dieran un cambio no podría seguirlas. Al quedarme sola me limité a mantener y acabé satisfecha para mi estado de forma. Mentalmente he llegado muy fresca, pero mi cuerpo no me ha permitido estar a tope”.

La campeona de Europa en Budapest fue la irlandesa Sonia O´Sullivan (31:29.33), con la portuguesa Fernanda Ribeiro en segundo lugar (31:32.42) y la rumana Lidia Simon en tercera posición (31:32.64); Julia, sexta, acabó en 31:46.47, precedida por la británica Paula Radcliffe (31:36.51).

Poco rendimiento obtuvo en sus participaciones mundiales en Tokio 1991 y Stuttgart 1993 corriendo 3.000 metros, pero se desquitó al tener cierta brillantez en Atenas 1997 y Sevilla 1999 interviniendo en 10.000 y 5.000 metros.

De su fructífera presencia en la capital ateniense, Atletismo Español expone lo siguiente: “Julia Vaquero, como en ella es costumbre, se dejó el alma en la pista”.  También apunta que “llegó a la capital griega alicaída, con la moral por los suelos y posiblemente no al cien por cien al arrastrar unos problemas en los abductores”. Esto le llevó a tener que dilatar al máximo su preparación pretendiendo así un mejor estado de forma. “Sin embargo, la dichosa lesión en los abductores impidió que los planes se cumplieran perfectamente y sólo el tesón, la lucha sin tregua y una gran dosis de sufrimiento hicieron posible la digna actuación de la extraordinaria fondista española. Gracias campeona”.

Julia quedó decimosegunda en la final con 32:36.91 (había sido novena en su eliminatoria con 32:12.25). La carrera la ganó la keniata Sally Barsosio con 31:32.92, segunda fue la portuguesa Fernanda Ribeiro, 31:39.15, y tercera la japonesa Masako Chiba, 31:41.93.

Cuando los Campeonatos del Mundo de 1999 llegaron al estadio sevillano de La Cartuja, las cosas no estaban nada claras para la atleta de A Guarda. Debido a una tendinitis había pasado un largo invierno con bastante inactividad. Por eso, una vez recuperada se vio carcomida por la duda de si sería capaz de aguantar los 10.000 metros. De ahí que tomara la decisión de intervenir en la carrera de 5.000.

En el estadio sevillano de La Cartuja, corriendo los 5.000 metros en los Campeonatos del Mundo de 1999 (Fotos: Atletismo Español)

Una competición de tanta envergadura y por encima en suelo español era algo que hacía incrementar en ella la responsabilidad. A decir verdad, Julia, en su trayectoria, siempre se sometió a sí misma a una preocupación desmesurada. “Acumulo mucha tensión durante los campeonatos”, llegó a decir. “Aunque duerma no descanso. Tengo un estado de alerta constante. Cuando salí a la pista fue muy emocionante. Hasta lloré. Había pancartas de ánimo y todo. Eso para mí fue muy bonito”.

Se ganó un puesto en la final al quedar quinta en la segunda eliminatoria con un registro de 15:24.86, venciendo en la misma la turca Kopytova con 15:17.90.

El día de la final vivió una situación extraña, como si fuera capaz de intuir lo que el destino le iba a deparar y que la llevaron a abandonar el atletismo. “Salí al estadio y le di dos miradas a toda la pista. Parecía que iba a ser la última vez que iba a estar en un sitio así”. Más que nerviosa estaba “como un flan”. “Afortunadamente, esta carrera salió totalmente diferente a la de Atlanta. Salió rápida que era como me convenía a mí”.

Finalizada la competición supo que su entrenador, que la animaba desde la grada, estaba convencido de que iba a pinchar debido al ritmo de carrera, por encima de las posibilidades que se le otorgaban teniendo en cuenta cómo habían transcurrido los entrenamientos. “Hay momentos en que no sé de dónde salen las fuerzas. Acabé y ni cansancio ni nada. Como me salió bien estaba eufórica”.

Julia terminó en una magnífica sexta posición (14:56.00), habiendo sido mejores la rumana Gabriela Szabo (14:41.82, récord de los campeonatos), la marroquí Zahara Ouaziz (14:43.15), la etíope Ayelech Worku (14:44.22), la alemana Irina Mikitenko (14:50.17) y la turca Yelena Kopytova (14:51.69).

Julia Vaquero fue una atleta sencillamente fantástica. Todavía tenía un recorrido cuando se marchó de manera abrupta del atletismo el año 2000. Entonces ya se había probado incluso en el medio maratón y lo había hecho consiguiendo la séptima posición en el Campeonato del Mundo de Zúrich el 27 de septiembre de 1998. Acabó aquella carrera en 1 hora 10 minutos 33 segundos (el título se lo adjudicó la keniata Tegla Loroupe en 1h08:29) y España, con ella, Luisa Larraga y Rocío Ríos, había quedado tercera. Y cuando retornó al atletismo en 2006, tenía muy presente el medio maratón tal vez como la prueba en la que seguir creciendo. Su palmarés, sin embargo, ya quedó inamovible.