El paraguas de don Gregorio

El 12 de febrero de 1956, José Manuel Rodríguez, «Palelas» ( Lugo, 1939), se estrenó como atleta en su ciudad, en un cross, en un día de nieve, después de haberle dicho con anterioridad a su vecino José Luis Torrado, al que solía ver correr, que le entusiasmaba el atletismo. Y éste lo citó en el parque Rosalía de Castro, donde iba a tener lugar el campeonato provincial.

En una única carrera para todas las categorías, José Manuel Rodríguez acabó quinto, pero también fue el primer juvenil. Solo los tres primeros clasificados recibieron un trofeo, aunque Gregorio Pérez Rivera, personaje fundamental en el desarrollo del atletismo en Lugo, se las ingenió para que el ganador juvenil se llevase igualmente un trofeo a casa. “Eso dice muchísimo en cuanto al interés que él tenía en que yo continuase haciendo atletismo”, recuerda José Manuel Rodríguez, al que se ha identificado siempre como Palelas. “Se acercó a mí y me dijo que me veía con muchísimas posibilidades. Dice, `mañana te espero en el patio del Frente de Juventudes´, que era donde ellos se entrenaban”. Y allí se presentó Palelas al día siguiente.

Hasta que se marchó a Madrid a hacer el servicio militar, Gregorio Pérez Rivera, al que llamaban Jefe, fue su entrenador. “Era un hombre muy apasionado por el atletismo. Un hombre con unos enormes conocimientos que, la verdad, no sé dónde los había adquirido porque entonces en España había muy poquito entrenador de atletismo”. Relata Palelas que poco después de aquel 1956 fue cuando la Federación Española trajo a Mova, entrenador italiano que creó la Escuela de Entrenadores. Cree que como Pérez Rivera era militar, posiblemente se pudo formar en la Academia de Toledo…»A don Gregorio le he visto entrenar a los martillistas, por ejemplo, a la luz de los faros de su 1.400 con su paraguas. Él cogía el paraguas como si fuese el martillo y así les enseñaba los giros».

De izq. a dcha. y de arriba abajo, Palelas, Barbeitos, José Luis González y Pita, los gallegos en el Portugal-España junior de Lisboa en 1959

De izq. a dcha. y de arriba abajo, Palelas, Barbeitos, José Luis González y Pita, los gallegos en el Portugal-España júnior de Lisboa en 1959

Cuando Palelas comienza a ser atleta, Lugo carecía de todo para poder sobresalir. “No había absolutamente nada. La gente se entrenaba en un rectángulo arenoso que había en el patio del Frente de Juventudes. Allí había hecho un foso de saltos. Los fondistas y mediofondistas íbamos a la muralla, que era el único sitio donde podíamos entrenar”. Incluso de noche, ése era el lugar para correr. “Lo conocíamos tan bien que ya no nos hacía falta iluminación. Yo allí tenía marcadas mis series de 100, 200, hasta 400 metros”.

Palelas fue uno de los cuatro gallegos (los otros eran Sergio Vázquez, Carlos Pérez y Rodríguez Santos) que acudió a una concentración llamada preolímpica que hubo en San Sebastián en 1957. Y acabó siendo de los elegidos para integrarse en la Residencia General Moscardó que se abría aquel año en Madrid para deportistas con futuro, por lo que recibió una carta de aceptación de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes; sin embargo, Palelas no acudió. “Recibí esa carta y mi padre contestó autorizando y yo pensé que después me dirían la fecha de incorporarme. Entonces yo espero, espero y espero y aún estoy esperando hoy”. Al año siguiente le comentó el caso en los Campeonatos de España a Tuduri. “Me dice: ´Pero Palelas, al recibir eso era para que cogieras  la maleta y te vinieses. Como no apareciste, tu plaza se le dio a otro´. Y ahí terminó todo. Sabe Dios lo que hubiese influido en mi vida, para bien o para mal, ese acontecimiento”.

Cinco veces fue internacional júnior. Pocos días después de arrebatarle a Jorge Doncel el récord gallego absoluto de 800 metros en A Coruña, con 1:57.4, en 1959, Palelas acudió a Lisboa con la selección al segundo enfrentamiento júnior entre Portugal y España. Su segundo puesto en 800 (la victoria fue para su compañero Reguero) le valió para rebajar considerablemente la plusmarca gallega, situándola en 1:56.1. España ganó aquel encuentro, en el que también estuvieron los gallegos Virgilio González Barbeitos, José Luis González  y Julio Pita, por 113 a 84.

La euforia se desató en septiembre de 1959 cuando la selección española júnior venció a Francia en Barcelona, 103 a 97. La revista Atletismo Español llevaba un subtítulo elocuente de aquel encuentro: “El mejor triunfo del atletismo español de todos los tiempos”. Esta vez Palelas, aunque acabó tercero en 800, se superó a sí mismo al recortar su marca gallega: 1:56, que ha sido para él la mejor de siempre. En los 1.500, no estuvo tan bien, pues acabó cuarto (4:04).

Vencedor juvenil en el gran premio San Froilán de Lugo en 1956

Vencedor juvenil en el Gran Premio San Froilán de Lugo en 1956

Ya en 1960, en otro duelo con los portugueses, el júnior Palelas respondió como venía siendo habitual en él al clasificarse segundo (1:56.5) por detrás de su compañero de equipo Elías Reguero (1:53.8). España pudo otra vez con Portugal de forma clara: 123 a 75.

En suelo francés, concretamente en Arlés, la selección gala no permitió esta vez sorpresa alguna y se llevó el encuentro con España: 129 a 70. Palelas intervino en 1.500, clasificándose tercero (4:12) por detrás de los anfitriones Lurot (4:02.8) y Pinatel (4:10.9). El otro representante español, Amigo, quedó descolgado con 4:28.8.

La última comparecencia internacional de Palelas como júnior se produjo en Brujas (Bélgica) en julio de 1960, en un triangular con Bélgica y Holanda. El equipo español salió victorioso con 143 puntos, mientras que los belgas obtenían 128 y los holandeses 103. Palelas fue sexto en 800 (1:57), en una carrera ganada por el holandés Smits (1:55.4) y con Reguero en tercer lugar (1.55.8).

Palelas, que llegó a correr los 400 metros en 50.6 y los 1.500 en 3:58.4, ambas marcas conseguidas en 1962, pasó por el servicio militar dejando constancia de su clase. En Madrid, en ese concreto período de tiempo, estuvo entrenado por Ballesteros y tenía como compañeros a Hurtado, Gómez Almazán, Candelas y Eloy Martín. Ganó el campeonato regional militar de cross y fue segundo en el de carácter nacional.

El recorrido de Palelas como atleta finalizó una vez que se casó, en septiembre de 1962, y se puso a trabajar en la cafetería que tenía su suegro. “Fue una pena. Hasta ahí había hecho un aprendizaje; a partir de ahí, de continuar, hubiesen salido las marcas verdaderamente importantes”. Pero como el atletismo significaba mucho en su vida, comenzó a continuación con una nueva faceta: la de dirigente. Estuvo al frente de la Federación Provincial de Lugo y fue vicepresidente de la Federación Gallega los 22 años que la dirigió Sergio Vázquez.