Una moto para ir al trabajo
Su único título nacional, el que sostiene un palmarés brillante, lo consiguió el 15 de junio de 1986 en Madrid. Esther Pedrosa (Santiago de Compostela, 1961) fue la mejor en aquel Campeonato de España de Gran Fondo, una carrera de 20 kilómetros que finalizó en 1h15:24. Ella dice que precisamente ese año “estuvo plagado de éxitos” porque le fue muy bien en el circuito Adidas que había con carreras de este kilometraje; “cada mes había una carrera y yo las iba ganando”. Con un premio económico suculento, “para mí era un estímulo muy importante”. Así pues, se presentó en Madrid en forma y ganó. Pero es que, además, Esther ha tenido una fructífera relación con esta competición (se instauró para las mujeres en 1982 y su última edición fue en 1991) ya que obtuvo también una medalla de plata y dos de bronce. En 1985, en Laredo, quedó tercera con 1h14:01, siendo la vencedora María Luisa Irízar, 1h12:44; volvería a ser tercera en 1989 en Coslada (Madrid) con un tiempo de 1h14:09 y victoria de Carmen Brunet, 1h11:08; y cerró este ciclo en 1991 en Aranjuez, donde se corrieron esta vez 15 kilómetros, terminando segunda en 52:05 mientras la ganadora, Carmen Brunet, hacía 50:53.
Era una chiquilla de unos catorce años cuando se le abrieron los ojos hacia el atletismo. Cuenta que, estudiando en el Instituto Rosalía de Castro, la profesora María Luisa Peralta la vio saltar una valla que estaba en el patio, “para mí era un elemento nuevo que nunca había visto”, y, al llamarle la atención su coordinación, le propuso acudir al estadio universitario de la Residencia para tomar contacto con el atletismo. A Esther, que vivía precisamente en esa zona, le gustó la idea, se acercó hasta allí, a los pocos días no lo hizo nada mal en un cross y ya no se movió de aquel apetecible lugar.
Si María Luisa Peralta la captó para el atletismo, su marido, el entrenador Mariano García-Verdugo, fue el que llevó toda su carrera, incluso cuando la atleta se situó en esa faceta de veterana, en la que tan bien le ha ido. Se confiesa Esther como poseedora de “un carácter especial”, interpretado esto desde la vertiente positiva, ya que, afirma, “congenio muy bien con todo el mundo” y así sucedió especialmente con García-Verdugo. “A mí me transmite una seguridad a la hora de competir, a la hora de entrenar. Yo creo en lo que me dice y, además, me lo explica y, al explicármelo, lo entiendo; entonces yo hago un entrenamiento entendiendo lo que estoy haciendo, no lo hago a ciegas. Y eso para mí es muy importante”. Sus elogios hacia él no tienen límite.
Esther ya estuvo en los Campeonatos de España de pista al aire libre de 1983, celebrados en San Sebastián, corriendo 1.500 y 3.000 metros sin que los resultados obtenidos hicieran ver lo que atesoraba de excelente corredora; fue la última en la primera serie de 1.500 (la terminó en 4:55.4) y quedó decimoquinta en la final de 3.000, ganada por Ana Isabel Alonso en 9:16.8, con un registro de 9:59.2. Pero la entonces atleta del CUA (Club Universitario de Santiago) todavía estaba en esa fase de crecimiento atlético, en ese momento de ir haciendo camino, acompañada, eso sí, de su tenaz entusiasmo, que éste siempre lo tuvo, por lo que llegó un día en que su rendimiento fue óptimo y obtuvo, como mejor recompensa en este torneo, tres medallas de plata en 10.000 metros y una de bronce en 5.000.
El 5 de abril de 1986, en el recinto coruñés de Riazor, se apoderaría de esa primera presea de plata de 10.000 al terminar la prueba en 35:18.1, detrás de Mercedes Calleja, 34:23.4, y por delante de Consuelo Alonso, 35:49.0. Al año siguiente repetiría posición en Barcelona con un registro de 35:12.90, habiendo quedado la defensora del título, Mercedes Calleja, en tercer lugar con 35:17.73, siendo la campeona María Luisa Irízar, 35:12.28. Y después tendrían que transcurrir ocho años, hasta 1995, para que Esther sumara su tercera medalla en 10.000, algo que sucedió un caluroso día de julio en Madrid cuando terminó la carrera en 35:16.19 y sin opción alguna de batir a Carmen Fuentes, 34:48.55.
Luchó por el título nacional de 5.000 en Barcelona el 1 de abril de 1989, en una carrera en la que la viguesa Estela Estévez se puso al mando de la misma cuando se habían superado los dos mil metros, aunque fue seguida por Dolores Rizo y Esther. Cuando faltaban dos vueltas para finalizar, Estela pudo desembarazarse de las rivales más pegajosas y se situó primera en meta con 15:59.83; segunda se clasificó Dolores Rizo, 16:10.19, y en tercer lugar lo hizo Esther, 16:11.02, habiéndose clasificado en la prueba veinticinco corredoras.
Esther Pedrosa no fue una atleta de una única distancia ni tampoco una mujer que se plegara en exclusiva a competir en un solo terreno. Dice que su entrenador “fue intentando limar segundos a las carreras y cuando veía que ya realmente en una distancia no podía arañar más manteniendo el mismo nivel, subíamos de distancia hasta que llegué al maratón”.
Participó en una docena de maratones (el primero lo corrió en Frankfurt ya en 1985, con un tiempo de 2h44:53) que, según ella, los hizo “midiéndome un poco” debido a una mala experiencia inicial en la que, agotada, no pudo llegar en esa ocasión a la meta. “Quizás por eso también mi registro siempre se resistía”, hasta que el 23 de noviembre de 1997, en San Sebastián, logró la que ha sido la mejor marca de su vida: 2 horas 37 minutos 09 segundos. De ese día tan señalado recuerda: “Cuando llegué a la meta estaba realmente destrozada. La alegría era tan grande que seguí corriendo como tres kilómetros más para encontrar a mi marido y decirle que había mejorado mi marca. Luego, ya una vez que lo encontré, me desplomé y ya no me pude levantar”. Esa marca de 2h37:09 le supuso ser la sexta del año en el ranking de 1998.
De su paso por el maratón hay que referirse inevitablemente al que se corrió el 8 de febrero de 1987 en Sevilla, en el que estaba insertado el Campeonato de España de la especialidad. En este maratón abierto a todo el mundo intervinieron más de 1.200 corredores, entre los cuales 44 eran mujeres. Esther se colgó la medalla de bronce en la lucha por el título español al concluir en 2h47:11, siendo precedida por María Luisa Irízar, 2h42:08, y Consuelo Alonso, 2h44:26. En Atletismo Español se escribió sobre estas tres mujeres: “…buena carrera de María Luisa Irízar, que confirmó sus grandes posibilidades en esta distancia, aunque, al igual que Consuelo Alonso, siempre en la brecha a sus treinta y ocho años, y Esther Pedrosa, acusaron al final el calor en ascenso y el haber salido, quizá animadas por los muchos hombres que intentaban seguirlas, un poco rápido”.
Aunque también sacaría provecho en dos Campeonatos de España de pista cubierta, los de 1989 y 1990 donde obtuvo dos medallas de plata en 3.000 metros (batida en la primera ocasión por Aurora Pérez, 9:29.28, quedándose ella en 9:30.58, y después por Begoña Herráez, 9:25.16, frente a sus 9:36.84), lo cierto es que Esther Pedrosa, que defendió la camiseta de España en ocho ocasiones, lo hizo en todo momento en carreras de larga distancia y en maratón. Su debut internacional se produjo el 2 de noviembre de 1985 en Gateshead (Inglaterra) donde se celebró el tercer Campeonato del Mundo de 15 kilómetros en ruta. Quedó la segunda de las españolas con un tiempo de 54:36 siendo la 55ª, y la mejor María Luisa Irízar con 53:52 (44ª); Julia García terminó en 55:58 (62ª) y Consuelo Alonso concluyó en 57:11 (67ª).

De izquierda a derecha, Carmen Brunet, Luisa Larraga, Esther Pedrosa, Julia Vaquero y Estela Estévez, componentes del potente New Balance
La compostelana volvería a estar en el Campeonato del Mundo de 15 kilómetros en ruta en 1986, 1987 y 1991, siendo el de este último año, el disputado en Nieuweglin (Holanda), donde alcanzó el mejor tiempo de cuantas intervenciones tuvo al concluir en 52:22, siendo la 50ª clasificada (solo una vez, en esta competición, quedó por debajo del puesto 50).
Tuvo, de internacional, tres apariciones en la Copa del Mundo de Maratón. Acudió a Seúl (Corea del Sur) el 12 de abril de 1987, competición en la que Mercedes Calleja batió el récord español dejándolo en 2h37:13, lo que le valió traspasar la meta en decimosexta posición en una jornada en la que “el viento llegó a soplar a una velocidad de 8 metros por segundo…, pero casi siempre en contra”, según Atletismo Español. María Luisa Irízar terminó en 2h42:49 (28ª), Consuelo Alonso en 2h46:52 (39ª), Esther Pedrosa en 2h:47.05 (40ª), y María Carmen Mingorance en 2h49:10 (44ª). Se elogió lo hecho por estas mujeres, escribiéndose lo que sigue: “Ninguna de ellas (ni siquiera las más inexpertas) falló en Seúl, algo que suele ser raro en competiciones de maratón por equipos, donde siempre alguna atleta sufre algún tipo de problemas. Todas estuvieron cerca de su nivel y además Esther Pedrosa bajó su marca personal hasta 2.47.05”. La santiaguesa repetiría en este torneo en 1989 en Milán (Italia) con un registro de 2h51:08 (41ª), y también en 1991 en Londres (Inglaterra), aunque esta vez abandonó la carrera.
La última aparición suya con los colores nacionales se produjo el 25 de abril de 1992 en Maia (Portugal), en el segundo Campeonato Ibérico de 10.000 metros. La portuguesa Fernanda Ribeiro fue el alma de la prueba al correrla en solitario y terminar en 32:22.70, pero para la representación española quedó la victoria por equipos (sumando los tiempos de las cuatro primeras atletas). Quien mejor lo hizo fue Carmen Fuentes, 33:17.31 (2ª), seguida de Rocío Ríos, 33:28.12 (3ª), Rosa Pérez, 34:09.64 (4ª) y Luisa Larraga, 34:17.13 (5ª); también actuaron Carmen Brunet, Ana Isabel Alonso y Esther Pedrosa, quien cerró el grupo con 34:41.10 (9ª).
Aquella muchachita que empezó a correr con satisfacción estando en el CUA pudo pertenecer, pasados los años, y debido sobre todo a su continua dedicación, a equipos configurados para ganar, como era el caso del Santiveri, el Blanco y Negro o el New Balance. Con esta última formación, de rutilantes estrellas, alcanzó tres títulos de campeona de España de cross por clubes los años 1993, 1994 y 1995. Al grupo pertenecían Julia Vaquero, Estela Estévez, Luisa Larraga, Carmen Fuentes, Carmen Brunet… “Para mí era el equipo campeón”, argumenta Esther. “Sí, era realmente fuerte, eran las mejores fondistas de España en ese momento, y eso también era un estímulo, claro”.
Conocida ya la mejor marca de su vida en el maratón, se hace conveniente reflejar también el techo que alcanzó en otras distancias: 4:27.6 en 1.500 metros (1987), 9:20.98 en 3.000 (1990), 16:11.02 en 5.000 (1989, siendo ese año la tercera del ranking, el lugar más elevado en el que se situó nunca en todas sus pruebas), 33:40,32 en 10.000 (1991) y 1h13:93 en medio maratón (1994).
El palmarés con que cuenta en Galicia no se queda atrás. Tiene mérito. Contabiliza siete títulos en cross, cuatro de 3.000 metros en pista cubierta y nueve al aire libre (tres de 3.000, uno de 5.000 y cinco de 10.000).
A Esther Pedrosa, no muy alta pero con brío y alegre siempre, se le vio participando en numerosas pruebas de carácter popular. “La última parte de mi vida deportiva”, dice, “la dedicaba casi a las carreras populares donde ganaba dinero. Pero eso quizás fue lo que me llevó a abandonar el atletismo porque gasta mucho psicológicamente. Cuando acudes a una carrera y quieres ganar, y quieres ganar seguido porque tienes que ganar el premio, no te da igual primero, segundo o tercero porque hay mucha diferencia económica. Entonces fin de semana tras fin de semana, eso es muy duro”. Quedó agotada y sin fuelle. “Dije que no quería volver a competir más”.
Incluso en una de estas competiciones populares llegó a conseguir una moto, un escúter, con la que se le vio a menudo por Santiago y no precisamente de paseo. “La usaba para ir a trabajar”. Comenta que el Ayuntamiento nunca “me dio un trabajo ni nada pero me facilitaba el poder ganar un dinerillo dando clases de mantenimiento; entonces iba de un pabellón a otro en la moto”.
Pero estuvo ocho años alejada del atletismo, aunque retornó a la actividad en 2009. Lo hizo para acompañar a su hija Raquel en los entrenamientos y de este modo aprovechó ella para marcarse objetivos. Lo primero que se propuso fue intervenir en la conocida Vig-Bay. “No era un objetivo de hacer marca. Era simplemente acabarla”. Y ya puesta, siguió corriendo hasta convertirse en una veterana acaparadora de premios. Rescatemos algunos: logró, en 2018, el récord de España de 3.000 metros en sala en la categoría 55 años dejándolo en 10:44.15; en 2017 consiguió la plusmarca nacional de medio maratón en Valencia en 1h25:51, y ese mismo año, en Granollers, ganó el título nacional de la distancia; en 2016, en Vila Real de San Antonio (Portugal), se proclamó campeona de Europa de 10 kilómetros en ruta con 41:01, e igualmente ese 2016, en Marín, fue la primera en el Campeonato de España de la milla en ruta… Y Esther Pedrosa no parece mostrar intención de detenerse.
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