Con una permanencia en la historia más bien corta, el Trofeo San Jorge comenzó a disputarse en el estadio coruñés de Riazor en 1957, siendo su ganador aquel año el Real Club Deportivo. El galardón que se pondría siempre en juego estaba donado por la Diputación de Barcelona a través del Lar Catalán de la ciudad herculina.
El domingo 27 de abril de 1958, en jornada matutina, contendieron el Real Madrid y la selección coruñesa. La formación gallega estaba integrada por contrastados atletas como el leonés de Mansillas de las Mulas Lorenzo Martínez (1927), que había sido cuatro veces campeón de España de lanzamiento de martillo entre 1949 y 1952; el coruñés de O Seixo (Mugardos) José Luis Torrado (1935), campeón de España de 400 metros en 1957; el discóbolo ferrolano Conrado Durántez (1935), quien ese mismo año 1958 batiría tres veces el récord gallego de las cinco ocasiones que lo consiguió; el lucense afincado en A Coruña desde los nueve años José María Guillén (1934-2016), con dos títulos nacionales de triple salto, uno de ellos alcanzado tres meses después de esta cita de abril en Riazor; el coruñés Luis Martínez Duro (1935), quien en 1961 sería internacional con España en Italia corriendo los 3.000 metros obstáculos; el velocista lucense de Láncara José Luis González (1938-1989), estudiante de Ciencias Químicas en Santiago de Compostela, que estaba empezando a mostrar las enormes condiciones que le llevarían a la cumbre…

Equipo de la selección coruñesa que se enfrentó al Real Madrid en Riazor el 27 de abril de 1958 (S.G.)
La confrontación entre el Real Madrid y la selección coruñesa se saldaría con el triunfo del cuadro madridista por 48 puntos a 41 tras haberse disputado nueve pruebas. El Real Madrid ganó cuatro: Hurtado los 1.500 (4:02.0) y los 3.000 metros (8:53.2), Miguel de la Quadra-Salcedo, plusmarquista nacional de disco, del que se dijo que era la primera vez que competía en A Coruña, llegó con el artefacto a 46,40 metros, y Peralta saltó en altura 1,70.
Las cinco victorias de la representación coruñesa recayeron en estos atletas: José Luis Torrado en 400 (51.0), reseñándose en La Voz de Galicia que “volvió a demostrar sus grandes facultades”, aunque diciéndose de él que corrió “muy bien los primeros tres hectómetros, pero al llegar a la recta final se descompone tal vez por falta de fondo y de entrenamiento riguroso”; José Luis González González, “pese a estar enfermo durante la semana, se impuso de una manera fácil a sus rivales” en 100 (11.2); Lorenzo Martínez en martillo (47,92); José María Guillén en triple (13,49), y el conjunto de relevos 4×400 (3:34.0), del que se apuntó que, excepto en la primera posta, las otras tres “tuvieron en completa tensión al público, merced a la extraordinaria carrera del coruñés Francisco Trigo, cadete todavía, que en un alarde de pundonor y facultades realizó lo que parecía imposible; y gracias a él, Torrado, pese al terreno perdido por Torres (…) pudo entrar vencedor en la meta”.
En seis ocasiones llegaron los atletas del Real Madrid en segundo lugar: Velayos, 52:6 en 400; Peralta, 11.4 en 100; Bernardino Lombao, 1,65 en altura; Miguel de la Quadra-Salcedo, 46,81 en martillo; Monche, 13,48 en triple; y el equipo de 4×400, 3:39.0.
Por parte coruñesa alcanzaron la según posición: Jenaro Graña, 4:12.5 en 1.500; Conrado Durántez, 40,62 en disco; y Luis Martínez, 9:07.0 en 3.000.
En la edición de 1959 el nombre de José Luis González se hizo notar en Riazor al ganar los 100 metros con un registro de 10 segundos 8 décimas, lo que, para La Voz de Galicia, “no es nada fácil y menos para atletas que todavía están empezando” como era su caso. No le inquietaron ni Béjar, 11.2, ni Caramés, 11.4. Y habrá que darle todavía más valor a lo hecho por José Luis si nos atenemos al estado de abandono que mostraban las pistas, a decir del periódico coruñés, presagiando que sería “muy difícil poder ver grandes cosas en la presente temporada, so pena que la calidad de los atletas sea extraordinaria”.
Por aquella época José Luis González manifestaba sus preferencias por los 100 metros en vez de los 200, y hacía ver que ya había corrido el hectómetro en 10 segundos 7 décimas “sin entrenar nada, solo compitiendo”. “Seguramente si no tuviera que estar pendiente de exámenes, ni de estudios y me respetaran las lesiones, creo que bajaría un poco de esta marca”. Y también, con respecto a la que podría ser su mejor cualidad, era muy claro: “No darme nunca por vencido”. Y desmenuzaba con seguridad tal afirmación: “Siempre pienso a la hora de salir que puedo ganar, aunque los contrarios sean mejores que yo. Eso quizá sea también el principal motivo de las lesiones, ya que corro muchas veces sin estar preparado, y cuando fuerzo el ritmo de carrera, ¡plaf!, músculo averiado”. José Luis González puso de relieve que lo fuerte suyo estaba en “la salida”. “Nunca en los 20 primeros metros me pasó nadie, después hay que hacer lo que se pueda”.
El atleta lucense fue el primer gallego en correr los 100 metros en menos de 11 segundos, hecho que se produjo precisamente el 26 de abril de 1959 en esta tercera edición del Trofeo San Jorge y perteneciendo al equipo Juventud de Santiago. En octubre de ese año 1959, también en Riazor correría los 100 metros en 10 segundos 7 décimas, que fue récord nacional júnior. Posteriormente, en septiembre de 1960, igualaría en Riazor la plusmarca nacional absoluta de 200 metros en poder de José Luis Albarrán en 21.8. José Luis González tomaría parte en los Juegos Iberoamericanos en Santiago de Chile (octubre de 1960), donde se alzó, en unión de Armando Roca, Melanio Asensio y José Luis Albarrán, con el récord de España de 4×100 metros en 42.1.
También en esta tercera edición del Trofeo San Jorge de 1959 se lució otro lucense, Manuel Rodríguez, Palelas, al que se presenta como “magnífica esperanza española del medio fondo”. Se impuso en los 1.000 metros (2:40) con “autoridad” a un Sergio Vázquez “más ducho y veterano” (2:41) y rebajando en una décima el récord provincial que estaba ya en su poder.
Vencedores en aquella ocasión lo fueron igualmente Luis Martínez, 5:56 en 2.000 metros; Rodríguez Santos en altura con 1,75; Fernando Bremón, 1:12.4 en 500 metros; Lorenzo Martínez, 48,14 en martillo; Conrado Durántez, 41,03 en disco; y el equipo del Juventud de Santiago en 4×100 con 45.6.
El triunfo colectivo se lo llevó el Club Atlético Coruñés, entidad que estaba presidida por Jorge Doncel, seguido del Juventud de Santiago y el San Fernando de Lugo.
Volvería a triunfar también el Club Atlético Coruñés en 1960 y 1961, año este último en el que los vencedores en Riazor fueron: Chas, 16.6 en 110 vallas; José Luis González, que reaparecía después de varios meses de inactividad, 10.9 en 100; Manuel Augusto Alonso, corriendo fuera de concurso, 4:03.6 en 1.500, con Luis Martínez en segundo lugar y puntuando para el trofeo con 4:07; Ángel Calle, 22.5 en 200; Pedro Arteaga, 49.6 en 400; Sergio Vázquez, 15:27.4 en 5.000; Adarraga, 40,18 en disco; Antonio Prunell, 6,59 en longitud, y el relevo 4×100 fue para los integrantes del Real Club Deportivo, 44.4, escribiéndose de su actuación que hasta el segundo relevo “todos los equipos marchaban con escasa diferencia, pero al tomarlo Calle va ganando terreno a ojos vista” y remató la faena de manera espléndida José Luis González. El Club Atlético Coruñés se impuso ese año 1961 al Equipo Militar, el Real Club Deportivo y Educación y Descanso.
En 1962, en la que era sexta edición, la victoria la obtuvo el Real Club Deportivo al sumar 48 puntos, mientras que el Real Club Celta solo alcanzaba 37. Se recalcó el hecho de que el conjunto coruñés fue el único que presentó un atleta titular en cada prueba, haciéndose notar en el conjunto vigués las ausencias de Rivas (400 metros) y Viñas (1.500). El atleta más destacado de la reunión fue el coruñés José Otero.
Y en 1963 se echaría ya el cerrojo al torneo.
Cuantos renovados recuerdos
Con el inolvidable Manuel Fraga….
Vuelvo a darle mis gracias sr.navazas