Dos días maravillosos en La Albericia
En el complejo santanderino de La Albericia se quedaron, más que sorprendidos, maravillados. David Gómez (O Rosal, Pontevedra, 1981), como si fuese un gladiador moderno, ofreció una actuación colosal en los Campeonatos de España de categoría júnior el año 2.000. En dos días de competición, 30 de septiembre y 1 de octubre, el gallego acaparó un sinfín de elogios al mostrarse casi invencible en el decatlón (ganó nueve de las diez pruebas); sus 7.649 puntos, trabajados con el virtuosismo del que hace filigranas, le valieron para superar la plusmarca nacional que poseía Álvaro Burrul.
Arrancó la primera jornada con unos estimulantes 11.02 en los 100 metros; en salto de longitud llegó a 7,21 reafirmándose en su solidez con otros impulsos generosos de 7,15 y 7,10; con el peso alcanzó 13,02 metros y cuando hubo de enfrentarse al salto de altura, en la sesión vespertina, se quedó paralizado en unos modestos 1,81, por lo que la victoria recayó en Sandro Malagrida (1,90); y cerró el día dando la vuelta a la pista en 48.58.
Después de correr los 110 metros vallas en 14.61, la prueba con la que se reabría la competición, llegó el turno del lanzamiento de disco donde David, pletórico, mandó el artefacto a 40,63 en su primer intento, “obteniendo una diferencia de más de doce metros sobre sus resignados perseguidores”, dice Atletismo Español. A quien se le distinguió como “titán” y la “máquina” no aflojaba lo más mínimo en su ímpetu victorioso como se comprobaría al instante en el salto con pértiga. Mientras el madrileño Ricardo Astudillo franqueaba a la primera 4,30, el joven de O Rosal acumulaba dos inquietantes nulos. “Pero es en estos momentos comprometidos”, indica Atletismo Español, “cuando se certifica la raza de un campeón y el señor Gómez lo es, así que, tras acabar con las esperanzas de su ilusionado rival, superó el listón en 4,40, mejor marca personal…”
Con la jabalina llegó hasta 57,22 y en los 1.500, en los que el madrileño Álvaro Contreras tiró de él hasta los últimos metros, obtuvo un tiempo de 4:30.24.
En el podio de ese genial decatlón de David Gómez estuvieron también Moisés Gilbert, 6.811 puntos, y Álvaro Contreras, 6.499.
Un año antes de la exhibición en La Albericia, David había logrado su primer título nacional júnior de decatlón en Elche, donde mejoró el récord de los campeonatos al sumar 7.295 puntos, quedando E. Gutiérrez y Sergio Caballero, segundo y tercero, muy distanciados con 6.155 y 5.928.
Y acto seguido acudió a los Campeonatos de Europa júnior 1999 en Riga (Letonia) donde alcanzaría una nada despreciable quinta posición, con 7.323 puntos, por haber conseguido estos registros: 11.15 (100 metros), 7,06 (longitud), 12,28 (peso), 1,95 (altura), 48.08 (400), 15.11 (110 vallas), 36,17 (disco), 4,00 (pértiga), 52,88 (jabalina) y 4:35.13 (1.500). Y Jorge González Amo, en Atletismo Español, viendo cada una de sus marcas, “con sus puntos débiles” en disco y especialmente en pértiga, afirma con total convicción que “nos encontramos ante un atleta excepcional”.
Cuando David tenía seis años se acercó al deporte y lo hizo jugando al balonmano ya que el fútbol, tan absorbente siempre, no le gustaba. Estando en el colegio Manuel Suárez Marquier, en O Rosal, su profesor de Educación Física, Félix Piñel, que tuvo buen ojo clínico, lo probó para que se fuera involucrando en las pruebas combinadas al observar que era el que más saltaba en longitud y en altura o el que más destacaba en las carreras de cross. Tiempo después llegaría la jugada definitiva: el entrenador Antonio Fernández, que lo dirigió prácticamente a lo largo de toda su carrera, no permitió que se le escapara tan ilusionante talento y lo convenció para dejar su particular terruño de O Rosal e instalar su residencia en Vigo para entrenarse. David Gómez cuajó en grandísimo atleta, dos veces olímpico, y siempre fiel a los mismos colores: los del Celta.
Contaba 16 años cuando se ubicó en Vigo. “Fue una gran suerte que mis padres pudieran permitirse esa apuesta y que no les gustara el deporte. Nunca se metieron en nada y creo que acertaron en eso”, comentó en la web Xornal de Vigo. En un primer momento no abandonó del todo el balonmano ya que se integraba en su equipo los fines de semana para hincharse a marcar goles. Pero su pasión -lo tuvo claro desde un principio- era el atletismo. “Porque sólo dependía de mí”, llegó a decir cuando establecía la comparación con el balonmano. “Me enfadaba mucho cuando sentía que mis compañeros se daban por vencidos y tú no podías hacer nada”.
Con unos antecedentes tan esperanzadores para el deporte, no debe extrañar que quedara campeón nacional cadete de octatlón en 1997 y cuando militaba en categoría juvenil tuvo que pensarse para él un futuro esplendoroso. Fue campeón de España juvenil en 1998 por partida doble: en marzo, en el torneo de pista cubierta en San Sebastián, logró en las seis pruebas estipuladas 4.125 puntos, mientras Julio Bustara se quedaba en 3.781; y en junio, en Monzón, en la pelea al aire libre, totalizó 5.360 puntos (Sendayo, segundo, sumó 4.589). David realizó, en esta competición de Monzón, estos registros: 11.42 (100 metros), 6,67 (longitud), 10,45 (peso), 1,95 (altura), 14.87 (110 vallas), 33,69 (disco), 3,90 (pértiga) y 50.18 (400).
Pero retornemos al año 2000, cuando se había mostrado como un auténtico jabato en La Albericia. Estaba David en su segunda temporada de júnior y todo para él resultó fantástico. Porque en Valencia, en el mes de marzo, se proclamó campeón nacional de la categoría en heptatlón con 5.202 puntos, subiendo también al podio Álvaro Contreras, 4.989, y Moisés Gilebert, 4.849. Aunque lo mejor, la verdad, lo acabó disfrutando bastantes meses después al conseguir en octubre, en Santiago de Chile, la medalla de plata en los VIII Campeonatos del Mundo júnior.
En esa cita mundialista, el atleta de O Rosal volvió a mostrar lo mejor de sí mismo por lo que Jorge González Amo lo encumbró como sucesor “de la extraordinaria generación de decatletas españoles, Peñalver, Burrul y Benet”. No muestra reparos en afirmar que “tiene el carácter y la clase de todos ellos y si las lesiones, el gran enemigo de los decatletas, le respetan seguro que le tendremos en poco tiempo entre los mejores del mundo”. Añade que una medalla de plata es importante en cualquier prueba pero David “en ningún momento se conformaba con ella. El atleta alemán que le ganó tuvo que batir el récord de los Campeonatos, lo mismo que David, para poder superarle”.
El triunfador de ese reñido decatlón fue Dennis Leykes, capaz de situarse en los 7.897 puntos, y del que Jorge González Amo escribió: “El mero hecho de vencer a David Gómez ya demuestra que tiene que ser un atleta extraordinario, pero si además indicamos que sólo es del año 82, pues mucho más”.
David contabilizó 7.772 puntos, con lo que superaba su propio récord español de la categoría, siendo la tercera plaza para el también alemán Andre Niklaus, 7.712.
En esos dos días gozosos de decatlón en Santiago de Chile, las marcas de las diez pruebas que acompañaron la merecida medalla de plata del hombre de O Rosal fueron: 11.03 (100 metros), 7,12 (longitud), 13,06 (peso), 1,92 (altura), 47.81 (400), 14.52 (110 vallas), 39,17 (disco), 4,30 (pértiga), 58,64 (jabalina) y 4:24.55 (1.500).
Cuando estaba ya situado en esa franja que engloba a los atletas sub-23, cayó de su lado el título nacional de decatlón de 2003 con 7.584 puntos, aventajando a Ignacio Merchán (7.062) y Pedro J. Sánchez (6.942); y con anterioridad, en 2001, había medido sus fuerzas en el torneo nacional en dos pruebas individuales saliendo recompensado en ambas: plata en longitud y bronce en 110 vallas.
Participó en los Campeonatos de Europa sub-23 de 2001 y 2003 y en las dos ocasiones obtuvo el mismo puesto, el sexto. En la ciudad holandesa de Ámsterdam, en 2001, sumó 7.649 puntos, que fue su mejor marca personal ese año; en Bydgoszcz (Polonia), en 2003, obtuvo 7.560, habiendo terminado la primera jornada en duodécimo lugar para recuperar posiciones el segundo día. Se da la circunstancia de que el triunfador en ambos torneos fue el alemán Andre Niklaus con 8.042 y 7.983 puntos, respectivamente, atleta al que había superado David en los Campeonatos del Mundo júnior de Santiago de Chile el año 2000.
Deja tu comentario