Bien recompensado

Al conseguir el título nacional de 1.500 metros al aire libre en 1999 (el único que obtuvo en su carrera), Andrés Díaz sintió que se quitaba un peso de encima. Hubiese sido descorazonador para él haberse ido del atletismo sin esa distinción. Y es que necesitaba ser campeón de España allí donde hay que serlo: en el lugar donde el sol observa la pelea.  Lo fue y en paz.  Porque en este ámbito, las más de las veces se quedó con la miel en los labios: conquistó otras seis medallas de plata y una de bronce. Pero si a esto le agregamos lo logrado en pista cubierta (tres medallas de oro y cuatro de plata) tendremos, como conclusión, que ha sido un atleta al que hay que considerar bien recompensado.

En 1992, en Valencia, se subió al podio por primera vez en unos Campeonatos de España al aire libre (se había presentado, sin recibir premio, a los de 1990 y 1991) al conseguir el bronce en 800 metros con 1:49.90, superado por  Luis Javier González, 1:49.40, y Tomás de Teresa, 1:49.80.

Andrés Díaz (122) en los Campeonatos de España de 1999 en Sevilla

Después vendrían cuatro años consecutivos en los que tuvo que conformarse con la plata igualmente en 800: en 1993 lo batió Luis Javier González con 1:51.59, y él terminó en 1:52.00; en 1994 fue Tomás de Teresa el que le amargó el día al concluir en 1:48.55, quedándose él en 1:49.06; en 1995 volvería Tomás de Teresa a mostrarse superior en una carrera en la que Andrés realizó “unos electrizantes” metros finales que “dotaron de gran intensidad el desenlace” , afirma Atletismo Español; De Teresa ganó con 1:49.65 y el coruñés hizo 1:49.74. Y este ciclo de cuatro platas continuadas concluyó en 1996, en Málaga, donde no pudo comparecer en la pista Roberto Parra, lesionado al bajarse de la furgoneta que lo trasladaba al estadio; Roberto Parra era el único atleta de los participantes que poseía la marca mínima para los Juegos de Atlanta. En disputa, por tanto, además del triunfo estaban dos plazas para concurrir a la cita olímpica.

“Quien mejor lo tenía”, a decir de Atletismo Español, “tanto para el título como para la plaza, era el gallego Andrés Manuel Díaz; lleva una buena temporada, en clara progresión y estando siempre en todas las batallas. Así le ocurrió en la final, era el favorito, pero la responsabilidad de tirar corrió a cargo de Tomás de Teresa, sabedor de que le quedan pocas oportunidades para ir a Atlanta. A la última curva llegó justo de fuerzas, momento que aprovechó Díaz para dar el mazazo definitivo y afrontar la recta final con garantía de éxito, pero ante la sorpresa general surgió desde atrás la figura de Alejandro Miguel (1:47.20 este año) que aprovechó una cierta relajación del gallego para imponerse en un emocionante sprint donde impuso su potente zancada”.  Andrés finalizó en 1:49.01 y el ganador en 1:48.97.

Ya estaba asumida por completo su condición de corredor de 1.500 cuando, en 1998, en San Sebastián, se encontró con el vertiginoso final de Reyes Estévez, ganador con 3:40.58, siendo segundo Andrés con 3:40.98, y tercero Isaac Viciosa con 3:41.23.

En 2001, teniendo ya en su palmarés un título de campeón de España que le permitía respirar hondo y sentirse seguro, afrontó en Valencia el último campeonato en el que obtuvo medalla. Fue en un 1.500 con Jesús España, Estévez, Redolat…  Un nivel considerable para una “esperadísima final” en la que venció “en una recta final apoteósica, con saludo al respetable incluido” José Antonio Redolat (3:39.05), seguido de Andrés (3:39.73) y Reyes Estévez (3:40.05).

También le fue muy bien al coruñés la lucha que mantuvo en la pista cubierta. Después de arrancar poderoso en 1992 con el primero de sus oros nacionales en 800, volvería a tenerlo en su poder en 1997 al imponerse con 1:49.91 a Tomás de Teresa, 1:51.37. Y cerró el cofre de sus máximos tesoros el año 2000, en San Sebastián, imponiéndose en la carrera de 3.000 metros que dominó a placer. Atletismo Español relata que Andrés Díaz “corrió siempre muy atento y arrancó a falta de cuatro vueltas” y se rinde a él afirmando que “su último 1.000 fue demoledor” y por ello “dejó fuera de combate a todos sus rivales”. Venció con 8:03.88, situándose segundo el santiagués Jesús de la Fuente, 8:05.02.

Y tuvo que conformarse con rozar el oro en cuatro ocasiones. Se quedó con la plata en 800 metros  en 1995 al ser batido por José Arconada, 1:52.74 (Andrés hizo 1:53.00), y quien lo superó en 1996 fue un espléndido Roberto Parra, que era el vigente campeón europeo júnior, al concluir en 1:49.36 mientras él lo hacía en  1:49.98.

El metal de 1998 lo conquistó corriendo 1.500, prueba en la que figuraba como líder europeo (3:35.77) cuando se presentó a mitad de febrero en Valencia.  Aunque antes del toque de campana Andrés realizó un cambio brusco para zanjar así con un ritmo demasiado cansino que le diera el triunfo, se vio sorprendido por el ídolo local José Antonio Redolat (3:44.85); Andrés concluyó en 3:44.94 y el tercero del podio, Juan Viña, fue prácticamente un convidado de piedra en el desenlace con sus 3:48.04.

El coruñés participando en los Campeonatos de Europa de 1998 en Budapest (Fotos Atletismo Español)

En el que acabaría siendo el inmejorable año de Andrés Díaz, el de 1999, repleto de espléndidas actuaciones, lo inició sin embargo el mes de febrero en Sevilla con una medalla de plata (la definitiva en el torneo nacional en sala) en 800 metros al terminarlos en 1:48.07, incapaz frente a un Roberto Parra superior, 1:47.53.

Si colocamos al coruñés en los escenarios internacionales, ese premio de la medalla que tanto anhelaba se le tiene escapado más de una vez aunque no siempre, claro: disfrutó de una plata en 800 en la Universiada de Fukuoka 1995 y de un bronce de mucha categoría en 1.500 en los Mundiales en sala de Maebashi 1999. Pero por dos veces, en Campeonatos de Europa de pista cubierta, lamentablemente se quedó con ese rictus de la decepción al verse cuarto en 1996 y 1998.

En Estocolmo 1996, tras ganar su semifinal de 800 (igual le sucedió a Roberto Parra), acordó con su compañero en poner un ritmo fuerte desde el principio en la final. Mientras Parra estaba soberbio y se imponía con claridad en 1:47.74, Andrés terminaba cuarto (inicialmente había sido descalificado) en 1:48.63 y viendo como el bronce se lo llevaba el polaco Kaldowski en 1:48.40, es decir, 23 centésimas menos.

Y en Valencia 1998, presentándose con la mejor marca europea de la temporada en 1.500, por lo que se le vaticinaba una medalla, venció en su semifinal pero fue batido por hombres más rápidos corriendo la final. “Fue una decepción”, sentencia Atletismo Español.  El oro lo conquistó el portugués Rui Silva, 3:44.57, y el coruñés, cuarto con 3:45.18, se quedó esta vez a 25 centésimas del tercero, el ruso Andrey Zadorozhniv, 3:44.93.

Después de haber vestido la camiseta de la selección española en 22 ocasiones y de haber defendido los colores del CUA (Club Universitario de Santiago), Atletismo Coruña, Nike Internacional, Marineda At., y Kelme Castellón, Andrés Díaz hizo su equipaje a finales del año 2003 y puso rumbo de manera definitiva a la ciudad donde había nacido; en A Coruña retomó sus estudios en el INEF y seguidamente encarriló su vida profesional ejerciendo de entrenador personal.