La historia del Comesaña Sporting Club se empezó a escribir en 1915. Es el club más antiguo de Galicia y se encuentra también entre los más longevos de España. Lo pusieron en pie unos cuantos hombres de la parroquia viguesa de San Andrés de Comesaña y allí se quedó de manera permanente. Nunca tuvo otra ubicación. La gente del lugar se identificó plenamente con el club, aunque no siempre mostrase el mismo entusiasmo. Joaquín Pérez (Vigo,1952), que le dedica sus desvelos a la entidad desde que era un joven atleta, se preocupó de acercarse lo más posible a las entrañas de la entidad (también perteneció once años al Celta) y fue muy receptivo a cuanto le contaba Belarmino Alonso Fernández, al que considera un personaje de trascendental valor. “Yo recuerdo los años sesenta”, comenta Joaquín, “que aún había mucha tradición en San Andrés; la parroquia se volcaba mucho con el club, con las pruebas que hacían allí; claro, los tiempos cambian”. Refiere que entonces se podía organizar una carrera “por el medio de la parroquia” y ahora es inviable debido a la carretera y el tráfico. Y eso, quiérase o no, provoca cierto enfriamiento.
Pero allí, en San Andrés, hubo un tiempo en que las fuerzas vivas (el maestro, el médico, el cura…) solían tener presente en sus conversaciones las andanzas y hazañas de los atletas del Comesaña, muchos de ellos nacidos en la parroquia, y se departía sobre la cuestión llevándola, cómo no, a la taberna, la peluquería (precisamente quien ostentó la presidencia del club una época poseía una) e incluso la iglesia, donde don Camilo, el cura, no se cortaba desde el púlpito ante los feligreses. “Era un entusiasta”, dice Joaquín. Lo recuerda en viejas fotografías de los años 40 colaborando con la organización en distintas pruebas y entregando trofeos. Y es que toda ayuda era poca. Por eso conviene no olvidarse tampoco del zapatero, que cuidaba de los atletas preparándoles sus zapatillas con clavos viejos.
En los años 20 del pasado siglo, los fondistas del Comesaña acrecentaron su popularidad al mostrarse prácticamente invencibles. Como entidad se impusieron seis años (1921, 1924, 1928, 1929, 1930 y 1931) en el Campeonato de Galicia de cross, pero tal vez pudieron haber logrado algunos triunfos más si la competición no se hubiese dejado de disputar en cinco ocasiones entre 1921 y 1931. Al ser tan clamorosa la superioridad de estos atletas, el reconocido periodista vigués Manuel de Castro, Handicap, que presidió la Federación Gallega de Atletismo en 1927-1928, los bautizó como “los finlandeses de Comesaña” por ser entonces estos atletas nórdicos los que ejercían su dominio en el concierto internacional.
Entre los componentes del Comesaña que andaban corriendo allá por los años 20, emerge el nombre de Cándido Fernández, campeón gallego individual de cross en 1929, 1930 y 1931 (en 1928 lo fue Álvaro Fernández), a quien el propio club considera “el gran abanderado de los “finlandeses” y la primera figura de la historia del atletismo gallego”. Y cuando Cándido obtuvo sus tres títulos de Galicia también quedó campeón el equipo (el doblete se produjo igualmente en 1928), del que formaban parte Guillermo Moreira, Manuel Amigo, Eusebio Freiría y Benito Fernández.
Pero Cándido Fernández no solo mostraba autoridad en el cross sino que, por su clase, también hizo visible una jerarquía admirable sobre la pista. Conquistó 15 títulos gallegos: dos en 400 metros, tres en 800, seis en 1.500 y cuatro en 5.000; en definitiva, cuatro pruebas de las que fue plusmarquista de Galicia. En su club sostienen que “le faltó refrendar esas condiciones” con la consecución de algún título nacional, pero su época no fue la más propicia para poder enfrentarse “con los mejores de España” debido a la carencia que existía de todo tipo. Al dejar de correr, y tal como había hecho con anterioridad su compañero Álvaro Fernández, presidió el club, contando entre sus directivos con el añorado Belarmino Alonso.
Cándido Fernández relató en enero de 1951, en el boletín Atleta, que había comenzado a correr cuando tenía 17 años y que a él el atletismo le había reportado “una salud completa, muchos trofeos y grandes alegrías. De dinero ni hablar”. Y dijo también, como sentencia, que el atletismo “es el deporte que encaja en toda la juventud y debe propugnarse con entusiasmo”.
El de Luis Ramilo, durante los años 40, es otro de los nombres que dio lustre al equipo de San Andrés de Comesaña. Quedó campeón gallego de cross en 1945 y 1948, un tiempo en el que volvió a resurgir el conjunto, de tal modo que fue el mejor de Galicia en campo a través (1948 y 1949), viéndose Luis Ramilo acompañado por entusiastas y eficaces corredores como Luis Figueirido, José Mouriño, Carlos Fernández Chapela, Cecilio Benavides, Luciano García y unos pontearenos de postín como José Teixeira y Enrique Freitas.
Si Cándido Fernández había brillado indistintamente en cross y pista, otro tanto le ocurrió a Luis Ramilo, consiguiendo cuatro títulos gallegos (dos de 1.500 y uno en 5.000 y en 10.000) en 1945 y 1946, integrando además equipos de relevos 4×800 y 4×1.500 que alcanzaron la plusmarca gallega absoluta en cuatro oportunidades.
En ese prodigioso trabajo de construcción de un club centenario se han empeñado muchas almas generosas. La vanguardia la ocupan los atletas, fundamentales siempre, de ahí que su huella se muestre prácticamente imborrable. No están todos, pero si algunos: Guillermo Moreira, el primer gallego en ser campeón nacional en 1921 corriendo 400 metros; Ramón García Comesaña, medallista nacional júnior lanzando martillo; la fantástica María José Fernández Vázquez, quien hizo historia con la jabalina y pertenecía al club cuando batió por primera vez el récord de España; Elena Belén Pérez Alonso, mundialista júnior en cross; la incombustible campeona en fondo Marta Fernández, varias veces internacional júnior y promesa; Estela Estévez, de lo mejor que tuvo España en fondo y olímpica en Barcelona, se abrió también camino en el club de San Andrés; Ángeles Mandado, que llegó a ganar el título nacional de 400 (estaba entonces en el Celta); Carmela Cardama, fondista internacional con un inmenso talento; María Jesús Sanguos, perseverante como pocas y teniendo, como veterana, triunfos en España, en Europa y allá donde se lo proponga…
Pero el Comesaña Sporting Club, que todo hay que decirlo, le tiene un sitio preferente, justificadamente reservado, a Soledad Castro, quien durante años fue la única atleta sénior de la entidad. Joaquín Pérez considera que es “un ejemplo a seguir”. Su total entrega al club la han situado al nivel que se le otorga a Cándido Fernández o Luis Ramilo. Suele remarcarse que, siendo todavía una atleta con posibilidades de progresar, rechazaba ofertas de otros clubes que acudían a ella, dinero en mano, únicamente por el hecho de seguir vinculada a la sociedad de San Andrés de Comesaña. Y esta se lo recompensa con afecto.
Desde 1978, el club se preocupa y se esmera, a veces no sin dificultades, en organizar una competición de cross que recuerda la figura de Belarmino Alonso Fernández, todo un atractivo personaje para Joaquín Pérez, quien no se anda con rodeos al referirse a él con un rotundo “a mí me impactó”. Y apunta este rasgo: “Era un hombre sencillísimo”. Belarmino Alonso no llegó a practicar atletismo, ni fue presidente del club, aunque sí directivo, pero un directivo “que estaba en el día a día, que trabajaba, el que nos transmitía un poco lo que era el Comesaña a los interesados mínimamente por ello. Era el que ponía dinero de su bolsillo, me consta”. En definitiva, la antítesis del directivo al que posiblemente solo le gusta aparentar. “Cuando se murió el club propuso hacerle un homenaje, creo que más que merecido”. Y ahí está el Memorial Belarmino Alonso de cross sumando etapas sin desfallecer.
Aunque el Comesaña nunca tuvo a Belarmino Alonso Fernández en la presidencia, sí llegó a ella un hijo suyo, Belarmino Alonso igual que él, y Carlos, otro hijo, fue directivo, por lo que esta circunstancia provoca cierta admiración en Joaquín Pérez. “Esta familia”, dice, “lleva el atletismo en la sangre”.
Siendo como es un club dedicado desde siempre a la entrega generosa por un atletismo cada vez mejor, en los vericuetos de su historia se puede encontrar, allá por los años 20, no mucho tiempo después de haberse puesto la primera piedra de la entidad, que el Comesaña dispuso de una sección de fútbol, nada extraño por otra parte puesto que el balompié está enraizado hasta el tuétano en la vida de los españoles. El fútbol en el Comesaña Sporting Club duró una veintena de años, desde 1921 hasta 1941. Y, aunque no hay certeza de ello, también se dibuja en el tiempo transcurrido que en la entidad se pudo haber practicado ciclismo y boxeo. Así lo relata Joaquín Pérez después de habérselo dicho a él Álvaro Fernández Fernández, quien a su vez se lo oyó contar a su abuelo Álvaro Fernández, aquel destacado atleta de los años 20.
Tanta ilusión, tanto ardor por llevar el club hacia adelante provocó, en 1950, que se paralizase la actividad por un largo período al producirse, en una asamblea muy conflictiva, desavenencias por parte de unos y otros, lo que provocó la dimisión de la junta directiva. Durante un largo año, entre 1950 y 1951, no se vieron por las praderas camisetas con los colores del Comesaña. Pero en octubre de 1951, la prensa viguesa se hacía eco de haberse asentado ya la normalidad en la entidad de San Andrés con el retorno de sus atletas.
En Faro de Vigo, el 4 de octubre de 1951, se escribió: “La noticia de que el Comesaña vuelve a la palestra nos ha llenado de alegría; no es para menos”. Se trata del “famoso equipo que tantas horas de gloria dio al atletismo vigués”, pero que “al verse desprovisto de sus más relevantes figuras, había desaparecido”. En aquellas esperanzadoras líneas también había su dosis de amargura al dar por hecho que no retornarían nunca más a la competición, pero seguidamente explicaba el autor que un directivo le había contado que “estábamos tomando aliento, nuevos bríos”; en una palabra, esperaban que creciesen “los “finlandeses” pequeños, esa generación que lleva la savia de sus antecesores”.
Cuando se alcanzó el año 1965, la entidad cumplía 50 años y con tal motivo celebró, como preámbulo de sus bodas de oro, un torneo social al que concurrieron también “célticos y trebolistas”, según El Pueblo Gallego. Y llegado el mes de octubre, el día 3, se llevó a cabo el considerado “primer acto oficial” con una competición femenina provincial en Balaídos, aunque “el frío, viento y pésimas condiciones de la pista, constituyeron obstáculos realmente fuertes…”
Se impuso la Sociedad Atlética de Vigo, seguida del San Miguel de Marín y el Comesaña Sporting Club, siendo ganadoras estas atletas: Consuelo Izquierdo (Atlética), 14.4 en 80 metros vallas; Rosa Camba (Atlética), 4,10 en longitud; Mary Fernández (Comesaña), 34,04 en jabalina; Flor Guzmán (San Miguel), 13.5 en 100; Chus del Río (Atlética), 1:07.9 en 400; Loly García (Celta), 29.3 en 200; Teresa Villanueva (San Miguel), 8,02 en peso; Rosa Álvarez (Celta), 1,25 en altura; Rosa Costas (Atlética), 26,94 en disco; Celestina Gómez (Atlética), 2:35. en 800; y Sociedad Atlética, 57.8 en 4×100.
Lo que se consideró el acto principal del cincuentenario se celebró el 9 de enero de 1966, con una competición de cross a la que concurrieron además de gallegos, atletas de Asturias, Madrid, Guipúzcoa y Palencia. Estaba en juego, para la carrera reina, el Trofeo Bodas de Oro del Comesaña S.C. donado por Alfredo Fernández, uno de los socios fundadores del club y también atleta.
Dick Thompson, en El Pueblo Gallego, quiso saber si Alfredo Fernández había sido “uno de los primeros animadores del Comesaña” y la respuesta recibida fue afirmativa, añadiendo que se había iniciado “como fundador en el año 1915, cuando sólo contaba quince años”. Y le matizó que primero había sido atleta y posteriormente “directivo, ocupando la vicepresidencia, siempre con un entusiasmo excepcional”.
De sus compañeros atletas se acordó de “los inolvidables” José Costas Abalde, Eusebio Freiría, Antonio Figueirido y Benito Fernández, resaltando que, en su época, todos los atletas eran comesañenses. “Teníamos el orgullo de que así fuera. Y por eso nos “rompíamos el pecho” para llevar victorias a nuestra querida aldea”.
Según Alfredo Fernández, el rival “más directo” al que se enfrentaban era el Español. “Pero debo aclarar que la rivalidad existía solamente durante la competición; después de ella, atletas y directivos seguíamos siendo entrañables amigos”. Indicó que había dejado la práctica del atletismo en 1928 y que lo había hecho “con la natural tristeza, porque para mí el correr siempre fue el mayor deleite. Pero los años y los deberes profesionales vencieron esta mi gran ilusión. Me quedó el consuelo de que mis hermanos, Pepe y Álvaro, seguían en la brecha, el primero como directivo y el segundo como atleta”.
Siendo como era Alfredo Fernández una de las personas que viviera el club desde el primer momento, Dick Thompson se interesó por conocer, de primera mano, el concepto que había del atletismo entonces en San Andrés. Alfredo Fernández dijo: “En principio, como cosa nueva, se veía con la natural reserva, pero al producirse las primeras victorias de los nuestros, toda la aldea se volcó en su favor, al extremo de ser hoy el deporte predilecto”.
Fueron cinco las carreras de cross disputadas el domingo 9 de enero de 1966 en la zona de Balaídos, para conmemorar el cincuentenario del Comesaña. Hubo más de medio centenar de competidores en la prueba “grande”, la júnior-sénior, centrándose la lucha entre el céltico Javier Álvarez Salgado y Guerrero, del equipo coruñés de la VIII Región. Todo quedó resuelto cuando quiso Salgado, de tal manera que, según El Pueblo Gallego, “en el tercer pase por la pista de Balaídos, iba en solitario, con una distancia de cerca de 200 metros ganada al herculino”.
Los tres primeros clasificados fueron: Javier Álvarez Salgado (Celta), Guerrero Rodríguez (Equipo VIII Región Militar) y Enrique Graña (Atlético Coruñés). Por equipos venció el Celta, seguido del Equipo de la VIII Región Militar y Renfe de Madrid. Y por federaciones se impuso la de A Coruña, y a continuación Pontevedra, Asturias, Madrid y Palencia.
Los ganadores de las otras pruebas fueron: Vicente José Pérez Castiñeiras (principiantes), Ramón Sánchez Ferreira (infantiles), Rafa García (juveniles), y la ferrolana Teresa Torres, entre las mujeres, batió a Loly García y Elia Amieiro.
Alfredo Fernández, que había venido exprofeso desde Madrid, entregó el trofeo que había donado a Manuel Fraga Ferrant, presidente de la Federación Coruñesa de Atletismo.
Cincuenta años más tarde, en 2015, el Comesaña Sporting Club se dispuso a conmemorar sus cien años de existencia, sin duda todo un acontecimiento. El 14 de noviembre recibió en Madrid la Placa de Bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo, “la más alta distinción que se otorga al deporte en España”, como bien señala la propia entidad viguesa, recogida por el presidente del club, Belarmino Alonso, en un entrañable acto celebrado en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Belarmino Alonso estuvo acompañado por Sandra Mosquera Losada y María Soledad Castro Soliño, “dos atletas verdaderos símbolos del club”, y por Jesús Sánchez Bastos, antiguo atleta y directivo de la sociedad.
Con una inscripción superior a los 300 atletas, algunos de Portugal, se celebró el 14 de junio el Trofeo Centenario Comesaña Sporting Club en las pistas de Balaídos, en el que se dieron estos triunfadores: Sergio Rodríguez (Cimans Coruña), 11.08 en 100; José Márquez (Universidad Santiago), 50.62 en 400; Pedro Osorio (Ría Ferrol), 1:17.18 en 600; Adrián Lago (Comesaña), 1:55.29 en 800; Pedro Vázquez (Viguesa de Atletismo), 3:07.80 en 1.000 m. alevín; David Ngwudile (San Miguel de Oia), 3:04.94 en 1.000 m. infantil; Vicente Suárez (Comesaña), 15:44.65 en 5.000; Alesandre Solla (S. Gimnástica), 6,07 en longitud; Erik Calvo (Celta), 36,39 en jabalina (800 g.); y Daniel Chamosa (Comesaña), 21:39.92 en 5.000 m. marcha.
En categoría femenina vencieron: Laura Román (Ardillas-Escorial), 13.16 en 100; Eugenia Gil (Marineda), 57.22 en 400; Lucía Sicre (Ría Ferrol), 1:41.82 en 600 m. cadete; Ángela González (Comesaña), 2:12.94 en 800; Carolina Santos (S. Gimnástica), 3:25.32 en 1.000 m. alevín; Antía Pazos (Comesaña), 3:22.84 en 1.000 m. infantil; Carmela Cardama (Comesaña), 9:31.6 en 3.000; Suelia Gomes (Portugal), 10:19.0 en 3.000 m. cadete; Iría Forján (Atlética Barbanza), 5,75 en longitud; Vanesa Varela (C.A. Santiago), 4,44 en peso (4k.); y Antía Chamosa (Comesaña), 24:22.17 en 5.000 m. marcha.
El punto final a la celebración del centenario se puso el 29 de noviembre, con la prueba habitual de cross de la sociedad: el Memorial Belarmino Alonso que llegaba ese día a su trigésimo séptima edición. Doce carreras de distintas categorías para encumbrar como vencedores en promesa-sénior, hombres y mujeres, a Hassan Lekhili y Paula Mayobre.
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