Un récord en la caja fuerte

Durante más de treinta años nadie le arrebató la plusmarca gallega de triple. El 2 de octubre de 1974, en las pistas universitarias de Santiago, Francisco Castrillo (Vigo, 1952) realizó el que habría de ser el mejor salto de su vida: 16 metros y 5 centímetros, un prodigioso brinco que aquel mismo año le situaría por primera y única vez al frente del ranking nacional, con un centímetro más que el salto que aportaba Alberto Santamaría.

Pertenecía entonces al Club Universitario de Santiago (CUA) y estudiaba Medicina, carrera que ejerció en su ciudad natal. Este récord tan duradero pasaría a manos de José Alfonso Palomanes (Ourense, 1989) al saltar 16 metros y 6 centímetros en mayo de 2013. Y se da el caso, además, de que ambos atletas protagonizaron idéntica historia pero rivalizando en la pista cubierta, donde Castrillo situó la plusmarca de Galicia en 15,56 en 1975 y Palomanes la superó en 2009 con 15,60.

Francisco Castrillo compitiendo en Vigo (Alfonso Posada)

En el colegio de los Jesuitas, en Vigo, coincidieron Alfonso Ortega y Francisco Castrillo, el primero como profesor de Educación Física y el segundo de alumno. Hay que comprender a un Alfonso Ortega, uno de los grandes entrenadores de atletismo, volcándose con los chavales para hacerles ver la importancia del deporte que siempre amó, de ahí que pudiese observar por sí mismo tanto la rapidez como la potencia en el salto que ya mostraba Francisco. Tenía Ortega allí, en aquellas instalaciones colegiales, un adecuado banco de pruebas para comprobar las posibilidades de quienes tenía a su cargo, de tal manera que se acabó llevando para el Real Club Celta a nuestro hombre, por supuesto, así como a García Boente, Cerqueiro o Rafa García.

Cuenta Castrillo que, en los Jesuitas, empezó saltando longitud, aunque recuerda que en unos campeonatos escolares ya se plantó en unos prometedores 12 metros y 77 centímetros en triple; pero en realidad a él lo que más le gustaba era correr los 80 metros y si no se quedó porfiando permanentemente en aquella distancia con otros compañeros fue, dice, “porque había mucha gente”.

En aquel escolar había aptitudes de primoroso saltador. No tardó demasiado tiempo en ser uno de los becados de la Residencia Blume, en Madrid. Entró en ella con dieciséis años, en el curso 68-69. Allí, donde afirma habérselo pasado francamente bien, estuvo cuatro años y se encontró con otro técnico de prestigio: Carlos Álvarez del Villar.

Siendo juvenil, no dejó pasar la ocasión de demostrar sus magníficas condiciones. En las pistas donostiarras de Anoeta, en agosto de 1969, fue el mejor de los Campeonatos de España de la categoría tanto en longitud como en triple. En Atletismo Español lo sitúan entre los más destacados (los otros fueron Sarrasqueta, Ortega y Melo) dedicándole estas líneas: “Se esperaba mucho del gallego Castrillo, flamante recordman nacional juvenil de triple salto, pero debido a que no está en su mejor momento de forma y al mal estado del pasillo de saltos, sus registros quedaron lejos de los que le son habituales: 6,48 metros en longitud y 13,87 m. en triple. De todas formas no tuvo demasiadas dificultades para lograr el bicampeonato”.

En 1970 acudió a las pistas santanderinas de la Albericia para pelear por el título nacional júnior y obtuvo el de triple al saltar 15,19, mientras Santamaría se quedaba en 14,60; no le sucedió lo mismo a Francisco en longitud donde solo pudo ser tercero porque lo máximo que saltó fue 6,98 y el triunfador, Pérez Crespo, estuvo muy por delante con 7,36.

En el momento en el que compitió como sénior, nunca fue campeón de España al aire libre aunque sí lo fue en pista cubierta en 1975, siendo precisamente en la pista cubierta donde más satisfacción tuvo si es que la satisfacción la da el número de medallas obtenidas, en este caso tres.

Al aire libre, la plata que alcanzó en triple salto se remonta a 1970, cuando todavía era júnior. Los Campeonatos de España aquel año se llevaron a cabo en Madrid, en el recinto de Vallehermoso, y en ese concurso quien se mostró con una mayor suficiencia fue Luis Felipe Areta al conseguir un salto de 15 metros y 95 centímetros; Francisco, por su parte, quedó subcampeón con 15,49, un centímetro más que su paisano Juanjo Azpeitia.

Lo mejor que hizo compitiendo en la pista cubierta lo vivió en 1975 cuando obtuvo el título nacional. Atletismo Español resalta, con respecto al triple, que Alberto Santamaría estaba “fuera de forma y demasiado ensimismado” y, aunque Castrillo “le ganó bien”, considera que logró la victoria “sin hacer nada del otro mundo (15,48)”, por lo que se llevó “un campeonato sin siquiera esperarlo”.

Sus otras dos medallas en sala, una plata y un bronce, pasarían a su poder en 1972 al ser superado por Jesús Bartolomé (15,36) quedándose él en 15,00; y en 1970, al saltar 14,95 y verse así distanciado todo un mundo de Areta (15,81) y de Bartolomé (15,72).

La primera oportunidad que tuvo de ser internacional (participó ocho veces con la selección absoluta) ocurrió en mayo de 1970, en Madrid, teniendo enfrente a Italia, conjunto que venció rotundamente: 125 a 86. El vigués lo hizo francamente bien en triple al ser tercero con 15,52, idéntica marca que la de Piero Aquino, siendo la primera posición para Areta, 15,86, y la última para Norberto Capiferi, 15,13. Y esto se escribió del gallego: “Castrillo es un saltador de triple que anda metido en la categoría junior y al que le quedan muchas marcas que batir y muchos progresos que hacer. Castrillo, en su debut, hizo un gran papel: fue tercero y batió el récord de su categoría”.

De las ocho veces que fue internacional, en cinco de ellas compitió al aire libre y en tres lo hizo en pista cubierta, siendo la última precisamente en sala cuando se enfrentó a Gran Bretaña en Madrid el 25 de febrero de 1975. La selección española perdió 51-70 y Castrillo, en triple, fue el tercero (15,38) teniendo por delante a su compañero Santamaría (15,58) y al inglés Johnson (16,02). Atletismo Español dice: “El británico Johnson mejoró la marca de su país, bajo techo, con 16,02. Su técnica es discreta, pero su tercer salto es “volandero”. Gracias a él se impuso siempre. Santamaría empezó bien para ir disminuyéndose poco a poco. Castrillo mejoró su actuación de Dortmund, pero aún le falta mucho para poder confirmar lo que apuntó, siendo junior, en esta especialidad. El segundo inglés, Edwards, corriente”.

¿Qué había sucedido en Dortmund?  Allí, el día 8, se habían enfrentado la República Federal Alemana y España, y Castrillo intervino en los dos saltos horizontales quedando último en ambos: 6,91 en longitud y 14,61 en triple.

En ese libro de los logros que podría mostrar figuran diez títulos gallegos al aire libre: tres de longitud y siete de triple, en un período que transcurre desde 1969 a 1980; siete de estos títulos los obtuvo perteneciendo al Real Club Celta y tres estando en el CUA.